Insolvente

En nuestro complicado mundo una palabra sencilla, directa y exacta como esta puede tener aplicaciones muy diferentes dependiendo del caso. Como en toda historia que se precie en la que el objetivo sea hacernos pensar, los nombres están cambiados y el lugar podría ser cualquier país de los que conocemos, para que podamos centrarnos en lo que ocurre y no en las circunstancias personales. 

María ejerció la prostitución para ayudar a su hermana impedida. Aunque no fue la mejor decisión que podía tomar y casi todos la condenaron, en realidad no tuvo demasiadas posibilidades al encontrarse sin trabajo, sin recursos y sin familia. Una tarde alguien le habló de Dios y su vida cambió por completo: dejó la prostitución y comenzó a buscar otro trabajo, y en ese momento descubrió que los poderes públicos le ayudaban con 400 euros al mes debido a una ley que protegía a los que no podían valerse por sí mismos. María comenzó a ayudar en pequeñas cosas aquí y allá y con eso pudieron mantenerse las dos por un tiempo. Ahora han tenido que dejar el piso en el que vivían en alquiler porque el estado les retiró la ayuda. Ha sido declarada “Insolvente”. 

Don Antonio tenía varias empresas que, aparentemente, no iban bien. Tiene su dinero guardado en diferentes bancos en el extranjero y millones de euros en propiedades. Está procesado porque tuvo mucho que ver con el hecho de que sus empresas dieran en quiebra, dicen que engañó a todo el mundo, incluido al estado, claro. Ha ingresado en prisión, aparentemente tranquilo, como si nada pasara. Se declaró “insolvente”. Sabe que con un poco de “suerte” pronto será liberado: un amigo suyo también en la cárcel por haber defraudado millones de euros al estado en uno de los llamados “escándalos del IVA” ya ha sido indultado. Cuando llegue ese día, se reunirán todos en misa de doce para hablar de sus cosas y  escuchar una homilía sobre lo mundanos que son los jóvenes de ahora.

El mismo estado que no puede pagar a María los 400 euros al mes para ayudarle a cuidar a su hermana, porque “las cosas están muy mal”, si puede asumir una deuda de decenas de millones e indultar al culpable que la ocasionó. María tendría que dormir con su hermana en la calle, quizás en un lugar distinto cada noche, pero sus hermanos de la iglesia ya han hecho todo lo que posible para que no sea así. Cuando salga de la cárcel, D. Antonio dormirá en una de las varias casas que tiene en el extranjero, y que todo el mundo conoce, menos (aparentemente) aquellos que tienen el justo deber de confiscárselas…

Nos quedamos estupefactos (una palabra absolutamente definitiva y encantadora) ante todo esto, porque no somos capaces de entenderlo; quizás porque somos demasiado ingenuos. Quizás deberíamos decir que somos “insolventes” para comprender ciertas actuaciones de la justicia humana.

Estos días recordaba una y otra vez lo que Jesús dijo a los responsables de los poderes políticos y religiosos de su época (los colores y doctrinas no importan) “Las prostitutas van delante de vosotros al reino de los cielos” (Mateo 21:31). Cada vez me siento más lejos de los que tienen el poder en este mundo y mucho más cerca de Dios, que gobierna el Universo.