Paul Simon, que se retira de los escenarios, no se considera “una persona religiosa”. Sin embargo, “Dios aparece en muchas de mis canciones”, reconoce.
Paul Simon anuncia su retirada de los escenarios con una gira de despedida (Homeward Bound Farewell Tour) que acompaña con un disco de nuevas versiones de sus antiguos temas (The Blue Light). Es el decimocuarto album en estudio, tras su separación de Garfunkel. En su anterior grabación "So Beatiful or So What", Simon se muestra en una canción cómo "judío errante" que busca el sentido de su vida en "Dios y su único hijo". Observa que "parece tener un tema, pero no es intencional". Dice: “me di cuenta que después de cinco o seis canciones, Dios estaba en cuatro o cinco de ellas".
Si el disco previo se llamaba “Surprise”, este no puede ser más sorprendente. Ya que, aunque fue educado como judío y algunas de sus composiciones –como “Puente sobre aguas turbulentas”– son cantadas en iglesias, el cantante –que va a cumplir ahora 77 años– no se considera “una persona religiosa”. Sin embargo, “Dios aparece en muchas de mis canciones”, reconoce.
Es curiosa, en ese sentido, la fascinación que tiene por la figura de Jesús –al igual que otros artistas judíos de su generación, como Bob Dylan o Leonard Cohen–. “Jesús te ama más de lo que nunca sabrás”, dice a Mrs. Robinson en 1967 –la canción que escribió antes de El Graduado, pero que popularizó esta película que dio a conocer a Dustin Hoffman–. Tanta referencia a Cristo hizo que Paul McCartney, hace año y medio, viniera a verle después de un concierto, y le preguntara: “pero ¿tú no eras judío?”.
TOM Y JERRY
Simon nació en una familia judía de origen húngaro, que vivía en el barrio neoyorquino de Queens. Su madre le dio una educación religiosa, aunque su padre ya no iba a la sinagoga –a él le debe su pasión por el beisbol–. En 1953 conoció en el colegio a otro vecino judío, Art Garfunkel, al preparar una representación escolar de “Alicia en el País de las Maravillas” –Paul era el conejo y Art el gato de Cheshire–. Tenían entonces 11 años, cuando empezaron a cantar juntos.
El año 57 grabaron su primer disco como Tom y Jerry, actuando después de Jerry Lee Lewis, el cantante de rock que habían expulsado de un instituto bíblico, por cantar “Mi Dios” es real a ritmo de boogie. Mientras estudia literatura en la universidad, Simon conoce la escena folk de los cafés del Greenwich Village, y graba algunos discos en solitario con el seudónimo de Landis –una antigua novia suya–. Al reencontrarse con Garfunkel, vuelven a formar un dúo en 1963.
Su música, inspirada por las armonías de los Everly Brothers, y marcada por el sonido acústico de la guitarra de Simon, tiene una gran influencia todavía hoy. Grupos actuales como Fleet Foxes, se consideran especialmente deudores de discos como “Parsley, Sage, Rosemary & Thyme”. Los cinco álbumes que grabaron juntos tratan temas como la muerte, la soledad y la incomunicación. En ellos abundan las referencias bíblicas y el lenguaje cristiano de himnos como Benedictus, tomado de una misa latina de Orlando de Lasso en el siglo XVI.
PUENTE SOBRE AGUAS TURBULENTAS
Canciones como “The Sound of Silence” o “I am a Rock”, revelan complejas emociones de aislamiento en la ciudad, que encuentran un mensaje de esperanza en la canción que da título a su último disco juntos en 1970, “Puente sobre aguas turbulentas”. Esta elaborada composición con arreglos orquestales está inspirada por las corales de Bach y el texto de un espiritual negro. La frase viene de un sexteto de góspel formado en 1938, que se llamaba Swan Silvertones, y su canción “O Mary Don´t You Weep”.
La primera vez que se separaron, Simon grabó en Inglaterra un disco, después de hacer una serie de canciones para el programa religioso de la BBC, “De cinco a diez”. El encargo vino por la influencia de la Biblia en temas como “Bleecker Street” o “Sparrow”. Algunas de estas composiciones aparecen en su álbum, influenciado por el folk británico, “Parsley, Sage, Rosemary & Thyme”.
La referencia a Jesús de “Mrs. Robinson” es particularmente enigmática. La canción estaba dedicada primero a la esposa del presidente Roosevelt. Aunque sugiere un adulterio, le recuerda que “el cielo es un lugar para aquellos que oran”. Puede ser algo irónico, pero es una definición sorprendente, cuando la mayoría piensan que el Cielo es un sitio para gente buena. No es extraño que Frank Sinatra cambiara la letra de la canción diciendo Jess de Jesús por Jess, quizás pensando que tal vez así sería menos ofensivo para el gran público.
JUDÍO ERRANTE
Al separarse ya del todo de Art, Paul hace algunas letras para la Misa de Leonard Bernstein, que debía inaugurar la Opera del Centro Kennedy de Washington en 1971. Aunque los textos están en latín, hay algunos pasajes en inglés hechos por Simon. Tras su disco del año 73, Paul hace una gira con el grupo de gospel de Jesse Dixon Singers, que en una grabación en directo de los conciertos, al año siguiente, comienzan cantando “Jesús es la respuesta”.
El disco que le produce Phil Ramone en 1975 nos revela un Paul oscuro, tras el divorcio de su esposa Peg, que había estado casada antes con su manager. Juntos tuvieron un hijo. Hace entonces varias películas, incluida la maravillosa “Annie Hall” de Woody Allen, donde interpreta a un productor musical –casado en la pantalla con la novia real de Garfunkel–. El mismo mundo que presenta en un film que escribió y protagonizó en 1980, “One Trick Pony”. Su fracaso le lleva a una depresión, por la que tiene que recibir tratamiento psiquiátrico.
