Estos días los medios han dado una clara demostración de hasta dónde han llegado los efectos de los errores de la novela de Dan Brown.
Es increíble leer cómo la prensa seria compara a los evangelios gnósticos, como éste de Judas, con los cuatro Evangelios, como si fueran textos contemporáneos, al tiempo que repite la absurda idea de El Código Da Vinci, por la cual el Concilio de Nicea decidió cuáles eran los verdaderos Evangelios. Las críticas de reconocidos eruditos como Robinson, recordando que al fin y al cabo este
documento está escrito doscientos o trescientos años después de los Evangelios, no han tenido sin embargo otra respuesta de los portavoces de la
Geographic, que decir que no se trata más que de celos profesionales, ya que este profesor trató de comprar el manuscrito para publicarlo en su último libro.
Desde que la Historia se ha convertido en un negocio, sociedades que han sido tan prestigiosas como la Geographic, hacen ahora de cualquier descubrimiento una revelación que va a cambiar la versión oficial de la Historia. Esta centenaria institución estadounidense ha presentado por eso un antiguo manuscrito copto, claramente datado en los siglos III o IV después de Cristo, como si fuera un rollo del Mar Muerto, cuando se trata de un papiro encontrado ya el año 1978 en Egipto.
El texto presenta la típica enseñanza gnóstica por la que la muerte de Jesús significa la liberación de su divinidad del cuerpo que lo mantenía cautivo, según el dualismo griego de estas sectas, que ignorantemente Brown pretende que niegan la divinidad de Jesús, cuando lo que realmente no entienden es su humanidad. Es ante este problema, que Nicea proclama que Jesús es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre.
LAS VERSIONES DE BORGES
La verdad es que sobre Judas se ha escrito todo lo imaginable. La literatura lo retrata como un personaje atormentado, obsesionado por el dinero e incluso revolucionario.
Una de las interpretaciones más curiosas es la de Jorge Luis Borges en sus Tres versiones de Judas (1944). En este cuento, definido por el escritor argentino como una “fantasía cristológica”, se proponen tres tesis de un autor apócrifo empeñado en explicar la traición del apóstol. Con esa técnica tan borgiana de intercambiar ficción y realidad, que da impostación real a la invención y viceversa, monta una hipótesis tan sorprendente que uno concluye que Judas puede ser Jesús…
El cuento examina las tres versiones y en la tercera, apurando la fantasía de las dos anteriores, se dice textualmente: “Dios totalmente se hizo hombre, pero hombre hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo”. Ya que “para salvarnos pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia”. Así pudo ser Alejandro o Pitágoras”, pero “eligió un ínfimo destino: fue Judas”. El artificio está tan bien contado que incluye hasta un aparato crítico. Lo que hace pensar en una extraña teoría herética, aunque no es más que una ficción de Borges.
¿REY DE REYES?
El cine hace también cada vez más protagonista a Judas de la historia del Evangelio.
Así Nicholas Ray, ya en 1961, hace una nueva versión de la historia de Jesús con el titulo que uso Cecil B. de Mille en 1927,
Rey de Reyes, en la que Judas se debate entre Jesús y Barrabás. La
Liga de Decencia Católica la condenó en Estados Unidos como “teologicamente inexacta, histórica y bíblicamente”, y un periódico religioso británico,
The Universe, la denunció como “un lavado de imagen de Judas”. Fue la primera vez que no se ve “la negociación de las treinta monedas de plata con los sacerdotes”. Curiosamente, a la
Comisión Episcopal española de
Ortodoxia y Moralidad, lo único que le preocupaba era la danza de Salomé…
El Jesús de Jeffrey Hunter no es sólo pasivo, sino pacifista. Ray muestra así a Judas como un revolucionario, que duda entre los métodos pacíficos de Jesús y la violencia de Barrabas. Es en definitiva un gran patriota, que se cuestiona cuál es la mejor alternativa de resistencia. Judas se va haciendo fuerte y Jesús cada vez más débil, como en la versión de Zeffirelli (1977). Con Scorsese y la novela de Kazantzakis, se afirma ya “la sustancia dual de Cristo” en
La Ültima Tentación (1988). Lo que nos anuncia que “el Imperio Gnóstico ataca de nuevo”…
HASTA EL FIN DEL MUNDO
La música popular, que está detrás de algunas de las versiones más populares de Jesús en el cine a partir de los años setenta, hace a Judas también protagonista de muchas canciones de rock. Dylan fue uno de los primeros en preguntarse si “¿Judas Iscariote tenía a Dios de su lado?”, pero una variación particularmente interesante es la del grupo U2 en el tema que lleva el titulo de
Hasta el fin del mundo (1991). Aunque aparentemente parece sólo una canción sobre la traición, está claramente inspirada en la traición de Cristo. Bono ha dicho que la escribió después de leer un libro de poemas del irlandés Brendan Kennelly, que había aparecido recientemente. Se llama
El Libro de Judas, y es el resultado de ocho años de preguntas:
¿Era Judas el tipo que cayó por algún diseño sublime, que ni siquiera podía entender?, ¿qué estaba intentando probar? ¿Era un hombre, cuya visión de las cosas estaba siendo ahogado por otra visión, mucho más popular? ¿Puede que no se limite su espíritu al hombre que llevó el nombre de Judas, sino que esté ahora más vivo que nunca, al final de este siglo paupérrimo, engreído, trivializado, analítico, amenazado de bomba, progresivo y obsesionado por el dinero?”. Estas son las preguntas que Bono se hace también en su canción, a la luz de leer de nuevo el
Evangelio según Juan, capítulo 18, versículos 2 al 6…
EL OTRO JUDAS
Muchas personas que no conocen la Biblia, se sorprenden de saber que Judas escribió un libro del Nuevo Testamento. Era por supuesto otro Judas. Pero su mensaje no puede ser más pertinente al actual resurgir del gnosticismo. Cuando el apóstol escribió su carta, el gnosticismo propiamente hablando, no existía todavía, ya que es un movimiento del siglo II. Pero el apóstol demuestra cuáles son las semillas del gnosticismo. Frente al iluminismo místico de cualquier nueva revelación, Judas afirma “la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos” (3).
La verdad ha sido ya revelada. Está por lo tanto completa. No hay otro evangelio, ni lo habrá. Por lo que la fe nos ha sido confiada, para que la guardemos y defendamos. Ahora, como entonces, el Evangelio está bajo amenaza. Algunos, conscientemente o no, diluyen su mensaje; otros lo mezclan con ideas propias. Algunos niegan su autenticidad; otros, su poder y eficacia. Por lo que no debemos eludir nuestra responsabilidad como cristianos, de “contender ardientemente” en nuestra generación, por “la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos”.
Hay “algunos hombres que se han infiltrado encubiertamente” en la Iglesia, dice Judas. Niegan el señorío de Cristo y justifican su inmoralidad (4). Son engañosos y desleales, motivados por el deseo de ganancia, dispuestos a halagar a los ingenuos y adularlos, para sacar provecho (12). Se presentan como profetas o visionarios (8), que dan más importancia a sus sueños que a la revelación divina. Arrogantes y divisivos (19), no tienen el Espíritu de Dios, aunque se creen “espirituales” (19)…
Pero
“Aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén.” (24-25)
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