Pastores (españoles) en Belén

Dadas las fechas que vivimos, sigo la crónica de este reciente viaje a Israel por el final, la tarde del último día en que visitamos Belén.

El título, ni qué decir tiene, fue la frase más repetida en la casi media hora de viaje en autocar desde Jerusalén a la cercana ciudad de Belén. Desde el conocido villancico “A Belén pastores” hasta todas las frases posibles que la imaginación española tiene, los 12 pastores y respectivas parejas llegamos a la ciudad natal de Jesús.

Dicho sea de paso, atravesamos la famosa valla o muralla que separa Israel de territorio palestino sin ningún tipo de control (tampoco los coches que nos antecedían y venían detrás). Aunque según nos dijeron, las mañanas en el turno de trabajo el control de entrada es más que exhaustivo ante el posible terrorismo.

Cuando llegamos, dado lo avanzado de la hora, no había tiempo para visitar más de un lugar, así que cuando nos ofrecieron elegir entre la catedral construida sobre lo que se cree que fue el pesebre, o los campos donde los pastores recibieron el anuncio de los ángeles de que el Salvador de Israel había nacido, no lo dudamos: los campos.

Ésta fue una de las características del viaje. Evitamos en lo posible las grandes estructuras que la religión ha construido, buscando la esencia y sencillez de lo natural.

Como bien dijo Esther Pinto (esposa de Jesús Giraldo), “a los cristianos evangélicos más que los monumentos nos interesa la vida, la que aquí se desarrolló y la que ahora podemos ver”.

Jesús Giraldo hizo un breve pero profundo pensamiento sobre la presencia de Belén en la Biblia, pasando por las historias de Raquel, David, Ruth y Booz, la profecía de Miqueas y el nacimiento de Jesús; así como el significado de Belén Efrata (casa de pan, donde nació el que afirmó ser el pan del cielo).

Impresiona la sencillez de la población (aún hoy en día, mucho más en los tiempos bíblicos, un simple y muy pequeño poblado).

Mirando los campos que en forma de lomas y hondanadas rodean la ciudad (verdes tras las lluvias y en primavera), con Jerusalén al fondo y en lo alto (se entiende que se diga siempre “subir a Jerusalén”), salta a la vista que lo evidente de Dios está oculto a la apariencia que miramos los hombres. Como le dijo Dios a Samuel ante los hijos de Isaí, hasta que vino el pequeño, que andaba pastoreando en estos mismos campos.

Una idea y principio que se repitió en toda nuestra visita a Israel.

Sin embargo, los seres humanos nos hemos empeñado en edificar imponentes estructuras donde Dios sólo quiso destacar la humildad, la sencillez y el amor sin interés alguno elevado al infinito.

Me pregunto hasta qué punto nuestras vidas e iglesias perviven en la sencillez de aquel modelo e idea original de Dios, o estamos queriendo construir armazones que sólo tapan la esencia de Aquel niño en un pesebre.

Intentaré al final de cada blog ponerles un poema mío, escrito en relación a mi experiencia en cada lugar. Aquí debajo les dejo el primero.

En oro la paja han trocado,

y el pesebre en catedrales.

Velas por luces de ángeles.

Mas yo, Jesús, como los tres sabios,

te busqué entre estrellas y prados.

Donde Booz y Rut, David y Raquel.

En el rocío del trigo de Belén,

y las majadas, los rebaños

de la Efrata de Israel,

tu pueblo amado.

También os regalo aquí, para terminar, un precioso video que me envía Joel Forster. Es de Nehemias Jaruchick, hijo de un misionero ruso que vive en Girona. Es un video sobre Jerusalén, publicado en Evangelical Focus, con la frase que pone el texto del video: "Este es el lugar que el Mesías escogió para venir, morir... y volver. Una producción de ALto Concept" (productora de cine de Jaruchik). Shalom.