Los hermanos Marx y el sentido del humor de Dios

Las películas de los Hermanos Marx están llenas de carcajadas inevitables.

En “Pistoleros de agua dulce” Chico está hablando con un gangster que quiere contratarlos como guardaespaldas y le dice: “Si nos paga poco somos poco duros, si nos paga mucho seremos muy duros”. El gangster responde: “!Pago cantidad!”, “Bueno” -dice Chico- “pues seremos cantidad de duros”

En “Sopa de ganso” alguien le explica a Groucho:

- “¡Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!”
- “Rápido, busque a un niño de cinco años” responde Groucho.

Quizás recuerdes también algunas de las frases de Groucho en sus entrevistas:
- “Debo confesar que nací a una edad muy temprana”
- En un hotel… “¿Servicio de habitaciones? Mándeme una habitación mas grande”
- “Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer”

Déjame que te diga que el sentido del humor es la salsa de la vida.

Puedes tener todos los ingredientes, y puedes colocarlos en una disposición perfecta para alimentar tu existencia, pero si no tienes alegría, todo sabrá seco y con graves riesgos de intoxicación.

Si todo lo que recibes en tu interior es de naturaleza seria, la digestión será dura y pesada. Si sólo abres tu apetito a lo ordenado, juicioso y sereno, crecerán músculos perfectos con funcionamiento oxidado.

Si llenas tu mente de manjares cocinados en los hornos de la preocupación, la amargura y el recelo, muy pronto vas a necesitar sales de frutas imaginarias y días de vigilancia intensiva a cargo de niños y payasos.

¡Busca las sonrisas de la vida! ¡Llena tus días de regímenes de gozo en cantidades industriales! Aprende a reír y a dibujar una bendición en los más agrios compromisos, y sobre todo mira hacia arriba: es muy difícil sentir desesperación mirando hacia el cielo.

El poeta decía en la antigüedad: "Me has ceñido de alegría" (*), porque sólo Dios puede hacer un vestido tal que soporte las más duras pruebas de la vida, sobre todo el frío del rudo invierno, cuando la tristeza gobierna nuestro aliento y en el verano en el que el calor asfixiante de las preocupaciones diarias casi nos hace morir en el desierto.

Si encuentras hoy un momento de gozo, un postre delicioso lleno de buen humor, no hagas régimen... cómetelo y disfrútalo.


(*) Salmo 30:11