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Protestante Digital

 
Frederick Catherwood
 

Sal y luz en el mundo de los negocios

La responsabilidad social y política del cristiano, en un artículo de Frederick Catherwood.

LAUSANA 20 DE SEPTIEMBRE DE 2014 19:05 h
Nueva York

Índice



1. EL PROBLEMA DEL SOBORNO Y LA CORRUPCIÓN



1.1. El soborno es una práctica que la Biblia condena



1.2. La importancia de la honestidad



2. EL SOBORNO Y LA CORRUPCIÓN PERJUDICAN LAS RELACIONES COMERCIALES



2.1. El soborno y la corrupción afectan a la economía



2.2. El soborno y la corrupción afectan a la estabilidad política



2.3. El soborno y la corrupción perjudican al desarrollo económico



2.4. La lucha contra el soborno y la corrupción



2.5. La intervención en crisis no es alternativa adecuada a los negocios honestos



2.6. La importancia de la ética en los negocios



3. ¿QUÉ PROPICIARÍA EL CAMBIO?



3.1. Una lección sacada de la historia



3.1. Una lección sacada de la historia



3.2. El impacto de la ética protestante



3.3. La aparición de profesiones autorreguladas



3.4. Un graduado que se mantuvo firme



3.5. El potencial para el cambio



4. ¿QUÉ DIRECCIÓN TOMAR?



4.1. Redes



4.2. Creación de nuevos sectores privados de negocios



4.3. Distintas posibilidades para pasar a la acción



5. PARA UNA REFLEXIÓN PERSONAL Y PUESTA EN PRÁCTICA



 



1. EL PROBLEMA DEL SOBORNO Y LA CORRUPCIÓN



El caso más notable de soborno lo encontramos en la Biblia. Treinta son las monedas de plata que los sacerdotes judíos le entregan a Judas Iscariote para que les conduzca al huerto de Getsemaní, lugar adonde se había retirado Jesús para descansar en compañía de los demás apóstoles. Es allí donde Judas le da a Jesús el beso de la traición que sirve para identificarle. Judas era ambicioso y el dinero era para él más importante que la lealtad y el afecto. Los intereses que le movían eran la codicia y la ganancia personal. Al darse cuenta, espantado, de las consecuencias de su traición, arrojó las monedas en el recinto del templo y, acto seguido, se suicidó.



1.1. El soborno es una práctica que la Biblia condena



Samuel destacó entre los profetas del Antiguo Testamento y fue además un gran líder de Israel. Pero, al hacerse viejo, designó a sus propios hijos para que ocuparan su puesto, y ellos ‘no anduvieron por los caminos de él, sino que se desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el derecho’ (1 Samuel 8:3). La perversión de la justicia es una de las peores consecuencias del soborno, pudiendo así los ricos explotar a los pobres. En su discurso de despedida tras la coronación de Saúl como rey, Samuel hace una pregunta: ‘¿De mano de quién he tomado soborno para cegar mis ojos con él?’ (1 Samuel 12:3). Su conducta había sido intachable en ese sentido y la multitud así lo reconoce en esta ocasión: ‘Tú no nos has defraudado ni oprimido, ni has tomado nada de mano de ningún hombre’.



David, monarca de Israel, plantea una pregunta retórica en el Salmo 24: ‘¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Y quién podrá estar en su lugar santo?’, dando él mismo la respuesta a continuación: ‘El de manos limpias y corazón puro, el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño’. En el Salmo 26, su deseo es que se haga justicia, y para ello contrasta a los ‘hombres cuyas manos derechas están llenas de sobornos’ con el hombre ‘que no acepta soborno contra el inocente’ (Salmo 15:5). Isaías, el mayor profeta de Israel, elogia a aquel que ‘se sacude las manos para que no retengan soborno’ (Is. 33:15), y el profeta Amós se lamenta porque ‘se oprime al justo y se aceptan los sobornos y se rechaza a los pobres en la puerta’ (Amós 5:12).



