El tweet de Dios sobre el día de la ira

Cuando llegan los malos momentos se precisa un firme asidero al cual agarrarse, lo suficientemente fuerte para que no ceda y acabe siendo removido, llevándose también a quien se ha aferrado a él. Los días malos que estamos viviendo están sirviendo para poner en evidencia los falsos asideros en los que muchos confiaban, que parecían perfectos mientras la prosperidad reinaba, pero que han demostrado su nulidad cuando ha llegado la prueba. Las garantías que ofrecían no eran sino vacías promesas y huecos espejismos, incapaces de soportar el ímpetu arrollador del huracán que todo se lo lleva por delante. Y es que la virtud de la que es portadora la prueba consiste en su capacidad para dirimir eficazmente entre lo aparente y lo real, entre lo que es mera ilusión y lo que es verdadera consistencia.

Y no parece que la tormenta vaya a amainar pronto, dado que las causas que la han originado permanecen intactas y la general ceguera sigue siendo la misma que había, antes de que la tormenta hiciera acto de presencia. De hecho, lo esperable es que la tempestad vaya a más, aunque pueda haber reflujos momentáneos de sosiego, porque la maldad y provocación imperantes han alcanzado niveles insoportables, que no hacen sino aumentar la intensidad del vendaval.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte.’ (Proverbios 11:4). En este texto aparece la expresión ‘día de la ira’, que es única en todo Proverbios, aunque es recurrente en los profetas. La lengua hebrea tiene muchos vocablos para denotar esa pasión que es la ira, razón por la que en nuestras Biblias hay una variedad de palabras que la expresan, como furor, enojo, furia, indignación, cólera, ardor, etc. Se trata de una pasión muy humana, que normalmente suele estar mezclada con el desenfreno y la sinrazón, motivo por el que se convierte en una ofuscada locura. Pero la ira también es una cualidad que Dios tiene, si bien la diferencia con la humana radica en que es el resultado de su justo juicio, tras un largo periodo de paciencia soportando el desafío.

Concretamente la expresión literal ‘día de la ira’, con las mismas palabras en el original, empleada en este tweet de Dios, aparece en Sofonías 1:15. La fuerza con la que el profeta describe el terrible carácter de ese día se advierte en el uso de poderosas imágenes descriptivas, a cual más pavorosa, que acompañan al término ‘día’. Así lo evoca Sofonías: ‘Día de ira aquel día, día de congoja y de angustia, día de destrucción y desolación, día de tinieblas y lobreguez, día nublado y de densa oscuridad, día de trompeta y grito de guerra.’

Esta verdad de la ira de Dios ha sido negada, ridiculizada y denigrada, tanto por los que niegan a Dios totalmente, como por los que lo reducen para que encaje con su gusto e imaginación. Sin embargo, cuando llegan los tiempos malos, resulta evidente, para el que quiera ver, que la ira de Dios no es una ficción intimidatoria eclesiástica, sino una realidad ante la cual solo cabe una sensata reacción. Los que aun en medio de la ira de Dios se burlan, se parecen a aquel condenado a muerte que en el cadalso, pensando que la plataforma era un escenario para una representación y él el protagonista de la misma, saludaba efusivamente a la multitud arremolinada para contemplar su ejecución.

[destacate]La justicia es una entidad moral invulnerable a la ruina, incluso a la peor de todas, la muerte.[/destacate]Este tweet de Dios afirma que las riquezas no sirven para nada, ante la perspectiva del día de la ira. Las riquezas pueden servir para muchas cosas, en tanto todo está dentro de unos cauces y bajo un determinado marco, pero ante la emergencia suscitada por la envergadura de tal día, resultan totalmente superfluas. Parece que las riquezas son el refugio perfecto, hasta que esas mismas riquezas son arrasadas por la fuerza incontenible del día de la ira.

Pero este tweet de Dios tiene una contraparte, al señalar cuál es el verdadero y único refugio que puede soportar la devastación. Ese refugio es la justicia. Mientras que las riquezas son una entidad material y por tanto susceptibles de destrucción, la justicia es una entidad moral, invulnerable a la ruina, incluso a la peor de todas, que es la muerte.

Hay una justicia perdurable que no es como la nuestra, que es trapo de inmundicia, consistente en la imputación de la perfecta justicia de Cristo a los que creen en él, porque a él le fueron imputados los pecados de ellos. ‘Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.’ (2 Corintios 5:21).

Lo que estamos viviendo ahora no es el día de la ira, sino solamente un avance, un ligero simulacro, del final y definitivo día de la ira, del que la única manera de escapar es el asidero de la justicia salvadora que Cristo fraguó en la cruz. Por tanto, sacando provechosas lecciones de lo que estamos viviendo, es el tiempo para aferrarse a él.