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Protestante Digital

 
Noa Alarcón
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Sobre el aborto y los fariseos

La aplicación radical y absoluta de la ley no puede sustituir al mandamiento de amar al prójimo.

AMOR Y CONTEXTO AUTOR Noa Alarcón Melchor 02 DE JULIO DE 2018 08:08 h

Existe una lectura del relato de la mujer sorprendida en adulterio de Juan 8:1-7 que resulta muy pertinente para estos días. Si lo observamos desde el punto de vista de la enseñanza de Jesús en Mateo 22:34-40 de que el primer mandamiento es amar a Dios y el segundo amar al prójimo como a ti mismo, el pasaje cobra un sentido diferente. En realidad, este relato es un ejemplo práctico de lo que enseña Jesús: la obligación de la ley sin amor es ineficaz y, en cualquier caso, es injusta.



Tanto en el pasaje de Juan como en el de Mateo se nos explica que la idea original no era la curiosidad genuina o un auténtico afán de aprender, sino en ambos casos una trampa malintencionada de los fariseos para pillar a Jesús en alguna falta reconocible para su sistema religioso e ideológico. Los fariseos tenían una profunda conciencia de autoridad moral que revestían de un aura de supremacía social y política sobre el resto de sus compatriotas. Estaban acostumbrados a actuar con esa prepotencia con todo el mundo, porque pensaban que nadie estaba a su nivel de moralidad, y con Jesús no fue menos.



El problema para ellos, no obstante, era que Jesús era más sabio, más luminoso y no se sometía a los ciclos de poder del resto de personas: el suyo, su poder, provenía directamente del Padre. Así que cuando los fariseos le intentan poner en un aprieto forzándole, desde su perspectiva, a que tome la decisión pública de aceptar o rechazar la ley, de permitir apedrear a la mujer o incumplir el mandato divino para retratarse, Jesús, con toda su inteligencia y saber hacer, expone a cambio el verdadero dilema: les propone que decidan ellos si pueden amar a esa mujer como se aman a sí mismos, antes que nada. Si los fariseos no hubieran sido conscientes de que sus pecados (irremediables) necesitaban en última instancia misericordia divina o la ley les aplastaría, no hubieran podido ver que Jesús les estaba exigiendo que aplicasen ese mandamiento principal sobre la mujer pecadora. Dios exige primero amar al prójimo, entenderlo, ponerse en su lugar, ayudarlo en todo lo que tengamos a mano, antes de ejercer la ley con mano dura e inmisericorde. La aplicación radical y absoluta de la ley no puede sustituir al mandamiento de amar al prójimo. Existe un orden que Jesús repite en varias ocasiones a lo largo de los evangelios, una de sus enseñanzas primigenias; en el resto del Nuevo Testamento hay decenas de casos en que se pone en práctica ese principio del evangelio. No podemos defender el orden divino sin haber amado primero a nuestros prójimos como a nosotros mismos, porque eso mismo es lo que Dios hizo con nosotros a través de Jesús.



Pensaba mucho en este pasaje mientras observaba el revuelo causado en las últimas semanas por la aprobación tanto en el Parlamento irlandés como en el argentino de leyes que dejan de sancionar penalmente el aborto. Yo no quiero que nadie aborte. No quiero que esas promesas de vida se trunquen. Es terrible no poder llegar nunca a conocerles como personas, como niños que jueguen, que rían, que descubran el mundo. Sin embargo, sinceramente, delante de Dios, me saca de quicio la actitud de ciertos autodenominados cristianos a este respecto. Se están comportando igual que los fariseos de esta historia, con toda esa prepotencia y esa impertinencia anclada en una supuesta superioridad moral… que resulta no ser cierta, como ocurre en el relato bíblico.



Ojalá no abortase nadie nunca. Ojalá ninguna mujer tomara esa decisión. Sin embargo, no podemos legislar sobre la moralidad de los demás. Espero de todo corazón poder explicar esto con la delicadeza que se merece.



