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El compromiso de Ciudad del Cabo 2010 (1)
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La verdad ha muerto, ¡viva mi verdad!

Para muchos creyentes la Biblia ha dejado de ser normativa para ser sólo orientativa.
LAUSANA AUTOR Pablo Martínez Vila 31 DE ENERO DE 2013 23:00 h

I SER TESTIGO DE LA VERDAD DE CRISTO EN UN MUNDO PLURAL Y GLOBALIZADO
Comentario introductorio de Pablo Martínez Vila (*)

“La verdad ha muerto, ¡viva mi verdad!”: El subjetivismo y la bancarrota de la Verdad.

Nuestro concepto de la verdad va a determinar gran parte de nuestra vida. Casi podríamos parafrasear el refrán español y decir: “dime cuál es tu verdad y te diré quién eres”. Nos guste o no, la vida que vivimos es en gran parte consecuencia de la verdad que creemos. La respuesta a la célebre pregunta de Pilatos a Jesús “¿qué es la verdad?” encierra las claves de la vida e incluso de la muerte. No es extraño, entonces, que la gran batalla de las ideas que se libra hoy en el mundo tenga como telón de fondo lo que podemos llamar “la guerra de la verdad”. La raíz del conflicto no es cultural ni siquiera ideológica, es moral. Lo que se está dilucidando en el fondo no es una nueva filosofía, sino quién tiene la autoridad en mi vida y en el mundo, “¿manda alguien ahí arriba o puedo mandar yo?’”. En este sentido, un auténtico seísmo ha sacudido los cimientos de la civilización occidental porque en los últimos 30 años el fundamento y la naturaleza de la verdad han cambiado de forma extraordinaria. El cambio se resume en una frase: la verdad ha muerto, viva mi verdad. El auge del subjetivismo y la bancarrota de la verdad como un valor absolutoconstituyen el rasgo más descollante de la sociedad del siglo XXI desde el punto de vista ético.

¿Qué ha ocurrido en realidad? Después de más de dos siglos de racionalismo (la glorificación de la razón predicada desde la Ilustración), el golpe de péndulo del post modernismo ha llevado a una sobrevaloración de lo subjetivo que ha pasado a ser la norma suprema de vida y de conducta. Lo que yo pienso y siento, mi opinión, es lo que vale. Antes, la verdad estaba fuera de mí, era un ello; hoy la verdad está dentro de mí, es una extensión de mi “yo”. El subjetivismo es un ídolo intocable para muchas personas hoy porque permite entronizar al yo y desbancar a Dios. Mis sentimientos, en especial mi felicidad, tienen primacía sobre la razón. Lo objetivo, lo que se puede medir, tocar y demostrar, ha quedado relegado al campo de la investigación y de las ciencias, pero no importa demasiado en la vida cotidiana.

@MULT#IZQ#56965@Esta forma de pensar tiene una consecuencia inevitable: si no hay una sola verdad, sino muchas verdades, entonces mi verdad es tan válida y correcta como la tuya. De esta manera, el concepto de verdad queda reducido a una opinión personal y, por tanto, discutible. La conclusión es clara: no hay una verdad absoluta -la Verdad-, sino muchas verdades relativas. Este fenómeno se puede comprobar hoy perfectamente en las tertulias de radio o televisión donde todos hablan a la vez y nadie escucha a nadie. Es un desorden calculado, deliberado; el galimatías de voces no ocurre por incompetencia del presentador, sino por la filosofía de fondo que predomina en todos los debates, sean públicos o privados: no importa la verdad del tema en cuestión, lo importante son las opiniones personales que son elevadas de forma automática a la categoría de verdad, mi verdad.

Éste, sin embargo, no es el final del camino porque no estamos ante un asunto sólo de ideas, sino de conductas. Como decíamos al principio, el qué creo influye en el cómo vivo. La verdad tiene unas consecuencias éticas: es la guía para discernir entre lo recto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. Si la verdad está dentro de mí, entonces no hay una moral objetiva, sino que cada uno se construye su propia guía de conducta. Esta “ética a la carta”, a gusto del consumidor, es la consecuencia más dramática de la bancarrota de la verdad. Nadie tiene que enseñarme lo que está bien y lo que está mal porque esto lo sé sólo yo. Además, lo que es bueno para ti puede ser malo para mí o viceversa. Y así vivimos en una época en la que se repite como un calco la descripción del tiempo de los jueces cuando cada uno hacía lo que bien le parecía”.La confusión ética y una crisis de valores sin precedentes son la consecuencia natural de eliminar el valor absoluto de la verdad.

