1) Los símbolos del poder no deben cegar tu entendimiento, pues la grandeza se mide por la actitud generosa de cada persona.
2) Mientras más incansable es tu fuerza espiritual, mayor es la alegría que de ti se desprende.
3) Sumando gritos, los prójimos piden justicia: saben que desde siempre los poderosos suelen padecer sordera.
4) Tiembla ante políticos que no exhiban algunos gramos de moral. Y que
5) La tolerancia, en política, no debe tropezar con la intransigencia de los vociferantes o de quienes hablan por la espalda. Sombra de un sueño será aquel país donde un bando se crispe hasta lo indecible cuando pierde el favor de la mayoría; sombra de una paz apetecible será un país cuando el bando vencedor se instale en la soberbia y no valore los seguros aportes del rival, ahora en la oposición, con los papeles cambiados. La dialéctica de la tolerancia no se fundamenta tan sólo en el silencio hacia lo que haga el otro, sino también en la crítica sin furia y sin golpes bajos.
6) ¿Qué hacer ante el ego depresivo de esta sociedad posmelancólica?
7) Ya pocos aspiran a lo máximo posible. Ni siquiera a lo mínimo indispensable. Estamos hablando del pensamiento, pero también de la emoción.
8) Demasiado mirar de cerca puede volverte ciego; mejor pon la mirada en el horizonte. El cuerpo espera concreciones que estén más allá de la punta de la lengua.
9) La desmemoria desploma la dignidad del hombre. Me refiero a quienes no desean recordar jamás el daño que padecieron o conocieron. Todo oprobio debe testimoniarse para que el secreto se vuelva contra los malvados.
10) Desaprende a girar la cara ante la gente que sufre. Desaprende a hacer como que no ves su sufrir.
11) Con la crisis económica, también la religión del consumo está cayendo en desgracia.
12) Hay tiempos domesticados y hay tiempos azotados por fieras tempestades: nada de presuntuosidad en los primeros; nada de claudicación en los segundos.
13) Una vida sin imaginación también significa muerte. Así, ante la cotidiana turbiedad ofreciendo velatorios por doquier, conviene replicar enseñando realidades aparentemente imperceptibles.
14) ¿Cómo puede quedar incólume la fe en la justicia, si quienes la administran suelen ofrecer fallos injustificables? ¿Acaso el silencio de sus gestos les sirve de excusa para velar prevaricaciones, ineptitudes, temores o evidentes mansedumbres ante poderes políticos, económicos o mediáticos? La justicia no despierta del letargo, pero siempre hay excepciones que confirman el alud del desencanto.
15) No recibas monedas que tengan el cuño del latrocinio. Y, aunque en ciertas sociedades corruptas pareciera que esta mal visto, rechaza las sucias compensaciones que busquen desviar tu justo proceder. No, no todo es éxito y dinero en la vida del hombre. No todo es consumo desmedido que luego deja vacío el espíritu con sus placebos de embelezo.
16) Con alevosía pretenden ponernos una venda estratosférica, mientras acopian el botín de sus latrocinios.
17) El horizonte político de una nación democrática se fundamenta en inequívocas prácticas de tolerancia hacia opiniones contrarias a lo que uno pudiera pensar, pero que reflejan pareceres de quienes hacen uso de sus derechos naturales y constitucionales para no estar a contraluz de lo que juzgan evidente. Respeto y libertad dentro de un andamiaje cívico común, que en el ámbito político alcanza su mayor dimensión: los ideales pueden ser contrapuestos, pero unos y otros deben considerarlos y tratar de obtener consensos u oportunas rectificaciones.
18) Los bárbaros, ¿quiénes son los bárbaros? ¿Podrían serlo los responsables de unas reconocidas empresas farmacéuticas que venden medicamentos adulterados? Por ello, conviene sopesar esas frases despectivas en torno a lo distinto y a lo lejano.
19) Cicerón argumentaba que se debe buscar lo honesto por sí mismo y se debe huir de lo vergonzoso por sí mismo. Este criterio de la ética bien nos puede servir para trazar su connubio con la estética, máxime en estos tiempos donde los valores morales han decaído o alterado su poderosa dimensión orientadora de la caminata del hombre. No creo que deba disociarse el cometido de ambas; es más, estimo que el ideal sería que siempre vayan juntas.
20)¡Cuántas diferencias en este planeta! Por una parte hay quienes, tras abundantes alimentos, se matan de hambre para estar delgados. Otros mueren de hambre por no tener qué llevarse a la boca.
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