El principio de amar al prójimo como a ti mismo antes de ejercer la ley me obliga a entender el proceso del embarazo y a ponerme en el lugar de las mujeres que se plantean tomar esa decisión. Hay mujeres que, llevadas por su ignorancia y por su inconsciencia, creen sin remordimientos que el aborto es una especie de método de planificación familiar, y se equivocan profundamente. Sin embargo, en los casos que yo he conocido, lo que hay detrás de una decisión de abortar es el miedo y la vulnerabilidad. Para llegar a creer que esa es la mejor opción imaginaos lo horribles que tienen que ser el resto de opciones. En la mayoría de los casos, ese es el escenario.



Sé de lo que hablo. Cuando perdí a mi primer bebé, en la consulta del hospital, después de varios días sangrando levemente, nos dijeron que, aunque el pequeño seguía ahí, no se le encontraba el latido del corazón y era más pequeño de lo que se esperaba para su edad. Todo indicaba que había muerto y que mi cuerpo no había terminado de darse cuenta. Era demasiado pequeño para provocar un parto, así que me dieron la opción la practicar un aborto: y destaco que me dieron la opción. Había muchos riesgos para mí si esperaba a un aborto espontáneo, en caso de que se produjera finalmente. Y decidí que la mejor opción era ese aborto y legrado por una razón: porque necesitábamos dejar de sufrir. Llevábamos semanas de incertidumbre, sin saber si tener esperanza o duelo.



De nuevo, ahora, en el embarazo de mi segundo hijo (como ya me pasó en el primero), soy consciente de que es un momento de increíble vulnerabilidad para mí como mujer. Aun en un entorno familiar seguro y sano emocionalmente, como es mi caso, no puedes evitar sentirte débil ante toda la inmensa cantidad de cosas que no puedes controlar en el proceso, tanto en lo físico, lo emocional, como en lo económico o en lo relacional. Yo, que nunca en toda mi vida me he sentido débil ni vulnerable, no puedo evitar ser consciente de que lo soy tanto en el embarazo como en los primeros meses de vida de mi bebé, y que sin ayuda esto es insalvable. Y el mandato de Jesús de amar a mi prójima como a mí misma me obliga a mirar a todas esas mujeres que quieren abortar desde esta perspectiva de empatía y entendimiento, incluso a las que creen que algo tan terrible se puede hacer sin remordimientos. Para empezar.



Sin embargo, me ha enfadado muchísimo en estas últimas semanas la profunda hipocresía y falta de amor de personas que, amparándose falsamente en la ley de Dios, han omitido esa dosis de empatía con la mujer, como si su experiencia y su realidad no tuvieran ninguna importancia en el orden social y moral que ellos mismos se han establecido. Y no lo han hecho en nombre de Dios, en realidad, sino en nombre de la ideología política a la que se adscriben, que mezclan con conceptos bíblicos aislados y escogidos. Por lo que he podido comprobar, la mayoría de estos fariseos modernos, al igual que sus homólogos de la antigüedad, están más preocupados de defender su posición (en este caso, atacando la ideología de género que puede haber detrás de los movimientos proaborto) que de defender de verdad el reino de Dios en la tierra. Y, al igual que les pasaba a los fariseos, se equivocan por pretender aplicar la ley en abstracto, sin el filtro del amor a Dios y al prójimo.



Ojalá ninguna mujer quiera abortar. Ojalá esas vidas no se perdieran. Ojalá ninguna mujer, nunca más, se encuentre en situación de tener que tomar una decisión tan dura como la que tomé yo. Pero, insisto, yo no puedo obligar a una sociedad que no entiende el amor de Dios a que cumplan con su ley. La vida es imperfecta, la sociedad es imperfecta; yo no puedo controlar el mal en el mundo, ni puedo cargar con él sobre mis hombros.



Sin embargo, hay un montón de cosas que sí podemos hacer, por ejemplo, para fomentar una justicia más acorde con el ideal de Dios:



- Podemos crear organizaciones de ayuda a la mujer, o colaborar con alguna ya existente. Hay muchas iglesias que tienen más medios de los que creen que para hacerlo.



- Podemos acompañar y acoger a mujeres en situación precaria, social o económica, y darles los recursos necesarios dentro de una red de apoyo para que el aborto no sea considerado como la única opción viable de futuro.



