En ella se situaban geográficamente la mayoría de los países musulmanes. Una década después se está produciendo la mayor transformación social y política de su historia.
Algunos analistas han comparado esta época con las revoluciones que se extendieron en 1848 por todo el mundo. Desde París nació un movimiento revolucionario que cambió la faz de Europa. El fenómeno de los países árabes en el 2011 parece muy alejado de las reivindicaciones de mediados del siglo XIX.
El milenio comenzó con la destrucción de las Torres Gemelas y la sospecha de extremismo y terrorismo en todos los países musulmanes. La guerra de Afganistán e Irak aumentaron aún más la brecha entre Oriente y Occidente. Aunque la dependencia económica mantuvo algunos lazos de unión.
Occidente miraba a otro lado a la hora de denunciar la falta de libertad en países como Arabia Saudita, a cambio de que el petróleo siguiera fluyendo.La mayoría de estos países prohibían la predicación del Evangelio, encerraban a los árabes que se convertían y vulneraba hasta los derechos de cristianos autóctonos que aún aguantaban la presión.
Las viejas dictaduras árabes, según creían muchos el único medio de estabilizar la región, se daban en herencia como si se tratara de una posesión más. Nadie parecía preocupado ante la violación de derechos humanos o religiosos. El único país en el punto de mira era Irán por su programa nuclear.
Tras las elecciones en Teherán y los disturbios del 2010, una nueva corriente popular comenzaba a extenderse por el Mundo Árabe. Una nueva generación más formada, con acceso a la información por los móviles e Internet, quería más libertad y protagonismo. La crisis había dejado a miles de jóvenes sin futuro, sin derecho a opinar y condenados a mal vivir en sus países.
La Crisis Económica agravó más las cosas. El alza de los precios, el aumento del paro y la corrupción política llevaron a los estudiantes a las huelgas.
Túnez, Egipto, Libia Siria, Bahréin, Irán y Yemen han vivido diferentes situaciones, pero con un elemento común: las reivindicaciones de libertad.
¿Quién está detrás de las protestas y cómo afectará esto a la libertad religiosa?
Desde hace unos años la situación de los cristianos en Oriente Próximo y el Norte de África ha empeorado. Se ha identificado al Cristianismo con los ejércitos invasores de la Guerra de Irak y en muchos países las minorías cristianas han tenido que emigrar. Es el caso de los cristianos en Irán, Irak o Palestina.
Antes de las revueltas en Egipto, los enfrentamientos entre Coptos (minoría cristiana milenaria) y musulmanes se habían intensificado. En medio de las protestas muchos cristianos se unieron a los musulmanes creyendo que “la revolución” les traería más libertad. Semanas más tarde se volvían a quemar iglesias en Egipto y casi medio centenar de cristianos morían a manos de extremistas musulmanes.
No sabemos hacia dónde llevará esta nueva revolución. Esperemos que no hacia el modelo de Irán. Lo que sí es cierto es que los países de mayoría cristiana tienen que defender las libertades en los países musulmanes y la libertad de cultos. Los musulmanes en occidente no pueden estar callados ante la falta de libertad religiosa en sus países y exigir hasta terrenos y edificios en España.
No sabemos si la revuelta es absolutamente popular o quién tomará el poder tras las revueltas. Los Hermanos Musulmanes en Egipto y otros grupos radicales son los grupos más organizados, pero también defienden la extensión de la Sharia.
Lo único que podemos hacer como cristianos es orar por estos países y seguir enviando a personas que anuncien el Evangelio. Durante cuatro siglos el Cristianismo fue perseguido en el Imperio Romana y eso no le impidió triunfar al fin.
La ventana 10/40 se está abriendo. Esperemos que el Evangelio llegue hasta el último rincón de esta tierra tan necesitada de paz, libertad y Dios.
Publicado en la revista Kerygma
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