Esta corriente de subjetivismo y crisis de la verdad está afectando a la Iglesia de forma perceptible. La erosión de la autoridad de la Palabra de Dios como norma suprema de vida y de conducta es una de sus consecuencias más preocupantes. Para muchos creyentes la Biblia ha dejado de ser normativa para ser sólo orientativa. Según Charles Colson, conocido evangelista y pensador americano, en los años 1960 el 65 por cien de los norteamericanos creía que la Biblia era la verdad. Hoy esta cifra ha bajado al 32 por cien. Y lo que es más significativo, el 70 por cien afirma que no existe tal cosa como la verdad ni los valores morales absolutos.

Posiblementeahí está la raíz de la crisis de secularismo y superficialidad que predomina en muchas iglesias en Occidente, incluida España. Cuando la Verdad se convierte en algo relativo y no absoluto, la Iglesia acaba siendo mundana, es transformada por el mundo en vez de ser ella agente de transformación; la Biblia pasa a ser un libro orientativo, pero no normativo y la gracia de Cristo se convierte en una gracia barata que lo acepta todo y mira hacia otro lado ante aquellas conductas que antes se llamaban pecado y que ahora quedan excusadas por este manto de subjetivismo que lo envuelve todo.

Por esta razón los cristianos debemos recuperar y proclamar con vigor la Verdad de Dios revelada en la Biblia y encarnada en Cristo. Necesitamos coraje para ser heraldos de esta Verdad y coherencia para encarnarla en nuestra propia vida. Sólo así lograremos ser “sal y luz” en un mundo de corrupción y oscuridad. Aquel que dijo “Yo soy la luz del mundo” también afirmó de sí mismo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32).

La Verdad sigue viva en Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida….”

Al mostrar la Verdad de Dios al mundo podemos compararla a un diamante que tiene varias caras, cada una de las cuales refleja aspectos preciosos, aunque parciales, del todo:

1-LA VERDAD ES INSEPARABLE DE LA PALABRA
Dios ha hablado a lo largo de la Historia “muchas veces y de muchas maneras” (Heb. 1:1) y nos ha revelado la Verdad en las Escrituras. Esta cara del diamante es la que podemos llamar la verdad revelada. Constituye el conjunto de proposiciones que somos llamados a creer. El apóstol Pablo la llama “el buen depósito” (1 Tim. 1:14”) o la “sana doctrina” (2 Tim 4:3; Tito 1:9). Este cuerpo de doctrinas –creencias- se inicia con la revelación de Dios a los patriarcas, sigue con los profetas y culmina en el NT con la enseñanza de Jesús y los apóstoles. Si bien está expresada de manera perfectamente comprensible –hay un elemento lógico racional incontestable en la verdad revelada- , en último término sólo se puede acceder a ella desde la fe. Son los ojos de la fe los que alumbran nuestro entendimiento (Efes.1:18) y nos permiten aprehender toda la riqueza de la Verdad de Dios.

2-LA VERDAD ES INSEPARABLE DE LA VIDA
La verdad de Dios es inseparable de la vida, tiene unas implicaciones morales inevitables para nuestra conducta. La verdad no es sólo algo a creer, sino a practicar. Implica demandas éticas, cambios, un estilo de vida. La segunda cara del diamante es la verdad obedecida. Somos llamados también a vivir la verdad, no sólo a creerla. De hecho, vivir la verdad es la mejor demostración de que la hemos creído. Hemos de creer lo correcto –la sana doctrina-, pero también hemos de vivir rectamente (Heb 12:14; 1 Ped. 1:14-16). Creer la verdad de Dios nos da paz y seguridad para el futuro –“Señor, ¿a quién iremos? Tú, tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6:68)- pero también debe transformar las vidas aquí y ahora (2 Cor 3:18; Filip. 1:6)). La obediencia a la verdad no sólo purifica nuestras almas, sino que nos dispone parael amor fraternal no fingido y para amarnos unos a otros entrañablemente (1 Pedro 1:22).