En el siglo I de nuestra era, el apóstol Pablo se negó a sobornar al gobernador Félix, quien, sabiendo que el apóstol era inocente de los cargos que se le imputaban, le retuvo en prisión porque ‘tenía esperanzas de que Pablo le diera dinero’ (Hechos 24:26). Esa negativa suya le supuso a Pablo tener que seguir en prisión. Ese tiempo de incomunicación podría haber sido empleado para hacer visitas y dar ánimos a las iglesias fundadas por él, e incluso para llevar a cabo su planeada visita a España. Pero no fue así. Pablo no quiso de ningún modo pagar un dinero que podría fácilmente haber conseguido con la ayuda de los creyentes. Las excusas que el apóstol habría podido aducir para pagar ese dinero son difícilmente superables, pero su negativa fue firme y rotunda. En vez de visitar esas iglesias, optó por escribirles epístolas, que todavía hoy siguen siendo guía espiritual para los creyentes. Lo que podamos sufrir por razón del evangelio no va a ser trabajo perdido para la Providencia divina. Esos pasajes bíblicos muestran que, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el soborno es considerado un pecado contra Dios; es perversión de la justicia que le permite al rico abusar del pobre, abuso de poder y explotación de lo ajeno para satisfacer la propia codicia. La Biblia nos enseña que el pueblo de Dios ha de ser honesto.



1.2. La importancia de la honestidad



La sociedad depende no sólo de la honestidad personal, como puede ocurrir con la Declaración de la Renta y los partes a los seguros, sino que tiene que verse complementada por una honestidad pública. Un ejemplo de honestidad pública es el de la concesión de títulos universitarios juzgando rectamente si los conocimientos acreditados son los suficientes como para conceder el permiso necesario para curar a los enfermos o construir puentes seguros. Es muy comprensible que haya quien no esté dispuesto a depositar su confianza en profesionales que hayan obtenido su capacitación mediante soborno de profesores y tutores. Y para que la economía de un país funcione debidamente, tanto local como nacionalmente, es indispensable que los servicios rendidos se remuneren según tasas de control establecidas de antemano. Punto crítico, dado que todo país depende de la integridad de sus profesionales en cuanto que núcleo central de la industria nacional, y nexo de conexión entre la actividad académica y la economía nacional. La integridad de la Universidad y la prosperidad industrial van de la mano.



Los profetas del Antiguo Testamento lanzaban encendidas acusaciones contra los reyes corruptos de Israel y Judá por aceptar sobornos de parte de los ricos y oprimir a los pobres. Como contraste, está el caso de José, que se ganó la confianza del capitán de la guardia del faraón, manteniéndola hasta que tuvo que decidir en quién depositar esa confianza: ¿su (mentirosa) esposa o el joven? José fue a parar entonces a la prisión. Interpretar con éxito los sueños del faraón le granjea de nuevo un puesto en la Corte, y la honestidad de su carácter hace que acabe administrando las riquezas de Egipto (Génesis 37).



Siglos más tarde, Nabucodonosor, rey de Babilonia, depositó su confianza en Daniel. Posteriormente, tras la caída de Babilonia, Darío el Medo le confió, junto con otros dos ayudantes, la supervisión de los sátrapas, cuyo cometido era ‘llevar los registros al día para que el rey no sufriera pérdida alguna’ (Daniel 6:2). El rey ‘pensó entonces ponerlo sobre todo el reino’ (Daniel 6:3). Con Daniel de supervisor, el rey podía descansar tranquilo sabiendo que nadie se llevaría ni un gramo más de lo correspondiente. Sobresaliente en el desempeño de su cometido, y honrado a carta cabal, nadie podía formular acusación alguna contra él. Pero eso no era muy del agrado de los sátrapas y administradores oficiales. Convencidos de que lo único que podían aducir en contra suya era esa insistencia de Daniel en adorar tan sólo a Dios, persuadieron al rey para que aprobara una ley prohibiendo no orar ‘ni a dios ni a hombre alguno, sino tan sólo al rey’ por espacio de un mes (Daniel 6:7ss). Una vez promulgada la nueva ley, no habría manera de evitarla. Pero Daniel no era hombre que se dejara intimidar fácilmente y siguió orando al Dios vivo. El rey se angustió mucho al tener noticia de ello, pero sus administradores vencieron su deseo de salvar a Daniel, consiguiendo que lo arrojaran a la cueva de los leones. Nada más empezar el día, el rey se apresuró a ir en persona a ver qué había ocurrido, experimentando una gran alegría al encontrarle sano y salvo. La firme fe de Daniel persuadió así a un rey incrédulo acerca del poder de Dios, porque ¿qué otra cosa podría conmover a un rey hasta el punto de apresurarse a ver qué habrá ocurrido nada más despuntar el alba? El buen nombre de Daniel quedó así restablecido, cumpliéndose justicia al ser arrojados los administradores a los leones.



Son muchas las personas que están convencidas de que, como el soborno es una práctica extendida en su país, sobornar es algo excusable. Su argumento es que se trata de un sistema para agilizar trámites. Así, sin más. O una manera de que los funcionarios puedan redondear un salario escaso. Esta última razón encierra muchos peligros. Se disfraza con ello de  compasión lo que no es más que la perpetuación de un sistema en el que el soborno es, paradójicamente, la única manera de ganarse la vida honradamente.



