Nobles cenas por Nochebuena

invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos; así serás feliz...
Lc 14:13

¿Cuántas veces lo hacemos? ¿Cuántas veces invitamos sin esperar contrapartida? ¿Cuántas ofrecemos algo sin recibir nada a cambio?.

TUS OJOS ABIERTOS AUTOR Isabel Pavón 24 DE DICIEMBRE DE 2009 23:00 h

En las gloriosas y abundantes cenas de Navidad donde, a pesar de la crisis, seguirá luciendo todo tipo de manjares, se nos presenta, una vez más, la oportunidad de ceder un asiento a los sin trabajo, a los que cojean en sus caminos, a los que no ven más allá de sus narices, a los inmigrantes, a los con sida, a los sin papeles, a los que están solos..., para hacerles partícipes con alegría, de la celebración del nacimiento de Cristo.

Nuestra fe no está fundamentada en un cuento del que solo se habla en el interior de las iglesias, sino algo real, sin fantasías.

Una cena que, además del alimento material propio de la celebración, lleve consigo dejar nuestro fanatismo religioso (si lo tenemos puesto) en el perchero de la entrada antes de abrir la puerta al invitado, que lleve consigo la misión de aderezar, con mucho amor, el primer plato, el respeto con generosidad esparcido en el segundo, la comprensión sin límite en el tercero y en el postre sírvase un abrazo inolvidable (repetido cuantas veces se requiera) de sangre roja a sangre roja, de próximo entrañable a próximo entrañable.

Porque es agradable al Señor y nos traerá satisfacción personal y la promesa de:

...que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes con toda tiranía;
en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como el amanecer
y tus heridas sanarán muy pronto.
Tu rectitud irá delante de ti
y mi gloria te seguirá.
Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: ´Aquí estoy.´
Si haces desaparecer toda opresión,
si no insultas a otros
ni les levantas calumnias,
si te das a ti mismo en servicio del hambriento,
si ayudas al afligido en su necesidad,
tu luz brillará en la oscuridad,
tus sombras se convertirán en luz de mediodía.
Yo te guiaré continuamente,
te daré comida abundante en el desierto,
daré fuerza a tu cuerpo
y serás como un jardín bien regado,
como un manantial al que no le falta el agua.
Isaías 58:6-11

Por supuesto, no hay que esperar que llegue Navidad para practicar este amor por los demás, pero sí es una buena fecha para que, quienes no lo tengan por costumbre, se animen a hacerlo.

¿No es hermoso, queridos amigos y amigas? ¿No vale la pena tomar ya la decisión de preparar una noble cena en Nochebuena?

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