Unamuno expiró clamando que Dios no podía abandonar a España.
Ante la amenaza de la enésima película sobre la guerra civil, esta vez relacionada con Unamuno, me he dedicado a repasar durante el verano buena parte de su obra y, en especial, el bosquejo de su inconcluso Del resentimiento trágico de la vida.
Para los vencedores, fue un referente e incluso lo enterraron vestidos de camisa azul y gritando “Camarada Miguel de Unamuno, presente”.
Para los vencidos fue la oportunidad de cargar contra sus enemigos señalando que a punto estuvo Millán Astray de descerrajarle un tiro.
Ambos manipularon interesadamente la verdad.
Tras un paso efímero por el PSOE –del que soltó pestes– Unamuno se definió como liberal.
Le horrorizó el frente popular que, mediante descarado pucherazo, subió al poder en febrero de 1936 y apoyó inicialmente el alzamiento de julio pensando que detendría lo que veía como el final de España.
Apenas tardó en desilusionarse.
El día del famoso choque con Millán Astray llevaba en el bolsillo de la chaqueta una carta que le había dirigido la esposa de Atilano Coco para que intercediera por él. Coco era el único pastor protestante de Salamanca y amigo de Unamuno; y sería, efectivamente, pasado por las armas.
Sobre el dorso de aquel sobre, Unamuno escribió unas apresuradas notas sobre lo que iba a decir.
Se cuenta –quizá sea cierto– que, al agarrarse de su brazo Carmen Polo de Franco, lo salvó de que le dieran dos tiros como a tantos otros.
La verdad es que, cobardemente, sus compañeros de claustro consiguieron que lo cesaran como rector y que Unamuno pasó sus últimos días atormentado por la mezcla de insania, de sadismo, de crueldad y de cobardía que había invadido España de norte a sur.
Seguía viendo la pavorosa brutalidad de las izquierdas enzarzadas en una encarnizada lucha de clases y una horrenda matanza religiosa.
Sin embargo, no se le escapaba el espanto creado por los alzados y fueron horripilantes los calificativos que dedicó a carlistas y, especialmente, a falangistas a pesar de la buena opinión que tenía de José Antonio.
Sus últimas horas se tiñeron de un dolor indecible y, si creemos el testimonio de la persona que compartió sus postreros instantes, expiró clamando que Dios no podía abandonar a España.
Aquel falangista testigo del fallecimiento comenzó a gritar que él no lo había matado. Cierto. A Unamuno le dieron muerte aquellos a los que denominó los “hunos” y los “hotros”.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o