Una pequeña cantidad de dinero, pagado en el muelle para cargar y descargar mercancía, puede parecer cosa de poca importancia. Pero esas pequeñas excepciones se convierten muy fácilmente en norma y en mundo propio. Sé de una agencia de ayuda solidaria que solicitó de un oficial de aduanas permiso para acceder al almacén de alimentos de su organización. Se trataba de una situación de emergencia por problemas nacionales con la cosecha. A la vista de lo apurado del caso, el oficial quiso aprovecharse, demandando una cantidad exorbitante para conceder el permiso. Lejos de satisfacer su demanda, los responsables presentaron una denuncia en el correspondiente organismo estatal, advirtiendo que el caso se haría notorio a otras agencias de ayuda si no se podía contar con la debida seguridad en el acceso y reparto. Y así es, sin duda, cómo ha de procederse en situaciones semejantes.



2. EL SOBORNO Y LA CORRUPCIÓN PERJUDICAN LAS RELACIONES COMERCIALES



Muchos de los que dan y aceptan sobornos ven el dinero como medida de un éxito personal sin ser conscientes del daño que causan a la sociedad. E incluso si lo son, no saben bien cómo atajar el problema. Los sistemas corruptos son ocasión de acumulación de riqueza para los poderosos.



Como ejecutivo principal en una empresa con intereses en el campo internacional del comercio, tuve ocasión de comprobar la profundidad del problema. Y como presidente,  posteriormente, del comité de la Agencia Británica de Comercio Exterior, sostuve en más de una ocasión conversaciones y debates respecto a tan grave problema con diferentes exportadores a título privado. Además, como presidente del Comité del Parlamento Europeo para el Comercio Exterior, la noción del hecho se amplió aún más.



Por un lado, estaría el caso de Singapur, con su muy severa ley contra la corrupción y graves sanciones por sobornos y corruptelas. Así, en la actualidad, y pese a no disponer de recursos naturales propios, Singapur es uno de los países más ricos y prósperos del mundo. Mientras que, en el polo opuesto, estarían lo países que, aun disponiendo de más que sobrados recursos propios e importante capital humano, tienen una tasa de pobreza escalofriante.



Japón, al igual que Singapur, dispone de escasos recursos propios y, aun así, se cuenta entre las naciones más ricas del planeta. Partiendo de un nuevo principio, las medidas preventivas contra la corrupción llevaron a un muy grado bajo de soborno y corrupción. Al igual que Singapur, Japón ha canalizado todas sus energías a favor del desarrollo industrial, comprometiéndose al mismo tiempo con una política de comercio ético. El caso de Corea del Sur es muy similar.



La relación entre un bajo nivel de corrupción y una notable prosperidad económica no es difícil de establecer. Un negocio próspero necesita una confianza mutua entre vendedor y comprador. Confianza que radica en la seguridad de que el producto intercambiado cumplirá con los requisitos preestablecidos, que será entregado en la fecha convenida y que las cantidades devengadas serán abonadas en su momento tanto al personal asalariado como a empresarios y a comerciantes.



2.1. El soborno y la corrupción afectan a la economía



La desviación de fondos de los pobres hacia los ricos es sólo uno de los varios costes que  conlleva la corrupción y la falta de ética. Cuando se convierten en norma, la incertidumbre que se genera acaba por destruir el legítimo entramado de relaciones personales consustancial a la economía moderna.



Mi primera experiencia personal con el soborno tuvo lugar siendo yo un muy bisoño jefe ejecutivo en una compañía constructora de ámbito internacional. Nuestros ingenieros recibieron información de cierto agente, que aseguraba representar al gobierno del Presidente Batista de Cuba, de que este tenía la intención de hacerse construir un nuevo palacio presidencial y que, por una ‘tasa’ de un diez por ciento del total, nosotros conseguiríamos el contrato. La decisión que tomamos como equipo fue que no teníamos forma de comprobar la autenticidad de su calidad de representante, y que, en el caso de que lo fuera, desconocíamos si Batista contaba con los fondos suficientes para acometer tal empresa o si se esperaba de nosotros que le ayudáramos a conseguirlos.



También nos planteamos si tal dispendio no era síntoma de que Batista había perdido la noción de la auténtica realidad, como vino a demostrarse más adelante al ser depuesto de su cargo. Así que le respondimos con una negativa. La última de esas conjeturas nuestras resultó acertada. Un grupo de jóvenes rebeldes se hizo con el poder en Cuba, liderados por un hasta entonces desconocido Fidel Castro.