- Podemos crear o colaborar en planes que favorezcan el dar a los hijos no deseados en adopción, con garantías tanto sociales para esos bebés como psicológicas para las madres.



- Podemos, en base a esto, implicarnos en política local o estatal, por medio de plataformas o de grupos de trabajo, para que se faciliten los trámites de adopción y acogida en la sociedad.



- Podemos, sobre todo, hacer una pedagogía en nuestro entorno evangélico para hacer entender la bendición de la adopción dentro de familias cristianas más allá de un simple método “paliativo” para problemas de infertilidad. Que aquellas familias asentadas y positivas tengan el apoyo, los recursos y, sobre todo, la vocación de dar acogida y una vida digna a estos niños en la misma medida que con sus hijos biológicos. 



Ya hay mucha gente que está trabajando en esto, que pone de su tiempo, esfuerzo y profesionalidad en ser visibles y dar otras opciones; y yo creo que esto está mucho más cerca de lo que somos llamados a ser en la tierra. Quizá sea necesario ampliar estar organizaciones, y estos proyectos y planes, y darles más visibilidad social. Quizá sea necesario que el mundo evangélico tome conciencia que desde las familias también se puede hacer venir el reino de Dios, como decía Jesús, que no hace falta ser superhéroes teológicos, ni misioneros superdotados: sencillamente crecer y ser luz de Dios allá donde hayamos sido puestos. Con una buena red de apoyo de parte de las iglesias locales, es perfectamente posible que muchas más familias cristianas se conviertan en familias de acogida y adopción, y también es mucho más posible dar recurso a las mujeres que se enfrentan al reto de ser madres solteras en una sociedad difícil y hostil para ellas y sus hijos. Pero debemos salir un poco de nosotros mismos y de nuestros ombligos.



Yo rogaría a los hooligans del grito y la condenación que, a ser posible, si no han participado ni se han implicado en al menos alguna de las cosas que he puesto más arriba, se abstengan de andar mandando al infierno a personas o naciones, o gritando en redes sociales y púlpitos variados: no hagáis el ridículo, igual que lo hicieron los fariseos, al final, delante de Jesús.



Y me quedo con las palabras finales de Jesús de la historia de la mujer a la que iban a apedrear. Pienso en esa mujer, consciente de sus errores, arrancada de mala manera y con abuso físico y violencia de donde se encontraba, llevaba en manos de justicieros para ser humillada y avergonzada públicamente, y, en última instancia, asesinada. Esa mujer, ante Jesús, esperando una respuesta que ponga fin o no a su vida. Jesús le habla con amor, pero con verdad: “Vete y no peques más”, le dice. El amor y la misericordia no están reñidos con hacer las cosas bien ante los ojos de Dios, sino que es su principal requisito, como nos enseñó Jesús.



[Una nota final: como todo escrito público, los comentarios son bienvenidos. Sin embargo, en esta nueva temporada he tomado la decisión de apelar a los comentaristas más intransigentes con las opiniones ajenas (sobre todo cuando se tratan temas sobre la mujer) a que se planteen bien lo que quieren decir antes de hacerlo, para no quedar retratados y no hacer el ridículo. A libertad hemos sido llamados, también a la libertad de expresión, pero no usemos esa libertad para dar rienda suelta a nuestro odio, nuestra intransigencia, nuestra ira hacia el prójimo, o cualquiera de esas otras pasiones tan lejos del Espíritu de Dios. Os insto a que, si lo que decís no sirve para aportar algo a los demás desde el amor, no lo digáis, como dice en Gálatas 5:13].


 

 


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COMENTARIOS

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Culpable de Pensar mucho
19/08/2018
19:18 h
42
 
https://elpais.com/sociedad/2012/07/24/actualidad/1343153808_906956.html
 
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Culpable de Pensar mucho
19/08/2018
19:17 h
41
 
"NADIE TIENE DERECHO A OBLIGAR AL SUFRIMIENTO" es el título de la primera carta de Esparza a Gallardón. La publicó El País el 12 de julio del 2.012. Disculpen el error de mi primer comentario.
 