3-LA VERDAD ES INSEPARABLE DE LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO
Hasta aquí hemos considerado los aspectos más directamente relacionados con nuestra responsabilidad, lo que nosotros ponemos de nuestra parte: buscamos entender y aprehender la verdad revelada de Dios y anhelamos vivirla, obedecerla. Conseguir esto por nosotros mismos no sólo es difícil, es imposible porque entender y vivir la Verdad de Dios requiere la capacitación divina. La verdad es también algo a discernir y, en este sentido, nos referimos a la tercera faceta del diamante comola verdad iluminada. Por esta razón, Dios nos ha provisto de un recurso sobrenatural: la ayuda del Espíritu Santo quien es el que desde el principio “nos convence de pecado de justicia y de juicio” (Jn. 16:8) y nos sigue “guiando a toda la verdad” (Jn. 16:13) en nuestro caminar diario. Dependemos del Espíritu para que nuestras creencias –la verdad revelada- no se queden en algo frío u oxidado por el tiempo, sino que sean regadas con la unción del Espíritu que nos renueva cada día.

4-LA VERDAD ES INSEPARABLE DE LA PERSONA DE JESUCRISTO
La Verdad es más que una doctrina o una vivencia espiritual-religiosa; es, ante todo, una persona: Cristo. Dios, después de darnos la verdad revelada, “ …en estos postreros días, nos ha hablado por el Hijo” (Heb 1:1). En Cristo culmina la revelación de la verdad hasta el punto que él pronunció las palabras más osadas que nadie haya dicho jamás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6). Cristo viene a ser la verdad encarnada: “Aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros….lleno de gracia y de verdad…Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1: 14,17). Siguiendo con el símil del diamante, Cristo es la parte más preciosa de la verdad divina porque él “es la imagen del Dios invisible” (Col. 1:15) y en él “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). Como alguien ha dicho, “un cristiano es una persona que ha quedado prendada y prendida de Jesucristo”. La luz que irradia la Verdad no sólo alumbra nuestras tinieblas, sino que nos seduce y nos atrae para compartir toda nuestra vida con Él (Apoc. 3:20). Ahí radica el rasgo más distintivo del cristianismo: no es tanto una religión, sino una relación. Por ello, en último término,la verdad no es sólo algo a creer, algo a vivir y algo a discernir, sino sobre todo alguien a quien amar: el Cristo vivo, la Verdad encarnada.

Este artículo se corresponde a la serie que en unblog bajo el nombre de "Lausana"analiza y aplica el documento"Para el mundo al que servimos: La llamada a la acción de Ciudad del Cabo", elaborado en el tercer encuentro del Movimiento Lausana (realizado en 2010 en África del Sur, al que acudieron cuatro mil líderes evangélicos de todo el mundo, y que se celebra cada diez años aproximadamente).

(*) Ex Presidente de la Alianza Evangélica Española (1999-2009) y miembro actual de la Comisión Sociopolítica de la Alianza Evangélica Europea. Director del European Christian Counselors Network (Red Europea de Consejeros Cristianos). Psiquiatra, escritor y conferenciante internacional.
 

 


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COMENTARIOS

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irma
03/05/2015
10:37 h
16
 
Desde Barcelona, ciudad natal del Sr. Martinez, un agradecimiento especial, no solo por este artículo sino por su vida dedicada a ese evangelio que predicó nuestro Señor Jesucristo, quien dijo de si ...yo soy el camino, la verdad la verdad y la vida.-- Gracias por recordarnos que todo en el mensaje del evangelio es relación , relación de respeto y amor con el Señor, con nosotros mismos, y con los demás...y añadiría que al entendimiento tenemos el EspírituSanto..nuestro ayudador.
 
Respondiendo a irma

alex
22/06/2013
23:56 h
15
 
TODOS BUSCAN LA VERDAD, MIENTRAS QUE NOSOTROS NOS PASEAMOS POR ELLA. LAS SAGRADAS ESCRITURAS ES LA VERDAD. G. R. Ramirez -'Reseña critica de una Introducción al Nuevo Testamento'-
 
Respondiendo a alex

Salvador
09/05/2013
17:24 h
14
 
Teología de la Liberación, Teología de la Prosperidad, Teología del Compromiso de Lausana. ¿Cual es la diferencia?, Sr Martinez.
 
