Aparentamos haber vencido el miedo a todo, pero la realidad es que construimos corazones llenos de temor.
Una de las películas más conocidas en los años 90 fue “Cadena perpetua”. Con una trama muy bien ideada, y dos actores excepcionales, Tim Robbins y Morgan Freeman, la película gozó de la admiración del público y la crítica. Una de las cosas que más impresionaban del film era la frase que aparecía en el cartel de la publicidad: “El miedo te hace prisionero, sólo la esperanza te puede liberar”.
¿Miedo? ¿Esperanza? Algunos términos parecen tan usados a lo largo de tanto tiempo, que comienzan a perder su sentido. Es el caso del miedo. Vivimos en una sociedad que aparenta haber vencido el miedo a todo, pero la realidad es que construimos corazones llenos de temor.
Vivimos con miedo: miedo a lo que digan los demás, miedo al futuro, miedo a la enfermedad, miedo a la muerte, miedo a que se burlen de nosotros, miedo a perder nuestro trabajo... El miedo nos domina, nos paraliza, nos esclaviza. Nos enseña a perder la esperanza y nos convence de que nada tiene sentido. Se apodera de nuestra mente de tal manera que ya no somos nosotros mismos los que tomamos las decisiones, sino nuestro miedo.
Hace muchos años escuché la leyenda de un ratón que le tenía miedo a los gatos, así que pidió a un mago, ser convertido en un gato para verse libre de su miedo. En el mismo momento en el que estrenó su nueva personalidad de gato, descubrió que tenía miedo a los perros, y pidió ser un perro. Cuando lo consiguió, observó que tenía miedo de los tigres y pidió ser uno de ellos. Cuando lo fue, comenzó a tener miedo del cazador, así que pensó que siendo un cazador se vería libre de sus temores, hasta que supo que el cazador sufría temor cuando su mujer se enfadaba.
Cuando al fin consiguió ser mujer contempló horrorizado que gritaba lleno de miedo al ver a sus amigos los ratones. El mago le vio y le dijo: “Tu no necesitas cambiarte en otra cosa, lo que necesitas urgentemente es cambiar tu corazón”.
Sólo la esperanza te puede liberar, y yo te diría que sólo una Esperanza con mayúsculas. El compositor dijo un día: “Le pedí a Dios que me ayudara y Él me libró del miedo que tenía” (salmo 34:4). Sólo Dios puede cambiar nuestro corazón. Sólo El puede hacer que volvamos a comenzar, que podamos nacer otra vez, nacer de arriba... Llegar a tener una naturaleza nueva. Así puedes tener esperanza y vivir de otra manera, porque es como si tuvieras otra oportunidad en tu vida. Una oportunidad que no va a pasar, porque Dios no va a abandonarte.
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