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Noa Alarcón
07/07/2018
09:19 h
32
 
Gracias por el comentario y agradezco su opinión. En cuanto a lo que debía o no haber escrito, realmente creo que sin haber pasado por la prueba de escribir usted mismo y exponerse a comentarios públicos es demasiado "valiente" atreverse a decirles a otros qué deben escribir. No obstante, en este medio se permite que gente que no tiene espacio fijo pueda escribir sus propios artículos y enviarlos, anímese a hacerlo. Son unas 2000 palabras y pasan corrección editorial. Un abrazo.
 
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Javier
07/07/2018
15:45 h
33
 
Me sorprende tu respuesta. Lamentó que no sepas recibir una critica construtiva desde la humildad. No obstante pido perdon sI en algo te he molestado. Por otra parte comentarte que yo tambien he escrito artículos en PD y opiniones en periódicos seculares y también he recibido críticas. Estas criticas son pruebas que tenemos que pasar para ser humildes y no creernos que lo sabemos todo. Mejor aprender de ellas que rebotarse contra ellas. Un abrazo
 
Respondiendo a Javier

Andrés
05/07/2018
11:35 h
25
 
a Gedeon post 24: si es como dice el artículo ¨no podemos legislar sobre la moralidad de los demás¨ entonces sí aplica a eso y a todo lo imaginable. El error de base en que incurre la autora es relacionar su experiencia personal con los casos argentino e irlandés sobre despenalización del aborto. Y es erroneo xq no tienen nada que ver. Y de allí estructura sus calificaciones hacia los demás, ubicandose a si misma -sin darse cuenta- en la misma posición que condena en otros.
 
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Noa Alarcón
04/07/2018
08:31 h
20
 
Hola: gracias por el comentario, pero creo que o no se me entiende bien o no se me lee bien. Precisamente hablo de PARTICIPAR EN POLÍTICA con cosas prácticas que hablen de servir a la sociedad desde la fe que tenemos. Lo pone al final, en la lista. Yo estoy hablando en el texto de cómo algunos simplemente condenan sin querer moverse del sillón, sintiéndose superiores. Todo lo que dices está en el texto, ¡no entiendo por qué señalas que estás en desacuerdo si decimos lo mismo!
 
Respondiendo a Noa Alarcón

Samuel Crespo
04/07/2018
09:09 h
22
 
Gracias Noa, si estamos de acuerdo en esos puntos fantástico. Quería poner el énfasis - es difícil explicarse en tan poco espacio-, en que los cristianos no debemos renunciar a ser influyentes a la hora de legislar porque también formamos parte de la sociedad. La ética que emana de los evangelios es buena para el país y debemos reivindicarla, a pesar de que la moral de la sociedad en general vaya por otros derroteros. Has generado un debate muy interesante, felicidades ;)
 
Respondiendo a Samuel Crespo

jorgevaron
05/07/2018
23:09 h
30
 
Galo Nómez, no seachistoso, basándose en los datos anuales que ofrece la Organización Mundial de la Salud, el contador Worldometer informa que en los primeros días del 2018 han muerto por aborto mas 1,2 millones de niños por nacer. Sin justificar lo otro, para que las armas de guerra llegaran a igualar la cifra anterior se tendría que producir una hecatombe nuclear. ¿Puede llegar a entender lo grave de este asunto ? O no.
 
Respondiendo a jorgevaron

xmvb
05/07/2018
14:39 h
26
 
Estimada Noa. Toda legislación (promulgación de leyes) conlleva imponer una norma moral considerada general a las normas morales particulares, también quien defiende la despenalización al final pretende legislar desde la base moral de unos, sobre la de otros, que consideran el aborto como algo moralmente malo. Yo prefiero defender una moral pro vida como base legislativa (también en la eutanasia) pero es mi opción. Suponer por ello que no amo, que soy un "cristiano fariseo, no es correcto. DTB
 
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Luigi
08/07/2018
16:23 h
35
 
xmvb Totalmente de acuerdo. Si una ley faculta a una mujer para matar a su hijo feto, aun contra los deseos del padre de la criatura, entonces esa mujer le impone su moral a ese hombre, y lo hace solapada por una sociedad cómplice. Eso no podemos permitirlo, independientemente de la religión que profesemos. Con todo respeto, me parece totalmente inadmisible la postura de Noa Alarcón.
 