Otro país de la zona necesitaba construir un nuevo puerto y nosotros manifestamos nuestra disponibilidad. La obra urgía, pero, por alguna razón desconocida por nosotros, no pudimos establecer contacto con el correspondiente canal gubernamental.



Quienes estaban al tanto de lo que realmente ocurría, nos informaron de que los otros ministros estaban bloqueando la gestión del Ministerio de la Marina por tener cada uno de ellos la esperanza de convertirse en el nuevo ministro de esa Cartera, con la evidente intención de hacer de ello fuente de lucrativos ingresos extra a título personal.



Algunos años después, siendo yo ejecutivo de otra empresa internacional de construcción, me encontraba trabajando en el Golfo Pérsico justo en los inicios del boom del petróleo, que muy pronto se tradujo en una plétora de nuevos proyectos de construcción. Pero, dado que todo posible contrato en el sector estaba sujeto a un ‘pago extracontractual’ (esto es, un soborno) a algún miembro del gobierno, optamos por regresar a casa y emplear nuestras energías en el proyecto de construcción de las nuevas plataformas petrolíferas del Mar del Norte. Construimos tres enormes estructuras de acero, adecuadas para un mar de aguas tan turbulentas, justo antes de que decayera el boom, y nuestra empresa no resultó perjudicada en absoluto por haberse mantenido alejada de esa nefasta costumbre de ‘pagos extracontractuales’ que parecía ser la norma en el Golfo.



El problema de los sobornos durante la época álgida del petróleo fue objeto de debate en Davos con ocasión del “Davos Management Symposium” (como era conocido entonces).



Las empresas afines a la industria acordaron fomentar una política de mutuo apoyo en su lucha por poner freno a la corrupción. Un eslabón esencial en la batalla contra esa lacra era el seguimiento de las operaciones bancarias asociadas al soborno. Al ponernos en contacto con los principales bancos internacionales para que ejercieran presión en el sistema bancario, uno de los directores de mayor edad se excusó cortésmente, pero otro joven director reaccionó muy agresivamente: ‘¿Acaso esperan que vayamos a preguntarle al Príncipe de dónde ha salido su dinero?’, demandó encrespado.



2.2. El soborno y la corrupción afectan a la estabilidad política



La práctica sistemática del soborno y la corrupción es causa de inestabilidad política. De hecho, hay políticos que aspiran a introducirse en el círculo de poder con el exclusivo propósito de beneficiarse económicamente gracias a un sistema corrupto. Incluso se dan casos de cambios pactados en la sucesión en el poder con el fin de proporcionar a un corrupto jefe de Estado saliente la oportunidad de exiliarse sin riesgos. En 1978, un alto cargo médico de cierto hospital tuvo una entrevista con el presidente de un país del África occidental en relación a una huelga hospitalaria. Haciendo gala de un gran coraje, le instó a que abandonara el país. Según informes fiables al respecto, exigió a cambio un ‘acuerdo monetario’ sustancioso. Pero no había juzgado acertadamente la situación ya que, después, fue asesinado a punta de pistola por alguien que debió pensar que ese era el camino más fácil. Otros jefes de Estado han sido eliminados en circunstancias igualmente sospechosas. Indira Gandhi, Primera Ministra de la India, es ejemplo de ello, muriendo de un tiro en el propio palacio presidencial por parte de uno de sus guardias en 1984. En 1988, el avión del presidente Zia de Pakistán estalló en el aire, falleciendo en el atentado tanto tripulación como pasajeros. El presidente de Ruanda murió en un ataque aéreo contra el avión presidencial en el propio aeropuerto de Kigali en 1994. El genocidio de Ruanda, ocurrido posteriormente, se cobró las vidas de casi un millón de nativos en poco más de un centenar de días.



Está también el caso del presidente de Argentina, Juan Perón, que escapó de la Casa Rosada, palacio presidencial, para, tras embarcar en un destructor en Río de la Plata, llamar a los tanques para que acudieran a rescatarle. De forma un tanto misteriosa, los tanques dejaron de funcionar al poco de salir de los barracones del cuartel. Según apuntan todos los indicios, no se les había aplicado ningún cuidado de mantenimiento, y ello pese a la inmensa reserva de recursos naturales con que cuenta el país.



2.3. El soborno y la corrupción perjudican al desarrollo económico



Otro de los efectos de la práctica del soborno y la corrupción es inhibir el impulso del desarrollo económico. La competitividad por asegurar una inversión ‘interna’ (atrayendo los intereses de las multinacionales) es grande en todo el mundo. Esas inversiones extranjeras suponen una revalorización del país, nuevas oportunidades para los negocios, contar con la probada experiencia y solvencia de compañías acreditadas, y el acceso a mercados internacionales a través de sus contactos.