Respondiendo a Salvador

Pedro ugarte
14/04/2013
17:54 h
13
 
La verdad revelada NO Constituye el conjunto de proposiciones que somos llamados a creer. La verdad revelada no es un conjunto de proposiciones. La verdad revelada es un CONJUNTO DE LIBROS. ¿Supongo que quería decir esto el Sr Martinez?
 
Respondiendo a Pedro ugarte

Juan Alberto Villarroel.
14/04/2013
17:54 h
12
 
La verdad no solo es Cristo, es también SU PALABRA; las Sagradas Escrituras. Limitar la VERDAD a Cristo, no es TODA LA VERDAD. Lo que pasa es que ya no se cree que La Biblia sea 'TODA VERDAD', sino que también contiene errores. Por eso se dice que 'Cristo es la Verdad', que aunque es VERDAD, al decirlo así, se 'vela' la otra VERDAD, pues ya para muchos ha dejado de ser VERDAD'.
 
Respondiendo a Juan Alberto Villarroel.

Gregorio
10/04/2013
22:45 h
11
 
La Verdad es 'ALGO', con lo que hacemos 'Algo', pues que sirve para 'algo' La verdad es 'ALGO' VERDAD (Todas con mayúsculas) es una facultad o virtud Divina, hasta que se hace además visible en la forma de un libro; LAS SAGRADAS ESCRITURAS (LA VERDAD EXPRESA), de manera que ahora es visible, observable, con capacidad de ser estudiada, comprendida y sobre todo aprendida. Con la que hacemos 'Algo' Verdad, (la prímera con mayúscula), es una actividad a la que somos llamados todos, y que consiste en la consideración y aprendizaje de la VERDAD EXPRESA (LAS SAGRADAS ESCRITURAS). Y que sirve
 
Respondiendo a Gregorio

Pepico
08/02/2013
15:08 h
10
 
Señor Camamir, realmente, en mi humilde opinión, su comentario es un comentario de manual.
 
Respondiendo a Pepico

Pepico
08/02/2013
15:08 h
9
 
Estimado Camamir, usted ha comentado: 'la forma en que nos relacionamos con Jesús puede ser distinta (a veces incluso contradictoria)', [...] 'el hecho de sentar a Jesus en el trono de la verdad (y de hecho es él quien se entrona a sí mismo) ya es descartar un montón de otras posibles y relativas verdades'. Discúlpeme , pero su aporte es básicamente más relativismo. Por lo que le entiendo, uno se puede ¿relacionar? (yo creía que a Jesús había que obedecerle, Hebreos 5:9) con Jesús de formas 'contradictorias' y ¿eso es un buen comienzo?
 
Respondiendo a Pepico

camamir
07/02/2013
16:42 h
8
 
Me parece muy bueno el artículo y nada confuso. Afirma la existencia de una verdad única. Y ésta es, no un comncepto sino una persona: Jesús. Evidentemente la forma en que nos relacionamos con Jesús puede ser distinta (a veces incluso contradictoria), como ocurre tantas veces con los hijos de un mismo padre y madre. Sin embargo, el hecho de sentar a Jesus en el trono de la verdad (y de hecho es él quien se entrona a sí mismo) ya es descartar un montón de otras posibles y relativas verdades. !Qué mejor comienzo que este!
 
Respondiendo a camamir

Pepico
05/02/2013
12:43 h
7
 
Hola Angy, usted sabe que existen hoy cientos de grupos 'cristianos' que, aceptando los puntos que usted detalla, predican doctrinas completamente contradictorias. A veces estos grupos se reúnen en convenciones o y ciertos líderes evangélicos hablan de un modo que da a entender que están unidos, cuando simple y llanamente eso no es verdad; únicamente se hace la vista gorda a las insalvables diferencias. 1Co 14:33 'Dios no es Dios de confusión, sino de paz'. Confundir: 'Mezclar, fundir cosas diversas, de manera que no puedan reconocerse o distinguirse'.
 
Respondiendo a Pepico

Angy
05/02/2013
10:03 h
6
 
Pues, yo he entendido que 'vivir la verdad de Jesús' o es tan relativo. El autor declara 1) la verdad está fuera de nosotros, no 'en nosotros'; 2) descarta la 'etica a la carta' y señala la Biblia como 'normativa' no 'orientativa' de donde se derivan los 'absolutos'; 3) La Biblia es la revelación de Dios, la Palabra de Dios; 4) Enfatiza la vida centrada en la Palabra; 5) Señala la necesidad de depender del Espíritu Santo para entender la Palabra; 6) Confiesa y afirma la encarnación y divinidad de Jesucristo, quien es Camino, Verdad y Vida. No está mal para empezar, ¿No te parece, Pepico?
 