Respondiendo a Luigi

DanielHofkamp
03/07/2018
16:20 h
17
 
Gracias por el artículo Noa, estoy de acuerdo con ese punto de partida necesario. Pero discrepo en cuanto a las leyes. ¿Podemos llegar a acuerdos para mejorar las leyes actuales en cuanto al aborto, para que -por ejemplo- se promuevan iniciativas provida como las que compartes? En el tema del aborto además podríamos tener mejores leyes partiendo de una premisa muy básica, la defensa "de las dos vidas" que se mencionó en Argentina, algo que apoyaron personas de diferentes credos y trasfondos.
 
Respondiendo a DanielHofkamp

Noa Alarcón
04/07/2018
08:35 h
21
 
Pero sí que digo, Dani, que hay que involucrarse en política (desde la fe) para paliar el problema de una forma mucho más amplia, no solamente la ley del aborto, sino el cuidado de madres e hijos, y familias, promoviendo una cultura sexual más sana… ¡hay tanto por hacer! ¿No será que al ser un tema de la mujer la gente salta automáticamente? Porque el mismo debate hay con la eutanasia, ¡y ahí no se viene a insultar a nadie! Te podría decir cuántas mujeres insultadas he contado con este tema.
 
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Lizett
03/07/2018
15:54 h
15
 
Según tu opinión, claro. Seguimos en desacuerdo en ese punto. Las leyes, en la mayoría de los casos, están hechas moralmente según unas bases éticas para prevenir los abusos.Y porque no pensemos como tú, no quiere decir que seamos “cristianos”. Hablas mucho acerca de algunos “cristianos”, y cuidado, no te conviertas en esos que piensan que tienen la absoluta razón, y que lo demás somos “cristianos” o “fariseos energúmenos” simplemente porque discrepamos de tus honorables y bien meditadas ideas.
 
Respondiendo a Lizett

Luigi
06/07/2018
16:06 h
31
 
Totalmente de acuerdo contigo. La persona feto es quien debe ser objeto primario de nuestro amor y misericordia. La madre agresora también, pero sin que ello implique eludir su condena carcelaria. Uno puede corregir a un infractor sin odiarlo. Por eso en las cárceles suele haber presencia de grupos religiosos. La ayuda espiritual es un complemento del castigo, no su reemplazo.
 
Respondiendo a Luigi

Andrés
03/07/2018
14:13 h
14
 
totalmente de acuerdo con este comentario y lo tomo como propio. A lo que agrego que la situación vivida por Noa no tiene nada que ver con las leyes pro-aborto, donde el aborto es simplemente una opción más contra la concepción y que abre las puertas al aborto eugenésico. En el resto del artículo en gral estoy de acuerdo.
 
Respondiendo a Andrés

Noa Alarcón
03/07/2018
13:52 h
13
 
También podríamos imponer una ley en que, si son pilladas en situación de querer abortar, las llevemos a la plaza del pueblo para apedrearlas… por ejemplo. Eso sería más bíblico. Es curioso que sean los que tienen actitudes fariseas los que acusen de fariseísmo a los demás. Me temo que es lo del refrán del ladrón y la condición. Un saludo.
 
Respondiendo a Noa Alarcón

Luigi
05/07/2018
21:12 h
28
 
En el capítulo 7 de Marcos, Jesús se quejaba precisamente de la blandenguería social a que se había llegado en sus tiempos. Una simple ofrenda bastaba para que se perdonaran crímenes atroces, lo cual contradecía las leyes de Moisés. Los fariseos sí actuaban como tú pregonas, y Jesús se indignaba por ello.
 
Respondiendo a Luigi

Luigi
05/07/2018
21:15 h
29
 
Cambiar el amor a los no nacidos por el amor a los ya nacidos sería una marginación atroz. Es como si dejáramos de amar a los niños negros para amar sólo a los blancos. Es totalmente anticristiano hacer acepción de personas. Y dejemos de usar a la mujer como escudo. Toda persona (de un sexo u otro) que participe en la autoría intelectual o material de un homicidio abortivo ha de ser castigada.
 
