Llega el día, está llegando la hora en que, la palabra, la falsa palabra quiere comenzar a reinar. Y algunos, como ilusos, la reciben con los brazos abiertos.
Llega el falso salvador disfrazado de proyectos seudodivinos para salvar la Tierra.
Llegan diosecillos con fines mercantiles repartiendo bienes a sus posibles conquistas. Al tiempo, porque les estorban, maldicen a los que no se dejan engañar, a los que permanecen incrédulos con los ojos de par en par, observan y escudriñan, a los que denuncian las falsedades, a los que no aceptan este nuevo redentor degustador de sangre derramada en los jolgorios, las fiestas con lágrimas provocadas por el sentimentalismo, o los aplausos bobalicones con la boca abierta para que entren moscas...
Dicen conocer al personal, creen saber de sus vidas, pero...
Mi pueblo sigue caminos equivocados por culpa de los profetas que lo engañan, que anuncian paz a quines les dan de comer pero declaran la guerra a quienes no les llenan la boca,
Miqueas 3:5-7.
Abundan los
tipos de interés congregacional. Para muchos, cualquiera de sus palabras basta, cualquier orden de manipulación que pronuncien sus labios vale, ya sea levantar las manos a la orden de levantarlas, todos a una como en Fuenteovejuna. Repitamos:
-
Dios nos ama.
Y repiten el eco de las palabras según proceda el idioma.
Y ahora digamos al hermano que está a tu lado:
-
Dios está aquí.
Y lo dicen automáticamente...
-¡Y que contentos estamos! El dios barato se ha manifestado hoy. Nos ha llamado de entre los muertos. Estoy feliz con Dios, dicen al terminar
, me ha bendecido, lo siento dentro.
Pero ¿está Dios feliz?
-
Hoy se hablaron otras lenguas, otras palabras desconocidas, ¡qué más da si no hubo interpretación!, yo las sentí. Temblé. Cada cual que traduzca en su interior como mejor le convenga.
Pero, ¿entendió Dios lo que decían esas lenguas dirigidas a él tan falsamente?
-
Ayer no fue lo mismo. Ayer no subió ningún tipo extraordinario al estrado, ayer no sentí nada, y yo quiero sentir. No hubo nadie especial que viniera a regalarnos el oído. Ayer fue un día malo. Pero hoy sí. Hoy dimos saltos, ¡qué más da si fuimos manipulados como títeres! Hoy cantamos cada canción cien veces hasta quedar afónicos, por si Dios es duro de oídos y no entiende a la primera que lo queremos.
Pero, ¿y si se está mintiendo a Dios cantando?
Son como un arco torcido, cuya flecha no da en el blanco”,
Oseas 7:16
Todo lo que ha pasado hoy quedará dentro de las cuatro paredes, no dará fruto. Pero lo importante, al parecer, es que no se pierda la exaltación, que no se escape por las rendijas, que esta gloria de caramelo no se disuelva pronto. Es la que traen los
tipos.
Todo está tan lleno que Dios no cabe.
Y después, nada, absolutamente nada quedará, pues los que exhortaron
... sembraron vientos y cosecharán tempestades. Oseas 8:7
La mentira fue tomando forma en las bocas de algunos y, al ser pronunciadas, intentaban habitar, buscar sitio, hacer nido, en los torpes corazones que frecuentan los templos en busca de puestos, agitaciones y subidones.
Habrá quienes me culpen de extremista, de mentirosa y hasta de loca.
-¿Quién es esta para decir tal o cual cosa?, han dicho en ocasiones.
-¿Con qué autoridad se atreve a hablar?, repiten otros.
Sé que están ahí y no me importa. Los hay que critican mis escritos porque, según sus criterios, son barbaridades. Por eso, en este artículo, he usado citas ¿tengo que esconderme detrás de ellas?, pues no. No tengo que esconderme ni que excusarme, pero como es tónica común esto de usarlas para dar más fuerza a lo que se quiere transmitir, ya ven que hoy uso unas pocas.
De esto mismo escribe Dietrich Bonhoeffer en el Precio de la gracia hace ya sus años, y lo expresa tan bien... Compruébenlo ustedes:
Junto a nosotros se encuentra alguien que externamente es un miembro de la comunidad, un profeta, un predicador; su apariencia, su palabra, sus obras, son las de un cristiano, pero interiormente han sido motivos oscuros los que le han impulsado hacia nosotros; interiormente es un lobo rapaz, su palabra es mentira y su obra engaño. Sabe guardar muy bien su secreto, pero en la sombra sigue su obra tenebrosa. Se halla entre nosotros no impulsado por la fe en Jesucristo, sino porque el diablo le ha conducido hasta la comunidad. Busca quizás el poder, la influencia, el dinero, la gloria que saca de sus propias ideas y profecías. Busca al mundo, no al Señor Jesús. Disimula sus sombrías intenciones bajo un vestido de cristianismo, sabe que los cristianos forman un pueblo crédulo. Cuenta con no ser desenmascarado en su hábito inocente. Porque sabe que a los cristianos les está prohibido juzgar, cosa que está dispuesto a recordarles en cuanto sea necesario. Efectivamente, nadie puede ver en el corazón del otro. Así desvía a muchos del buen camino…
Dichosos los limpios de corazón, los que son sinceros en su proceder, los que enseñan sin malicia, los que de verdad buscan la dirección del Señor en sus vidas primeramente y en sus predicaciones y otros servicios después. Dichosos los que actúan con rectitud ante el hermano y la hermana próximos.
Si quieres comentar o