Respondiendo a Angy

Rosa Jordán de Franco
04/02/2013
17:11 h
5
 
Qué gran verdad! Y qué clara y hermosa manera de exponerla. Y de verdad que siempre que se habla acerca de la Verdad, sale a relucir la pregunta de Pilato a Jesús: '¿Cuál es la Verdad?' Lo que ya Jesús había dicho: 'Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie (¡Nadie!) llega al Padre sino por Mí' ¡Jesucristo es la Verdad! Por ende, todo lo que a Él se refiere, contenido en la Palabra de Dios, es la Verdad, así de sencillo. En un pasaje de Daniel dice que sólo los entendidos entenderán. ¿Y quiénes son los 'entendidos'?Los nacidos de nuevo del agua de vida (la Palabra de Dios) y del Espíritu Santo: 'Porque os es necesario nacer de nuevo para poder 'ver' y 'entrar' en el Reino de los Cielos'
 
Respondiendo a Rosa Jordán de Franco

Pepico
04/02/2013
11:12 h
4
 
Hola Anye, le agradezco su comentario. Pero, sin ser mi intención faltar al respeto al autor, el artículo de arriba denuncia el relativismo social con más relativismo. Uno lee el artículo y nota que a la única conclusión que llega es que hay que vivir la verdad de Jesús. Bien, pero ¿cual es esa verdad? ¡Ah! El autor no lo dice, lo que nos transmite más relativismo. Decantarse por la verdad implica, necesariamente, rechazar otras. Por supuesto, se puede estar absolutamente convencido de conocer la verdad, y ser tolerante, como Jesús nos enseña, con otras opciones. Todo lo demás son palabras para rellenar un espacio en una revista.
 
Respondiendo a Pepico

Anye
04/02/2013
01:07 h
3
 
¡Caramba con Pepico! El hermano Pablo no pretendía con su exposición darnos un tratado teólogico, (a mi modesto entender) sino trazar unos liniamientos generales, ya que el medio no da para más. Pero en lo que ha dicho, los fundamentos quedan totalmente claros: frente al relativismo moral y ético los absolutos que se derivan de las Escrituras y del Señor Jesucristo; dando énfasis a la guía del Espíritu Santo y a una vida centrada en las demandas éticas de la Palabra. Si Pepico quiere saber sobre tantísimas cosas como creo que está pensando, pues suscríbete a la revista Andamio y Aaltheia. Así podrás seguir su pensamiento y te quedarás tranquilito. O quizás no, al descubrir que no estás de a
 
Respondiendo a Anye

Pepico
03/02/2013
03:25 h
2
 
Estoy de acuerdo con usted en el creciente relativismo social, pero usted es el primero, en mi humilde opinión, que no usted tampoco deja clara su 'verdadera' postura en la cuestión....a ver ¿Qué es la verdad para usted? ¿Cual cuerpo de doctrinas cristianas es la verdadera? Usted termina con la manidísima frase de 'la verdad está en Jesús', que esencialmente es cierta, pero que nos lleva a la pregunta: ¿cuáles son, objetivamente, las verdaderas enseñanzas de Jesús? Por ejemplo: ¿debe o no un cristiano participar en política? ¿Puede o no una cristiana ejercer el pastorado? y así por el estilo. Decir que Jesús a cada pastor le da una verdad distinta es más relativismo.
 
Respondiendo a Pepico

Sergio de Lis
02/02/2013
15:42 h
1
 
Ciertísimo todo lo que expone el querido hermano. El relativismo imperante es acérrimo enemigo de la verdad, y se ayuda de la razón para cuestionar lo proveniente de la fe (el eterno conflicto entre fe y razón). Y, aunque no se diga, quien se ha distinguido especialmente por su énfasis en la verdad de/en Cristo, el apóstol Juan, ya no impresiona tanto en las iglesias. Pero, gracias sean dadas a Dios porque, 'todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros y estará para siempre en nosotros' (2 Jn. 1-2). ¡Amén!
 



 
 
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