Respondiendo a Luigi

Culpable de Pensar mucho
19/08/2018
16:18 h
40
 
Hay que leer las cartas que el doctor Esparza envió a Gallardón hace unos años. La primera se titula "NADIE DEBE SER OBLIGADO AL SUFRIMIENTO". He fundado dos páginas facebookeras para difundir las cartas del eminente neurocirujano. Existe el peligro de confundir al galeno con el joven periodista del mismo nombre. Este coloquio/debate me interesa muchísimo. Deseo más que nunca que no vuelva a fallar mi viejo pc. Cordiales saludos para todos. :-)
 
Respondiendo a Culpable de Pensar mucho

unapastoraateaseatrincheraensuiglesia
29/07/2018
09:18 h
39
 
La palabra de DIOS es bien clara sin ambiguedad. NO MATARAS (Exodo 20) en completo desacuerdo con su comentario
 
Respondiendo a unapastoraateaseatrincheraensuiglesia

Antonio
09/07/2018
16:31 h
38
 
Noa; mi anterior opinion, no significa que no esté de acuerdo con Vd. en que las Iglesias Locales, no deban plantearse desplegar un conjunto de acciones sociales y cristianas, tendentes a la protección de las mujeres, parejas o matrimonios, que no ven otra solucion que el matar al que va a nacer. Pero esa carencia no puede justificar en modo alguno la aceptacion de la ejecución mortal del nasciturus. Un saludo y Dios te bendiga. P.D. Y aunque no comparto tu opinión valoro tu valentía.
 
Respondiendo a Antonio

Antonio
09/07/2018
16:19 h
37
 
Noa; matar es una acción u omisión tipica y culpable, aunque se pueda "justificar" por la legitima defensa,y hablo de legitima defensa en su vertiente mas amplia, pero no por ello deja de ser un hecho reprobable y culposo. Y el aborto es matar,y no queramos vestirlo de seda (pues aunque la mona se vista de seda mona se queda). Cuando peligra la vida de la madre estamos ante lo que yo brevemente he señalado como "legitima defensa global" y aquí solamente Dios guiará a los padres si se lo piden.
 
Respondiendo a Antonio

Marc
08/07/2018
17:07 h
36
 
Podemos hacer muchas cosas para impedir el aborto pero todas las intenciones chocan cuando aparece alguien que quiere abortar porque no le teme a Dios ni a nadie más que perder su modo de vivir. Fornicando y sin comprometerse a hacerse cargo de las consecuencias del acto sexual. En ese punto, así tengamos las mejores leyes, nunca faltará la persona que quiera abortar.
 
Respondiendo a Marc

Earendil
08/07/2018
15:25 h
34
 
Bienvenida Noa.Qué Dios te bendiga y bendiga tu embarazo.Eres una valiente tratando este complicado tema en tu estado de buenaesperanza. Felicidades.de acuerdo contigo que la clave para que la Ley funcione es el amor.pero ambas deben funcionar juntas.Eso es la cruz.Pero para poder recibir amor tambien debes ser antes señalado en tu culpa y mala conducta y arrepentirte.Por eso la ley contra el aborto es buena.Por eso ten cuidado porque a veces pareces farisea al criticar a los fariseos.mucho amor
 
Respondiendo a Earendil

Javier
05/07/2018
20:13 h
27
 
Noa dice cosas muy buenas y juiciosas. Hubiese mejorado este artículo con un poquito más de equilibrio,un enfoque mas alto de miras y matizaciones para perfeccionar el tema. Lizett, xmvb, Daniel, Celina dan acertados matices y comentarios que complementan el articulo. Por mi parte decir que ojala hubiese un partido formado por creyentes auténticos que luchasen por impulsar las leyes de DIos y llevarlas democráticamente a la sociedad. En esto, los ateos nos llevan ventaja y así nos va.
 