Cierta compañía británica solicitó asesoramiento en relación a la implantación de una importante compañía química en un país del sur del Asia oriental, notorio por la corrupción de su mercado. Nuestro consejo fue que desistieran, por las muchas probabilidades de que fuera retenida por la demanda de rescate por una u otra razón, y nada podría hacerse entonces en caso de que así sucediera. Nuestro consejo fue seguido y la compañía se decantó por otro país vecino con mejores perspectivas de negocios honestos.



2.4. La lucha contra el soborno y la corrupción



Incluso en aquellos países con una sólida reputación en el ámbito de los negocios, la honestidad no es un rasgo con el que siempre se pueda contar. Son muchos los gobiernos que han promulgado leyes contra la práctica sistemática de la corrupción y que se han mantenido firmes en su resolución.



El presidente de una importante compañía electrónica estadounidense me comentó en cierta ocasión: ‘No me importa el porcentaje de negocios que pueda perder mi empresa. Lo que tengo claro es que no voy a comparecer ante el Comité de Investigación del Congreso acusado de aceptar sobornos’.



En los años del boom del petróleo, una importante multinacional hizo circular entre sus empleados un comunicado oficial que no podía ser más claro en la explicitud de sus términos: ‘Bajo ningún concepto se realizarán pagos extracontractuales por ningún posible motivo, ni bajo ninguna posible circunstancia, por parte de los empleados de esta compañía.’



Eso no exime de seguir manteniendo la guardia. En tiempos más recientes, distintos directores de una compañía estadounidense de energía fueron acusados de falsear al alza los datos de los beneficios obtenidos por la empresa, siendo posterior causa de grandes pérdidas para los accionistas que habían hecho sus adquisiciones bajo ese engaño. Muy lamentablemente, la compañía auditora, una de las tres más importantes empresas a escala mundial, había puesto su firma como garantía de la fiabilidad de esas cifras. Al hacerse pública la verdad de los hechos, la reputación de la compañía auditora cayó en picado, viéndose forzada además a desaparecer del mercado. Algunos de los ejecutivos de la compañía energética acabaron en prisión.



Incluso los legisladores pueden caer en la tentación del soborno y la corrupción. En los lobbies puede que no se incurra en el burdo soborno de las cantidades pecuniarias, pero sin duda hay otras muchas formas de recompensar a los políticos por un trato de favor. Con cierta periodicidad, en países donde la corrupción no es un mal tan extendido, se produce un escándalo de gran magnitud en los niveles superiores quedando dañada la imagen pública de las instancias mayores. El reciente caso de desviación indebida de fondos públicos por parte de cargos en el Gobierno de Gran Bretaña es triste prueba de ello.



En la actualidad, son ya varios los líderes reconocidos y personas de probada honestidad que han alzado la voz al respecto. Un antiguo embajador jamaicano en las Naciones Unidas lo ha expresado en términos muy claros: ‘La lucha contra la corrupción es un asunto prioritario. De hecho, es requisito indispensable para el progreso de todo país que aspire a mejorar sus condiciones económicas y sociales, y ello con el fin de pasar de la etapa de desarrollo a la ya plena productividad. De todos es conocido que la corrupción socava las perspectivas de inversión, degrada al gobierno afectado, invalida toda credibilidad a lo legislado y hace que empeore aún más la precaria situación de los más pobres.’



Esas no son palabras procedentes de un país rico que impone su juicio a otro más pobre, sino las de un ciudadano honorable de un país pobre que apela, por medio de la prensa, al patriotismo de sus paisanos. Nadie va a estar dispuesto a invertir en un país que no ha arbitrado las medidas necesarias para poner coto a la corrupción.



Es ingenuo pensar que alguien vaya a lograr por sí mismo resultados duraderos. Va a tener que ser un esfuerzo continuado por parte de muchos y durante no poco tiempo. Los Josés y los Danieles de nuestros días van a tener que emplearse a fondo y sin reservas. El emérito profesor Jerry Gana, que ha ocupado a lo largo de su vida profesional distintos cargos ministeriales bajo cuatro presidentes nigerianos, ha hecho del servicio al bien público la misión de su vida: ‘Yo le pido a Dios que me conceda más años de vida, porque la situación política de Nigeria no va a poder ser cambiada de la noche a la mañana’. (1)



Jerry Gana se convirtió a la fe cristiana a través de la Scripture Union, y esa fe suya le ha nutrido y sostenido desde sus tiempos de estudiante en los grupos cristianos universitarios en Nigeria y en el Reino Unido. A la pregunta de cómo ha logrado mantenerse firme ante la corrupción, esta ha sido su respuesta:



En primer lugar, aprendí en la Scripture Union, y en NIFES, a permanecer en Cristo observando el comportamiento del equipo de colaboradores. Siempre he tratado de caminar junto a Cristo cada día, meditando en las Escrituras y practicando la disciplina de la oración.



