En julio de 2015, más de mil personas se reunieron en el norte de Tailandia para el 150º Aniversario de la misión con la que Hudson Taylor llevó el evangelio a China.
Hay algo acerca de la historia de la Misión al Interior de China (China Inland Mission) y OMF que encuentro irresistible. Sus inicios pueden rastrearse atrás a Susannah Wesley y sus oraciones por sus hijos, y a un joven cantero, que décadas después arrojó huevos y tomates podridos a John Wesley y sus predicadores itinerantes en Barnsley, West Yorkshire, Inglaterra. En la mañana del día de su boda, ese mismo cantero, el primer James Taylor, caminaba por los campos, consciente de los votos que tomaría en breve. De pronto se encontró reflexionando sobre lo que había oído decir a Wesley: “Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor”. Las palabras fueron directamente a su corazón y se arrodilló a orar. Entonces, al darse cuenta de la hora, salió corriendo a su casa para cambiarse, y se dice que los amigos ajustaron las manecillas del reloj de la iglesia para que llegara justo a tiempo para su boda. Su nueva esposa se sorprendió cuando escuchó la noticia: “¿Acabo de casarme con un ministro itinerante?”, dijo, completamente consternada. No era lo que había planeado.
La gracia mostrada a James Taylor (1749-1795) en esa fría mañana de febrero de 1776 recorrería varias generaciones. El historiador K. S. Latourette se referiría al bisnieto de Taylor, el más famoso Hudson Taylor (1832-1905) como “uno de los cuatro o cinco occidentales de mayor influencia en China”. Además, el pensamiento seminal de Hudson Taylor influiría mucho más ampliamente la empresa de las misiones.
CÓMO FLORECER DESPUÉS DE 150 AÑOS
Pocos movimientos duran 150 años. El año pasado marcó ese aniversario para la Misión al Interior de China/OMF International y, también, para el Ejército de Salvación. Cada uno ha retenido sus creencias, visión, misión y valores originales, y cada uno se ha adaptado a los tiempos. Cada uno ha permanecido anclado, sin dejar de mirar adelante. No hay ninguna sombra alargada de un líder histórico. La clave, bajo Dios, es designar líderes sucesivos que, arraigados en las escrituras, puedan distinguir entre las tres P de los principios, que nunca cambian, las políticas, que, si bien no cambian fácilmente, necesitan la libertad para adaptarse a su tiempo y contexto, y la práctica, que podrá tener la necesidad de cambiar frecuentemente para que la línea del frente sea eficaz en el nivel local. OMF opera ahora en 32 centros en 25 países, con diversos ministerios y muchos líderes: líderes nacionales, líderes de ministerios, personas que movilizan y entrenan a nuevos obreros, plantadores de iglesias y aquellos que son apoyados para enseñar en seminarios. Todos deben distinguir entre las tres P y deben “mantenerse alineados”.
DE BARNSLEY A BRIGHTON AL INTERIOR DE CHINA
Pocos habrían notado a unas cuarenta personas en la playa de Brighton, Inglaterra, el jueves 25 de junio de 2015. Estaban ahí para conmemorar un espectáculo poco llamativo: James Hudson Taylor caminando solo por la playa, el mismo día 150 años antes. (Había estado en China varios años para 1865, sirviendo en la Sociedad de Evangelización de China.) Su corazón estaba atribulado por la comodidad de los cristianos occidentales en la iglesia ese domingo a la mañana, cuando las provincias del interior de China no estaban alcanzadas, y se propuso, ante Dios, encontrar una forma de irrumpir en esas provincias. Hudson Taylor llevaba una de las marcas más claras de un líder, por cierto el sine qua non del liderazgo: un sentido de insatisfacción con lo que existe, y la determinación de alcanzar algo mejor.
Así nació la Misión para el Interior de China (CIM), “con £10 en el banco y todas las promesas de Dios”. Taylor oró pidiendo “24 obreros hábiles y dispuestos”, dos para cada una de las provincias de China y dos para Mongolia. Había eficiencia en su pensamiento. Cada uno debería ser hábil —dotado naturalmente— además de dispuesto; y viajarían de dos en dos, como Cristo había enviado a los 70, porque habría escaso apoyo, especialmente en los primeros tiempos. Cada uno necesitaría el mismo “don de insatisfacción”, y en gran medida. Los que navegaron a China a bordo del Lammermuir en 1866 formarían una nueva raza de misioneros, porque se “convertirían en chinos en todos los asuntos que no fueran pecaminosos”.