Respondiendo a Javier

Gedeon
05/07/2018
09:49 h
24
 
Me gustaría saber si aplica este articulo también para la eutanasia y el matrimonio homosexual. El amor de Dios es para la madre y para la criatura que esta en su interior. No se trata de apedrear a la madre...se trata de hacer ver que hay mas soluciones que el aborto. Hablo de mujeres no creyentes...porque mujeres supuestamente cristianas no lo concebiría.
 
Respondiendo a Gedeon

Ègara
04/07/2018
14:30 h
23
 
Bravo Noa!, no puedo más que suscribir lo que expones. Recibe un fuerte abrazo! Que Dios te bendiga y te deseo de todo corazón que tu embarazo vaya muy bien y podáis disfrutar de vuestro bebé.
 
Respondiendo a Ègara

Samuel Crespo
04/07/2018
06:29 h
19
 
Gracias por tu reflexión, pero hay algunas cuestiones con las que discrepo: no existe tal dicotomía entre la Ley de Dios y amar al prójimo. Amar al prójimo es la máxima expresión de la Ley de Dios. En segundo lugar, no lancemos piedras alegremente a los fariseos, en esa escena reconocieron su pecado, "del mayor al menor". ¿Hacemos eso nosotros? Por último, la sociedad se rige por legislación, y creo que las aportaciones cristianas han sido notables y positivas, ¿ahora debemos renunciar a eso?
 
Respondiendo a Samuel Crespo

Galo Nómez
03/07/2018
18:51 h
18
 
Con el apoyo de los evangélicos integristas, Trump pretende a través de la Corte Suprema prohibir de modo definitivo el aborto en los EUA y a la vez aumentar las libertades respecto al porte y la circulación de armas de fuego, por las cuales mueren más niños en el país que fetos abortados. ¿Respeto por la vida? Ja. Pónganse un turbante, hagan cinco oraciones diarias y cambien el domingo por el viernes, y al menos tendrán una mínima credibilidad
 
Respondiendo a Galo Nómez

Lizett
03/07/2018
16:13 h
16
 
Creo que podemos defender nuestras ideas sin tener que menospreciar a los que piensan diferente a nosotros, y sin tener que mostrar desprecio y constante animadversión. Eso también causa división. En ningún caso nos hace bien. Nos creemos mejores que el “otro bando”, y ahí empieza todo otra vez...
 
Respondiendo a Lizett

Noa Alarcón
03/07/2018
13:50 h
12
 
Hola a todos: gracias por los comentarios. Sin embargo, insisto, el artículo habla de quienes desprecian el amor al prójimo como punto de partida. Y, sintiéndolo mucho, no, no podemos legislar sobre la moral de los demás: podemos llegar a acuerdos, convencer, dialogar, pero no legislar. La democracia es lo que tiene, con todo lo imperfecta que es. Doy gracias a Dios porque algunos "cristianos" no tienen poder político, porque acabarían provocando, me temo, una dictadura religiosa.
 
Respondiendo a Noa Alarcón

Josema
03/07/2018
11:34 h
11
 
Cuando se trata de matar a otra persona, aunque esta no haya nacido, la cosa ya pasa a mayores. Matar es un crimen, un horrendo crimen, sea a un nacido o un no nacido. Por tanto hay que levantar la voz y la conciencia para que no se normalice la criminalidad, aprovechando que es no nacido. Si una persona mata a otra, que le sea aplicada la ley y pague en cárcel lo que ha hecho, asimismo con el aborto. Eso no quiere decir que a esas personas no le hablemos y tratemos con el amor de DIOS.
 
Respondiendo a Josema

xmvb
03/07/2018
11:07 h
10
 
viene de otro post... 4.- Concuerdo con su visión de lo que podemos hacer, pero sin eliminar nuestro deber de, sin condenar a las personas, intentar que las leyes sean justas (en este caso con el nonato, parte mas debil de la ecuación y digno de el mismo amor y misericordia). me gustaría extenderme mas en el debate, pero la limitaciones de espacio de la página no lo permiten. Un saludo y bendiciones.
 