En segundo lugar, seleccioné a mis amigos según un criterio de honestidad, porque es muy fácil ver perjudicada la propia reputación por relaciones poco recomendables. Es conocido el caso de políticos nigerianos que echaron a perder su carrera por asociarse con personajes corruptos. La lección que podemos aprender de Daniel ha pasado a ser norma en mi vida.



En tercer lugar, era plenamente consciente de la importancia de la actuación honesta. De hecho, estaba convencido de que el panorama político de Nigeria podía cambiar por medio de la influencia cristiana. El grupo evangélico Clapham Sect de Londres había sido decisivo en la lucha por la abolición de la esclavitud a principios del siglo XIX. Wilberforce y Shaftesbury habían sido paradigmáticos para futuras generaciones de cristianos comprometidos en el campo de la política. Son muchos los hombres y mujeres del talante de José y Daniel, y de



Ester y de Débora, en la historia del movimiento de IFES. Quiera Dios seguir manteniéndolo así en generaciones venideras”.



2.5. La intervención en crisis no es alternativa adecuada a los negocios honestos



Hace ya unos años, el pastor de una iglesia de Washington me invitó a compartir una reunión informal con dos miembros de su congregación con cargos en el Departamento de Estado. Intercambiamos opiniones acerca el modo en que las intervenciones en crisis fallan con mucha frecuencia en su intento de crear oportunidades para la inversión y a la hora de generar ingresos que ayuden a cancelar la deuda contraída. Ambos funcionarios se preguntaban adónde iba a parar todo ese dinero de las ayudas internacionales. Y los dos estaban convencidos de que la razón del fracaso de esas ayudas económicas había que achacársela a la corrupción.



En 2002, el Gobierno de los Estados Unidos aportó una importante cantidad de dinero subsidiario para el recién creado organismo de ayuda en crisis, el Millennium Challenge Account. La idea era ayudar a países comprometidos con la lucha contra la corrupción con medidas que sirvieran para ponerle freno de forma eficaz. Y si bien justo es reconocer el mérito de esa ayuda, la verdad es que no es suficiente para poner fin al problema en su totalidad. Van a ser necesarias más acciones al respecto.



2.6. La importancia de la ética en los negocios



Hubo un tiempo en el que muy pocos líderes dentro del sector de la industria de la exportación, y muy pocos ministros en funciones, habrían admitido conocer casos de corrupción. Pero, ya a partir de la década de los 70, siendo yo vocal de la junta del British Overseas Trade Board (integrado por industriales comisionados por el Gobierno para promover las exportaciones), fue imposible seguir ignorando el problema. En nuestras gestiones a lo largo y ancho del mundo, parte de nuestro trabajo consistía en investigar las distintas denuncias de exigencia de pagos demandadas a nuestros exportadores. Fue entonces cuando un prestigioso periódico británico hizo público en sus páginas el caso de un fabricante de coches que había accedido a esas demandas, ¡haciéndoseme evidente que yo era el único experto conocido en mi país en cuestión de sobornos! En distintas entrevistas en la radio, en la televisión y en la prensa, me fue posible hacer ver que el caso no parecía ni mucho menos verosímil.



De hecho, vino a confirmarse posteriormente que había sido un montaje malintencionado. Eso no quiere decir que la práctica del soborno no sea una realidad en el seno de la industria del Reino Unido. Es obvio que sí existe. Pero con ello se demuestra lo vulnerable que puede ser una empresa, y de ahí la necesidad de fomentar la transparencia en las transacciones  comerciales.



