Una reflexión en respuesta a un artículo del líder de la comunidad budista tibetana con motivo de la epidemia.
El pasado 14 de abril, la revista estadounidense Time publicaba un artículo del Dalai Lama en el marco de la serie Finding hope amid the coronavirus pandemic (encontrando esperanza en medio de la pandemia del coronavirus). Se trata de un espacio en el que el medio ha ido recogiendo comentarios y opiniones de personalidades públicas e influyentes sobre la epidemia de la Covid-19, entre las cuales también se cuentan la actriz Angelina Jolie, la escritora Margaret Atwood, el jugador de baloncesto Stephen Curry o el ex-jefe de Estado de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, entre una larga lista.
En su publicación, el líder de la comunidad budista tibetana afirmaba, entre otras cosas, que había estado rezando por sus “heramos y hermanas en China” y que había llegado a la conclusión de que “nadie es inmune al virus” y de que “todos estamos preocupados por nuestros seres queridos y por el futuro”. Por eso, añadía, “orar no es suficiente”. Estas líneas no pretenden cuestionar la visión individual de la situación o la creencia personal del Dalai Lama, sino que son un ejericio del derecho a réplica comprendido en el espacio de los medios de comunicación. En parte, también porque el líder budista es el único representante de una confesión religiosa que ha firmado un artículo en el espacio habilitado por Time para la ocasión.
Y en esta réplica me concentro en dos aspectos que, considero, son los más destacables del texto del Dalai Lama: la oración y el pensamiento.
La Biblia sí muestra que la oración es un elemento poderoso en circunstancias donde la fragilidad del ser humano se hace más patente. De hecho, para quienes creemos en Jesús, nos resulta imposible renunciar a la visión de nuestro Señor orando por sus discípulos en Juan 17, en un momento de creciente crisis en la narración del evangelio, puesto que en el capítulo siguiente se produce el arresto que marca el principio de los terribles sufrimientos del calvario. En esa oración, Jesús no apela a un deseo de evitar el sufrimiento que se acercaba, sino que confirma su sometimiento a la voluntad del Padre y ruega por el desarrollo de la obra que ha comenzado en sus discípulos.
[destacate]"El dolor requiere implicación, y la Biblia enseña que la oración es indispensable para implicarse".[/destacate]Así que, cabe preguntarse en qué concepto de oración está pensando el Dalai Lama cuando afirma que en estos momentos “no es suficiente”, porque el mensaje de Jesús sí tiene lugar la suficiencia de la oración ante la crisis que acecha o la visión del dolor. Inlcuso hasta en la muerte misma. En este sentido, el modelo de oración que encontramos Jesús se hace necesario si consideramos la oración no como una simple forma de reivindicación de la visión personal, sino como un modelo de expresión y de recordatorio del objeto de fe, esto es Dios, y de su poder para dirigir la situación y consolar a pesar del dolor que esta nos provoque.
En su artículo, el Dalai Lama también dice que para afrontar la situación “tenemos que combinar el coraje que están mostrando los doctores y los enfermeros con la ciencia empírica” y reclama que “es importante no perder la esperanza y la confianza en los esfuerzos constructivos que muchos están haciendo”. Sin embargo, unas líneas antes, hablando de “usar nuestras mentes para conquistar la ira y el pánico” afirma que “si un problema no tiene solución, no debemos gastar tiempo pensando en ello”.
También se hace necesario remarcar el concepto de pensamiento que aplica el Dalai Lama y que, según dice él mismo en su escrito, genera expectativas de dependencia en el esfuerzo y la investigación ajenas y también considera que hay cosas por las que no vale la pena pensar. Y todo ello aplicándolo a la actual situación de crisis.
En un sentido opuesto, algunos pensadores cristianos contemporáneos, como C. S. Lewis, han señalado que “podemos perseguir el conocimiento en sí y la belleza en sí, con la segura confianza de que, al hacerlo, o avanzamos notros mismos hacia la visión de Dios o indirectamente ayudamos a otros a hacerlo”. O también el hecho de que si “la mente es un regalo de Dios a nuestra especie, entonces debemos cultivarla”, como ha subrayado el filósofo cristiano indio Vishal Mangalwadi.
Una situación de crisis como la que está afrontando el mundo ahora no puede permitirse el lujo de considerar algunos problemas como indignos de dedicarles una parte de pensamiento. De hecho, no es realista apelar a la mente propia para “conquistar la ira y el pánico” y luego rechazar otros aspectos del dolor y del sufrimiento que nos ocupa. Ni tampoco basar simplemente nuestros pensamientos en una mezcla del esfuerzo y la investigación que se están realizando ahora, porque hace seis meses no había ningún laboratorio gastando un solo euro en descubrir una vacuna para el coronavirus, y otras epidemias, como la malaria o el sarampión, llevan años siendo ignoradas. Lo cual refleja que la totalidad de los esfuerzos que presenciamos no están desprovistos de intereses ni de actitudes que es preciso corregir. Y hacerlo desde la reflexión, no desde la contemplación.
Son momentos de gran dolor. Y el dolor requiere de mucho más que una mera contemplación. El dolor requiere de implicación, y la Biblia enseña que una parte indispensable de esa implicación tiene lugar a través de la oración. Y el dolor, común, colectivo, como lo estamos viendo, también necesita de una iniciativa propia, más que del reconocimiento del esfuerzo ajeno; una iniciativa que comience por pensar no en “conquistar la ira”, sino en reconocer las necesidades que como seres humanos y sociedad tenemos, espirituales y físicas, apelando a una dimensión más amplia que lo que esta crisis puede abarcar, y también reconociendo nuestras propias limitaciones y la necesidad de recordar aquellas palabras de Jesús antes de afrontar el episodios de su sufrimiento: “Padre justo, el mundo no te ha conocido”.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o