¿Espíritu de Seúl? En realidad, habría de ser el espíritu que debe tener cualquier nacido de nuevo, pero entonces ¿Por qué nos ha sorprendido tanto? Lo cierto es, que a más de 10.000Kms. de nuestro país hemos sido impactados por una realidad evangélica que sí ha influenciado en la sociedad; una iglesia que ha participado activamente en el levantamiento de un país, desde la miseria más absoluta después de su guerra civil y de los imperialismos que la habían subyugado históricamente hasta ser una de las referencias como potencia económica en Asia; vimos el potencial de la iglesia y experimentamos la sencillez y humildad de un pueblo realmente apasionado por Dios y por la Palabra, una iglesia comprometida con la oración, la evangelización, las misiones, la ayuda social…
El Seminario,
Facultad de Teología Youngsang, nuestro anfitrión, nos ha dispensado un trato excelente; posibilitó nuestra participación en la “
Montaña de Oración”, un centro de retiros en el que miles de personas emplean su tiempo de descanso y vacaciones para ayunar, orar y tener una comunión más íntima con el Señor; participamos también en reuniones de grupos de hogar, unidad mínima en la organización de una iglesia la de Asambleas de Dios (A.D.) de Seúl que congrega a casi un millón de miembros, allí, la sencillez, el amor a la Palabra, el estudio, la excelencia en todo, el exquisito orden, la oración e intercesión fueron un ejemplo vivo de cómo ser sal de la tierra y luz del mundo.
Estuvimos en varios cultos. Fue enormemente emocionante cuando la congregación de la iglesia principal (alrededor de 40.000 personas) intercedió por nuestro país, confirmando el compromiso de mantener una intercesión continua por España
¿Cuál es el elemento clave, la conexión para la predicación del evangelio en una sociedad de carácter budista, tan alejada del contexto cristiano? La respuesta radical y firme de Andrew Cho, el rector de la Facultad de Teología fue: “El testimonio de vidas transformadas por el Señor; el budismo no cambia a nadie, pero la sociedad sabe que el cristiano/a ha sido transformado, ve su cambio y sencillamente quiere seguir su ejemplo”.
Fue desde este contexto, que pudimos verificar el énfasis en su enseñanza de “
la cuarta dimensión” eje de uno de los textos de referencia del pastor fundador de la Iglesia, el Dr. Yonggi Cho y, –efectivamente– asumimos que es una iglesia que sí está en otra dimensión, pero
no la que se ha malinterpretado en occidente con la decididamente mala traducción del libro, sino en la de la entrega total y comprometida con el evangelio, con la misión, con la realidad de que vivir es para Cristo, con la de enviar a misioneros a lugares en los que ponen su vida en riesgo, con la de darse y darlo todo para el Señor; sólo de este modo es posible entender este proyecto de invitación en el que el rector y un grupo de 7 profesores de la facultad nos acompañaron durante los diez días de nuestro periplo, con un propósito, seguros, de que pudiéramos constatar que no importa la dificultad por dura y compleja que sea (Corea del sur emergió de la ruina económica, espiritual, emocional…) sino, de la entrega, la fidelidad y la confianza en el Señor, porque desde este fundamento entonces sí que se puede porque Dios mismo es el que quiere propiciar el cambio, no sólo de una iglesia local, ni siquiera de una denominación eclesial, sino de todo un país, y desde el país a toda la tierra.
¿Espíritu de Seúl? Es nuestra oración que lo que vivimos allí, pueda alcanzar cada rincón de nuestra sociedad, a fin de que como ocurriera y ocurre en aquel lugar, nosotros también podamos experimentar que la Gracia de Dios nos alcanza a través de la transformación genuina de los que somos nacidos de nuevos; entonces del espíritu de Seúl –asumiremos– que
no es más que el Espíritu de Cristo en la vida de la Iglesia Evangélica.
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