A principios de la década de los 90, los respectivos representantes de distintas empresas internacionales, de instituciones para el fomento del desarrollo, autoridades públicas competentes y ONGs crearon de forma conjunta un organismo de control de la corrupción al que denominaron Transparency International. Entre sus funciones, figuraba informar puntualmente del nivel estimado de corrupción por países y asimismo de la intervención en crisis mediante agencias locales que hacen pública su gestión, promoviendo acción directa para combatir casos concretos de soborno y corrupción.(2)



En su barómetro de 2006 (Global Corruption Barometer), figuraba en la franja más elevada el soborno a policías. Más de la mitad de los que habían tenido contactos con la policía en África en el ejercicio del año anterior habían tenido que pagar sobornos. En Latinoamérica, se reducía a uno de cada tres. Dentro de una categoría de mayor cobertura, los sobornos en una u otra forma habían estado a la orden del día en Albania, Camerún, Gabón y Marruecos. Y con un porcentaje oscilando entre un 16% a un 40%, también en Bolivia, Congo-Brazzaville, la República Checa, la República Dominicana, Grecia, Indonesia, Kenia, México, Moldavia, Ucrania, Nigeria, Paraguay, Perú, las Filipinas, Rumania, Senegal y Venezuela. Entre los porcentajes más bajos, figuraban Finlandia, Singapur, Suiza y Suecia.



Existe una elevada relación entre la herencia cristiana y un bajo nivel de corrupción, pero lo cierto es que ningún país está libre por completo de esa práctica, y algunos países con más de un siglo de misión cristiana en su haber todavía evidencian un alto porcentaje de corrupción, lo que quiere decir que la presencia de la enseñanza cristiana no está siendo suficiente.



3. ¿QUÉ PROPICIARÍA EL CAMBIO?



La corrupción casi siempre suele tener su origen en las altas esferas. En países catalogados con mayor índice de corrupción, la prensa local es silenciada como norma para que no informe al respecto. Sus editores son sistemáticamente intimidados o, peor aún, obligados por coerción a guardar absoluto silencio al respecto. Numerosos periodistas y empresas de comunicación han sufrido las consecuencias por arriesgarse a hablar con valentía de tan grave problema.



Pero, aún así, y fieles al llamamiento que conlleva su profesión, el mundo de la prensa no está dispuesto a ocultar la realidad del caso y sin cesar hace suya la tarea de denunciar la falsedad, la hipocresía y las mentiras.



El diario Jamaica Gleaner, de fecha 5 de enero 2006, incluyó un reportaje en el que se informaba que el Gobierno del país había nombrado ‘oficiales de ética’ con la tarea explícita de denunciar la práctica de la corrupción allí donde se hiciera manifiesta, mientras que, por su parte, el Presidente de la Asociación de Servicio Público se había pronunciado a favor de la protección de dichos funcionarios y sus familias. ‘El sector público está carcomido por historias de corrupción’, afirmaba, ‘pero las personas no se atreven a denunciar los casos por miedo a las represalias.’ Los que así hacían sonar la voz de alarma corrían el peligro de graves amenazas contra sus personas.



La prensa tiene un importante papel que desempeñar en la denuncia de la corrupción. La Asamblea General de las Naciones Unidas organizó una Convención contra la Corrupción en octubre de 2003, pasando a ser operativa en diciembre de 2005. A día de hoy, 140 países han firmado el acuerdo y 38 más lo han ratificado. La Convención abre brecha en nuevo terreno. Por vez primera, el secreto bancario no puede aducirse para recuperación de fondos y valores, y ni un solo país va a estar exento de la obligatoriedad de devolver fondos de saqueo. La prensa podrá exponer a la opinión pública tales desmanes.



En un reciente reportaje de la BBC sobre un país africano, se informaba a los telespectadores de cómo el nuevo gobierno había accedido al poder bajo la premisa de una decidida lucha contra la corrupción. La euforia había sido grande entre los pobres y los explotados, pero la alegría pronto llegó a su fin al hacerse público un escándalo financiero en las altas esferas, quedando así en entredicho la gestión del gobierno.



3.1. Una lección sacada de la historia



La Europa de finales de la Edad Media era una sociedad corrupta. Una nueva fuerza en la propiciación de un cambio fue la publicación de la Biblia en el habla cotidiana de las gentes. Esto sucedía en los albores del siglo XV. Con la Biblia asequible a las clases populares, el monopolio de los obispos (nombrados por los propios monarcas) respecto a qué saber acerca de la fe se vio seriamente mermado. El número de personas que podían leer aumentó, incrementándose también su capacidad de discernimiento respecto a qué creer y qué opinar en base al propio texto. Así, cuando un monarca concedía derechos exclusivos de patronazgo y explotación a determinados personajes, las gentes cristianas podían protestar invocando las enseñanzas bíblicas al respecto. Perjudicados en sus intereses, tanto monarcas como obispos hicieron causa común contra los Reformadores, sufriendo muchos de ellos exilio. Cuando el reformador John Knox regresó a su nativa Escocia, lo hizo vía Ginebra, ciudad-Estado con gobierno propio. Los valores que allí se aplicaban le inspiraron para iniciar una reforma en Escocia en esa misma dirección, teniendo con el paso del tiempo consecuencias de muy largo alcance.