Respondiendo a xmvb

xmvb
03/07/2018
11:04 h
9
 
...viene de comentario anterior... 1.Toda legislación se hace sobre la moralidad de los demás (alguien puede considerar la muerte de otro moral, pero se legisla en contra del homicidio) 2. El amor no siempre excluye las consecuencias legales de un acto considerado ilegal (amar al ladrón no evita su condena). 3. El amor no excluye proclamar que algo es malo (independiente de su motivación), e intentar que esta sociedad legisle al respecto, sin que suponga imponer condición moral... sigue...
 
Respondiendo a xmvb

xmvb
03/07/2018
11:00 h
8
 
Estimada hermana, concuerdo con mucho de lo que presenta en cuanto a la ley del amor. Creo, e intento seguir la ley del amor con el pecador, en lo que a la condena al infierno se refiere. Hay un punto, sin embargo, que me ha "chirriado", quizás por haberlo entendido mal en mi corta comprensión. Parece que justifica la despenalización del aborto justificándolo en la aplicación del amor, y en que "no podemos legislar sobre la moralidad de los demás". sigue...
 
Respondiendo a xmvb

Lizett
03/07/2018
10:18 h
7
 
"Ojalá no abortase nadie nunca. Sin embargo, no podemos legislar sobre la moralidad de los demás." Comprendo lo que quieres decir, y creo que el fondoes acertado. Pero el punto de tu argumento que cito, es muy vulnerable y discrepo con él, aunque suene correcto. Porque, entonces, por esta regla de tres, quitemos las leyes que prohíben abuso a menores, o matrimonios infantiles, o el consumo de pornografía infantil, etc... total, "no podemos legislar la moral de otros". Lo siento, pero no.
 
Respondiendo a Lizett

Celina
03/07/2018
08:30 h
6
 
Estimada Noa, no sé si estás al tanto del caso argentino puntualmente, pero aquí el asunto es que la ley que ya obtuvo media sanción de los diputados establece que se pueda abortar por cualquier motivo y cosas como que una nena de 15 años pueda ir a abortar sin el conocimiento de sus padres. Los casos de violación ya estan contemplados en nuestra ley, por lo que no hace falta una nueva. Legislar para que alguien muera, no puede ser un derecho, porque el primer derecho humano es la vida. DTB.
 
Respondiendo a Celina

Luigi
02/07/2018
17:38 h
5
 
La mayoría de las mujeres que abortan no lo hacen por "miedo y vulnerabilidad" sino por egoísmo y por saberse blindadas de impunidad. Dejemos de usar el amor al prójimo como un pretexto para justificar veladamente las atrocidades que él o ella cometa. Las ayudas a la maternidad no frenan el aborto. Los castigos sí. Promovamos en Registro Civil Fetal y severas sanciones para las madres agresoras y sus médicos secuaces. Basta de fariseísmo.
 
Respondiendo a Luigi

Asun
02/07/2018
16:45 h
4
 
Excelente Noa. Estoy en la misma línea de pensamiento. Un abrazo
 
Respondiendo a Asun

Ruth
02/07/2018
14:26 h
3
 
Gracias Noa por hablar de este tema tan delicado con tanta gracia y autoridad. Realmente no se puede apedrear a aquellos que pecan de forma diferente a nosotros. Jesús vino a cumplir la ley pero, sin su amor, sabiduria y poder, es imposible cumplirla. Los que dan bibliazos a diestra y siniestra se olvidan de esto último y además, son los primeros que dada la ocasión, caen en cosas peores.
 
Respondiendo a Ruth

Miguel Ángel
02/07/2018
13:34 h
2
 
Excelente reflexión. Da vergüenza ver cómo tratan el tema del aborto algunas personas "cristianas". Muchas gracias Noa.
 
Respondiendo a Miguel Ángel

Mindundy
02/07/2018
12:56 h
1
 
Gracias Noa por edificar la Iglesia. Hacen falta reflexiones contra los gritos religiosos que espantan a tantas mujeres que por X razones viven un pesadilla, que dudan, que abortaron o se lo están planteando y que jamás se plantearían acudir a una iglesia por el juicio que recibirán. Si la iglesia cambiase el simplismo y el odio a estas mujeres que sufren (muchas veces abandonadas por el varón) por una preocupación real por los ya nacidos seguro que habría menos abortos y más luz de Cristo.
 



 
 
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