Su reaparición viene con el concierto gratuito que hace con Garfunkel en el Central Park de Nueva York el año 81. Le sigue una gira y su matrimonio con la actriz que interpretaba a la Princesa Leia en “Star Wars”, Carrie Fisher. Es a su difícil relación a la que se refiere en la canción “Heart and Bones”, que los describe como “un judío errante y medio” –ya que el padre de ella era judío, pero su madre protestante–. Fisher era adicta a las drogas desde los años 70, lo que convierte su matrimonio en una tragedia, ya que Paul la amaba apasionadamente.
TIERRA DE GRACIA
Tras otro periodo de depresión, Simon renace musical y espiritualmente con “Graceland”. Su disco del año 85 introduce el góspel surafricano de Ladysmith Black Mambazo en el mundo del rock. La canción que da título al álbum, juega con el nombre de la casa de Elvis Presley –antiguo ídolo de Simon– y el mensaje de gracia, que presentan varias canciones de clara inspiración cristiana.
A “La Tierra de Gracia” sucede “El Ritmo de los Santos” en 1990. La fusión ya no es aquí sólo con la música africana, sino brasileña. Le sucede un nuevo concierto en el parque de Nueva York, acompañado de músicos africanos y sudamericanos. Su tercer matrimonio le dará tres hijos, con la cantante de folk Edie Brickell. En “Surprise” vuelve a componer sobre bases rítmicas, haciendo canciones sobre el amor, hacerse mayor, la fe y el peregrinaje de la vida, bajo la producción de Brian Eno.
La combinación no funcionó mucho. Y en su disco “So Beautiful Or So What” (2011), regresa a su antiguo productor Phil Ramone, y a temas basados de nuevo en la guitarra. Lo curioso es que ya sólo habla de Dios, Jesús, los ángeles y la vida después de la muerte. ¿Qué ha pasado con Paul Simon?, ¿es que se ha hecho religioso? El dice que no. Lo que pasa es que a la edad que ya tiene, piensa en el día en que se encontrará con su Creador, como en “Después de la vida”:
Cuando subes,
por la escalera del tiempo,
el Señor Dios está aquí.
Cara a cara,
en el inmenso espacio,
tus palabras desaparecen.
En este “Afterlife”, el Cielo parece lleno de burocracia, pero “la idea de la canción –dice él– es que cuando finalmente te acercas a la enormidad de Dios, el infinito, o lo que sea, no tienes palabras para describirlo”. La canción que cierra el álbum es la que le da título. Nos muestra al cantante preparando la cena. Les lee a sus hijos una historia antes de ir a la cama. Lo sorprendente es que a continuación escuchamos la noticia del asesinato de Martin Luther King…
PREPARÁNDOSE PARA ESE DÍA
En “Getting Ready for Christmas Day” (Preparándose para la Navidad), Paul usa la grabación de un sermón del popular predicador afroamericano J. M. Gates (1884-1945). Los discos de los años 20 de este pastor bautista de Atlanta advierten del infierno eterno con un ritmo que está en los orígenes del rap. Simon utiliza uno de sus últimos sermones del año 41, para “prepararse para el poder y la gloria, y la historia de la Navidad”. Mientras el pastor Gates nos llama a “estar listos para orar”, ya que vamos a “ir a ver a nuestros familiares en una tierra lejana”, Simon responde:
“No tenía ni idea
que estabas allí.
Cuando dije ayúdame, ayúdame, ayúdame, ayúdame
Gracias por escuchar mi oración”
Como la escritora Anne Lamott, Paul entiende que sólo hay dos tipos de oraciones: “ayúdame, ayúdame, ayúdame” y “gracias, gracias, gracias”. Al profesor del Seminario de Ashbury, Ben Witherington, la canción le recuerda el poema de John Donne, “Un himno a Dios, mi Dios, en mi enfermedad”. Ya que habla de prepararse “afinando aquí, para cantar en el coro celestial”.
Como escribe su amigo Elvis Costello en las notas que acompañan el disco: “En estos tiempos se puede pretender superficialmente hacer burla de la canción que abiertamente expresa humanidad, mortalidad y divinidad, no con una música que haga elevar estos temas, sino con palabras llenas de genio, gracia y humildad”. Así en “Amor y tiempos duros”, son “dos tercios de la Trinidad –dice Costello– los que llegan a la tierra, sólo para discutir quién y qué merece salvación”.
ENTRE NOSOTROS
La venida de Cristo es mucho más que “una visita de cortesía, un domingo por la mañana” –como dice la canción–. La Palabra fue “hecha carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Se identificó completamente con nuestra dependencia, participando de nuestro sufrimiento. Conoció el dolor del luto, las punzadas del hambre y la sed, el completo agotamiento físico, la malicia de los enemigos, el rechazo y la humillación, así como el temor a la muerte.
El hombre que era el Verbo de Dios encarnado, experimentó la tentación, cuando estaba hambriento y solo. Fue llevado a dudar si era realmente el Hijo de Dios. El Maligno exageró el costo de la obediencia y oscureció la gloria de la recompensa. Al llegar su hora, lloró en agonía sudor de sangre. Participó de la muerte, su realidad, temor y sabor amargo (Hebreos 2:9).
“Entre nosotros”, entre dos ladrones, crucificados a su lado, soportando la maldición, sin conciencia de ser el Hijo de Dios. Por eso, aunque Él está con nosotros, y por nosotros, nosotros no estamos con Él allí. “Le abandonaron y huyeron”. Hasta el Padre aparece ausente, cuando clama: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” El está con nosotros, y sin Dios, “para traernos a Dios”... ¡ahí está “el poder y la gloria del Evangelio!
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