Además, Hudson Taylor trajo al pensamiento sobre misiones un nuevo principio: las decisiones deben ser tomadas cerca del lugar donde serán experimentadas. Asimismo, su plan para el apoyo financiero se convirtió en una consigna para la vida misionera: los miembros de la CIM debían “mover a los hombres a través de Dios, solo a través de la oración”. Es decir, no pedirían a nadie apoyo financiero, pero orarían por ello.
GUARDAR LA HISTORIA, CONTAR LA HISTORIA
Desde el inicio, la historia debía ser registrada, y debía ser contada. A pocos meses de fundar la CIM, Hudson Taylor escribió su primer libro: China: Its spiritual needs and claims (China: sus necesidades y demandas espirituales). La primera edición se agotó rápidamente. “La comunicación es la esencia de la misión”, escribió, “superada solo por la oración”. Su órgano de noticias regular, China’s Millions (Los millones de China) era una prioridad. La revista, luego llamada East Asia’s Millions (Los millones de Asia Oriental), luego East Asia’s Billions (Los miles de millones de Asia Oriental), y ahora, para mantener a los activistas en vilo, simplemente Billions (Miles de millones), fue un emblema precoz.
La misión ha atraído a escritores y pensadores talentosos. Esto queda evidenciado por la gran cantidad de libros que han demostrado su valor de maneras asombrosas:
La historia del evangelio en Asia Oriental está mejor documentada que en muchas partes del mundo, y está bien cuidada en las principales de bibliotecas de archivos en el Reino Unido y los Estados Unidos. Una crónica cuidadosa, una buena reflexión y una buena escritura han jugado, cada uno, un papel. Además, a través de su publicación de libros, el legado de OMF a la iglesia más amplia ha sido profundo.
CELEBRANDO EL AÑO DEL ANIVERSARIO
En julio de 2015, más de mil personas se reunieron en el norte de Tailandia para “Recordar. Regocijarnos. Renovar”. El alimento de la plataforma fue rico y sustancial. Lindsay Brown, Director Internacional de Lausana,[1] estuvo a cargo de las lecturas bíblicas matutinas. Citando al misionólogo latinoamericano Samuel Escobar, Lindsay habló de tres tipos de personas que debe tener un movimiento, si quiere durar y florecer: historiadores para contar historias, maestros para impartir valores y elementos distintivos, y profetas y visionarios para hablar al contexto contemporáneo y fijar un rumbo. Mientras que los dos primeros podrían correr el peligro de vivir en el pasado, los últimos podrían salirse por la tangente sin ellos. Las tensiones de mantener a los tres juntos, dijo Lindsay, habían marcado la vida y el ejemplo de CIM/OMF.
Sus exposiciones tomaron los cuatros grandes temas del obrar de Dios a lo largo de la historia, la necesidad de luz y sal en la sociedad, el evangelio y el futuro, y el llamado de las ciudades. Hará falta mucho trabajo para llevar el evangelio a cada generación de habitantes de ciudades, en cada cultura: a la gente del lugar y sus diásporas, en las universidades, en los ámbitos de los negocios y la política, y a sus tecno- modeladores del futuro. Las megaciudades continuarán expandiéndose, para albergar a los pobres y a los pobres entre los pobres.[2]
El obispo Hwa Yung, de Malasia, uno de los más destacados misionólogos de Asia Oriental, consideró la contribución de OMF a la misión del siglo XXI. Fue, dijo, “un mundo multipolar de una complejidad impredecible”. Jamie Taylor (James Hudson Taylor IV), como su padre, Jim, un entusiasta sinólogo y cuidadoso historiador, repasó la historia de la asociación: sus fronteras, sus valores y el servicio costoso de sus obreros.
