Sir F. Catherwood, modelo de integridad política y empresarial

La noticia de la partida de Sir Frederick Catherwood a la edad de 89 años va más allá del simple obituario de un creyente ejemplar. Nos deja un hombre que ha sido un modelo de integridad  y de coherencia cristiana en la política y en el mundo empresarial. Su figura no se va a realzar con su muerte por cuanto ya fue un gigante en vida.

Ejerció un liderazgo ético sobresaliente durante la segunda mitad del siglo XX en dos campos donde no abunda el compromiso moral: en  el mundo de los negocios primero y en el de la política después donde llegó a ser vicepresidente del Parlamento Europeo durante ocho años.

Luchador infatigable contra la corrupción, su mensaje, lo que hoy se llamaría su “discurso”, tuvo siempre un claro hilo conductor: los principios de ética cristiana pueden y deben ser aplicados en la vida política y empresarial. En su caso, este “discurso” no fueron meras palabras, sino que lo encarnó con su vida.

Sir F. Catherwood ha sido ciertamente un “luminar que brilla en el mundo” (Filip. 2: 15 ) y su visibilidad ha inspirado y estimulado a toda una generación de creyentes no sólo en el Reino Unido, sino en toda Europa.

Él siempre animaba a los jóvenes a participar en la vida política y social porque estaba convencido de que la Palabra de Dios era la guía ética  por excelencia para un mundo convulso y confuso. Siempre proclamó con vigor la relevancia plena de las Escrituras para al mundo de hoy. Ni es un libro anticuado ni es un libro para aplicar sólo  en la Iglesia o en la vida privada enfatizaba en sus conferencias.

Sin embargo, detrás de este personaje relevante que llegó a las cimas más altas en su carrera profesional, se escondía una persona cercana y humilde.

Sir Fred no fue sólo un hombre público de una trayectoria intachable, fue también  un esposo y un padre íntegro.  Casado con Elizabeth Lloyd Jones, hija del reconocido predicador y escritor galés Martyn Lloyd Jones, su esposa y sus tres hijos fueron siempre pará él una prioridad en medio de sus múltiples ocupaciones.

Rasgo esencial de su persona era la humildad. Son muchas las anécdotas que podría contar en este sentido, pero baste una que lo ilustra muy bien: después de compartir juntos una cena en casa de Pedro Tarquis en Paracuellos, ¡él se levantó y se puso a fregar los platos con toda naturalidad, como algo que le correspondía hacer!  

Además de su implicación social, sir Fred Catherwood estuvo comprometido con diversas  iglesias y organismos evangélicos en Gran Bretaña, siendo presidente, entre otros, de la Alianza Evangélica Británica y de la Intervarsity Christian Fellowship (equivalente a GBU en España).

Autor de varios libros,  destacan entre ellos “The Christian in an industrial society” (El cristiano en una sociedad industrial) donde desarrolla de manera más explícita su pensamiento ético social. También fue muy apreciado “First things first” sobre el asunto de las prioridades en la vida.

Permítaseme concluir este sucinto resumen con una palabra de testimonio personal.  Conocí a sir Fred en mis años universitarios. Por diversas razones tuve el privilegio de entablar una relación de amistad profunda con él y con su familia, amistad que ha perdurado hasta el día de hoy. Han sido muchas las horas compartidas juntos y hoy puedo decir agradecido que sir Fred Catherwood es una de las personas que más ha influido en mi vida por su ejemplo de integridad y de compromiso equilibrado con la sociedad y con la Iglesia.

Él ya ha partido a la patria celestial, pero nos deja un rico patrimonio: su obra y, sobre todo, su ejemplo.