El Premio Borrow 2015 de Difusión Bíblica es un maestro que dirige nuestra mirada siempre a la Palabra suficiente.
Querido Stuart, queridos amigos que le acompañamos esta mañana, me corresponde el honor de entregar este premio con el que desde hace seis años distinguimos a personas que han destacado por su labor de difusión de la Palabra de Vida en lengua castellana. Y lo hacemos en ese afán de seguir roturando el solar hispano con el surco abierto por personas como Jorge Borrow, venidas de todas partes para continuar con esa siembra de la Palabra.
Hoy es un día de celebración para todos nosotros: los poetas, lectores, pintores, músicos, hermanos y amigos todos de Salamanca, Valladolid y muchos otros lugares que hoy acompañamos a Stuart. Pero me consta que es aún más especial para nuestro premiado y su familia, como refrendo de un itinerario vital y editorial que esperamos poder seguir disfrutando.
Estos días, gracias a la difusión anticipada en Protestante Digital y Salamancartvaldía, hemos podido leer en el prólogo del último libro de nuestro premiado, realizado por su amigo y reconocido escritor José Jiménez Lozano, las alusiones que éste hacía sobre las implicaciones del premio que hoy entregamos, lo cual sin duda nos honra sobremanera. Pero aludía nuestro premio Cervantes de 2002 al aparente equívoco de equiparar la labor de nuestro aventurero colportor con nuestro elegante escritor. Y más allá de que ambos sean dignos representantes de esa cualidad inglesa de alumbrar hispanistas y enviar portadores de la Palabra, lo que nos señala Lozano es la curiosa coincidencia de que tanto Borrow como Park aman la Biblia y aman a España. Eso lo sabíamos. Lo imprevisible para el Jurado de este premio era que en Stuart, tras ese aspecto de flemático inglés casi señorial, se escondía también un aventurero, tal vez a su pesar, que llegó a compartir no solo andanzas Biblia en mano por la Península, sino encuentros carreteros –modernizados en furgoneta de Volkswagen, eso sí- y hasta entradas al cuartelillo de la Guardia Civil. ¡Señoras y señores, nos encontramos ante un genuino Borrow redivivo en la España de los sesenta! Gracias, querido Stuart por las vivencias que compartes en tu último libro que en primicia algunos hemos podido ya disfrutar. No os lo perdáis.
Creo que todos lo que estáis aquí esta mañana no necesitáis que os presente la vida, obra y tarea editorial de nuestro premiado, divulgada además por diferentes medios de comunicación locales y nacionales. Su formación como filólogo, qué signo más providencial, su castellanidad de Valladolid, su labor al frente de la revista Aletheia de la Alianza Evangélica Española, su amor por los pájaros, sus primeros comentarios bíblicos de los años noventa , que nos conducían siempre más allá y más adentro, culminando en su fructífera y desbordante actividad editorial más reciente (¡catorce libros desde 2009!) en la que nos abre horizontes nuevos desde su Camino Viejo… todo ello no son sino apuntes incompletos.
Permitidme eso sí aludir a dos recuerdos personales que tal vez puedan ser significativos.
El primero se remonta a su etapa como presidente nacional, entre 1987 y 1997, y conferenciante en eventos de los Grupos Bíblicos Universitarios. Era esa mi época de estudiante en esta Universidad de Salamanca, y en más de una ocasión el GBU local aprovechaba su cercanía geográfica para invitarlo a conferencias públicas (¡qué maravilla poder acceder como estudiantes cristianos a las aulas del edificio histórico!, nos parecía lo más normal del mundo que además fuera gratis), conferencias a menudo de carácter apologético, y también a encuentros más reducidos de estudio bíblico y reflexión frecuentemente en nuestra querida Villaescusa. Pues bien, en una de esas ocasiones recuerdo que, en medio de las necesarias cavilaciones de este aprendiz de historiador para intentar reconciliar sus convicciones bíblicas con las académicas, le pregunté acerca de algo relacionado con la veracidad histórica, fiabilidad de la Palabra y los desafíos de la crítica. Su respuesta fue: “nunca tengas miedo de la verdad”. Lacónica, certera, fundamental. Esa honestidad intelectual impregna toda la obra de nuestro premiado y le permite incluso revisar sus escritos y matizar sus propias afirmaciones. Y así la Verdad sale reforzada, con firmeza pero sin estridencias. Un intelectual de altura, un escritor genuino.
El segundo tiene que ver con su amor por la Palabra. Corría el año 1993 cuando los ancianos de la Iglesia Evangélica del Pº de la Estación invitaron a Stuart para ayudar a la congregación en un tema que era candente entonces y ahora: el papel público de la mujer en la iglesia cristiana. No voy a aludir ahora a las ideas que nuestro premiado defiende, y que podéis ver reflejadas directa o indirectamente en su obra. Sus aportaciones y conversaciones fueron de gran ayuda para el proceso de apertura y mayor acercamiento a la enseñanza bíblica y prácticas legítimas al respecto que en esa iglesia salmantina se han llevado a cabo – proceso seguramente todavía inacabado. Lo que me sorprendió y marcó en esa ocasión fue el material escrito que nos entregó y que todavía conservo: unas fotocopias con todos los textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento relevantes sobre el tema. Nada más, ningún comentario personal, nada menos. Un biblista consecuente, un maestro que dirige nuestra mirada siempre a la Palabra suficiente.
Termino con las palabras de Samuel Escobar, premio Borrow 2011 y que hoy también nos acompaña:
Si de difusión de la Biblia se trata, mi amigo y hermano Stuart Park es un campeón…En el campo evangélico hay que agradecer a Dios por los buenos escritores. Ante el tsunami de literatura traducida del inglés que con frecuencia inunda las librerías y no contribuye a un claro testimonio contextual en la España de hoy, hay que agradecer por aquellos que entre nosotros siguen escribiendo fielmente con precisión, gracia y elegancia. El genio de sus libros más recientes es la capacidad de hacer que disfrutemos de la Biblia. Ha aplicado su talento literario y su conocimiento riguroso de las Escrituras a un género de exposición bíblica que da gusto leer. Cuando lo lees te das cuenta que la Biblia le gusta, le encanta, le seduce, le conmueve.
Gracias por todo ello, querido Stuart. Y gracias por permitirnos hacerte entrega en este día del premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica.
(*) Palabras ofrecidas durante el acto de entrega del VI Premio Borrow a Stuart Park. Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca. 25 de Abril de 2015
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