Esos 24 “obreros hábiles y dispuestos” comenzaron un movimiento que ahora tiene equipos en el frente y de apoyo con 2500 integrantes, de 40 países. El décimo y actual Director General, Patrick Fung, designado en 2006, es el primer asiático en ocupar este cargo. Es un hombre humilde, que exhibe una clara autoridad, muy influenciado por uno de sus predecesores, D. E. Hoste. Dijo que debíamos unir al lema Recordar. Regocijarnos. Renovar un cuarto elemento: la necesidad de Arrepentirnos. Fue un momento memorable y sombrío, mientras guiaba a la congregación en confesión. Dijo que sus metas de oración personales para el movimiento eran poder ver un crecimiento significativo en lo que tal vez se habían convertido en fronteras desatendidas: los pueblos de las altiplanicies de China, las personas que regresan de las diásporas y los países con partido único. Ahora estaban llegando unos 100 nuevos “obreros hábiles y dispuestos” cada año. “Oren”, instó, “por 150”.
“MANTENIÉNDOSE ALINEADOS” PARA EL FUTURO
Recuerdo haber leído acerca de un emprendimiento cristiano de principios del siglo XX que encalló, y de su junta ejecutiva, que no estaba familiarizada con su historia temprana. La obra estaba claramente en dificultades, y la junta había hecho auténticamente su mejor esfuerzo para salvarla. Sin embargo, los principios de sus primeros padres no habían sido mantenidos. La aguja de la brújula, al parecer, había perdido su verdadero norte varios años antes. ¿Cómo había comenzado la divergencia? ¿Por qué nadie lo notó? Dejaremos esas preguntas a historiadores futuros.
Mantengámonos activos en identificar a la próxima generación de líderes, y luego en ayudarlos a aprender lecciones de la historia. Porque la cultura de un movimiento va más hondo que las políticas y la práctica a lo largo del período que cualquier generación actual pueda haber observado. Vernos en la gran historia, como guardianes solo por el momento, trae un sentido correcto de humildad. Sin embargo, todos somos seres caídos, y ningún movimiento carece de las consecuencias de algunos juicios miopes.
David Pickard (octavo Director General, 1991-2001) resumió la agenda de un líder, bajo Dios, de la forma más sucinta que he oído. Había, dijo, tres preguntas que debían hacerse, que redujo a seis palabras: “¿Qué sigue? ¿Qué más? ¿Qué no?”.
Uno de los “¿Qué más?” nunca se podría haber sido avizorado en 1865. OMF está ayudando a capacitar a líderes cristianos africanos para alcanzar a la enorme diáspora china que está construyendo casas e iniciando negocios en varios países de ese continente.
A menudo nos referimos a “la tarea inconclusa”. Para la generación emergente, esta frase algo formal podría acompañar de alguna forma el clamor apasionado de Pablo: “el amor de Cristo nos obliga”. La frase viene (creo) del himno punzante del obispo Frank Houghton, “Facing a Task Unfinished” (Enfrentando una tarea inconclusa), que se canta al cierre de muchas conferencias de misiones. Houghton era obispo de Sichuan oriental, y fue el cuarto y último Director General de CIM (1940-1951) antes de su “éxodo reacio” de China.
Para señalar el 150 aniversario de OMF, los escritores contemporáneos de himnos Keith y Kristyn Getty han ideado un nuevo arreglo, reteniendo gran parte del original, que fue lanzado en una gira especial denominada The Task Unfinished (La tarea inconclusa) en febrero. Ojalá ayude a levantar una nueva generación de “obreros hábiles y dispuestos”; hombres y mujeres talentosos e insatisfechos que no permanecerán a un costado mientras “otros señores [aparte de Cristo] mantienen su dominio irrestricto”.
Julia Cameron ha servido en Comunicaciones y Publicaciones durante 25 años. Está basada en Oxford, Reino Unido, y es la Directora Editorial y Editora Senior del Movimiento de Lausana. Es la editora de varios libros de Lausana, que incluyen Christ Our Reconciler (Cristo nuestro Reconciliador) y The Lausanne Legacy: Landmarks in Global Mission (El legado de Lausana: hitos en la misión mundial) de próxima aparición.
Notas al pie
[1]Nota del editor: A principios de 2016 la función de “Director Internacional” fue renombrada como Subdirector Mundial para Regiones.
[2]Nota del editor: Ver los artículos titulados ‘Movement Day and Lausanne’ de Mac Pier (número de mayo 2016) y ‘Commitment to the City’ de Paul Hildreth (número de marzo 2014) en Lausanne Global Analysis.
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