Las iglesias calvinistas posteriores a la Reforma proporcionaron un modelo muy válido para la evolución de la vida pública. Como movimiento contracultural, dieron pie a la aparición de una ‘ética protestante’ innovadora, con firme base en la parábola de los talentos,(3) que aunaba trabajo en firme y confianza mutua.



El resultado de ello fue la independencia financiera de las iglesias protestantes y un distanciamiento absoluto de las prácticas de corrupción prevalentes. La ética protestante se basaba en una mutua confianza entre vendedor y comprador, prestamista y tomador. Las transacciones comerciales experimentaron así un gran auge entre los distintos países con trasfondo protestante: Suiza, los Países Bajos, Escocia, Inglaterra, Nueva Inglaterra y Prusia.



Mientras que la confianza de fondo fomentada por la ética protestante entre compradores, vendedores y comerciantes propiciaba un comercio muy activo y fluido, la confianza generada entre comerciantes y banqueros produjo el capital necesario para la financiación de un volumen de operaciones en constante aumento.



Los holandeses tienen un dicho emblemático de ese espíritu de trabajo duro y honesto con los medios a su alcance: ‘Dios tan sólo nos dio mar, arena y viento; pero con Calvino vino a completar todo cuanto necesitamos’. El viento movía los molinos y llevaba sus barcos hasta los confines de la tierra. De ese modo, un país de escaso territorio pasó a convertirse en una potencia mayor internacionalmente. Los suizos tienen un dicho equivalente. El suyo hace referencia a ‘sólo roca, nieve y hielo’, supliendo Calvino el resto necesario. El poder leer la Biblia, con sus enseñanzas acerca de la práctica de la verdad y la honestidad, inspiraba a esos mercaderes, y las gentes depositaban su confianza en ellos y en los banqueros que respaldaban el sistema con idéntica probidad bíblica.



En cierta ocasión, me solicitaron que introdujera a una nueva compañía en el mercado de la extracción de petróleo. Me dirigí en primer lugar a una empresa alemana que se perdía en complejas disquisiciones respecto a cuestiones técnicas. Acto seguido, entablé conversaciones con el jefe principal de la Royal Dutch Shell, y fue derecho al grano. ‘Si Vds. conocen un método más económico de hacer perforaciones, adelante. Si no es así, manténganse al margen.’ Como promotor de exportaciones del Reino Unido, me puse en contacto con el presidente de una de las más importantes compañías holandesas de comercio. En palabras suyas: ‘Vds. los británicos tienen una gran capacidad inventiva, pero no invierten en lo que inventan y, por ello, pierden los posibles beneficios, que van a parar a otros países que sí lo hacen’. Brusco, pero acertado. Y esa manera directa y franca de enfocar las cuestiones es parte consustancial del mundo del comercio.



Son muchos los países faltos de la necesaria confianza para el desarrollo de compañías de ámbito transnacional. ¿Podría convertirse en realidad una red comercial mundial liderada por creyentes que tuvieran mutua confianza en base a una ética solvente? Ese es mi sueño para el futuro de cara a los graduados cristianos.



3.2. El impacto de la ética protestante



El siglo XVII fue testigo de la emergencia de una ética protestante en Europa que fomentaba una confianza en las transacciones comerciales, que se tradujo en una explosión sin precedentes entre los distintos países de trasfondo reformado.



Al expulsar Luis XIV a los protestantes franceses, conocidos comúnmente como hugonotes, les precedía una sólida reputación de honestidad en su conducta que les permitió retomar casi de inmediato su actividad comercial con los países vecinos de trasfondo protestante. Honestidad que hizo posible que siguieran contando con la confianza de proveedores, clientes y banqueros de antes, y continuar así prosperando. La economía francesa, por el contrario, inició una época de marcado declive, abocando un siglo más tarde a la Revolución. Esto convierte a los hugonotes en un modelo muy válido para los creyentes en medio de una sociedad actual que no se caracteriza por una conducta honesta.



La ética protestante integra los valores de fondo propios de un comercio honesto, con una esforzada entrega al trabajo y un compromiso con la buena gestión de los recursos naturales. Su base descansa en la enseñanza de Jesús en los Evangelios respecto a la multiplicación de los talentos, la conducta honesta y el comedimiento en el propio gasto. Esta ética de vida permitió la acumulación del capital necesario para fomentar el desarrollo técnico, construir los barcos mercantes y sentar así las bases de un comercio de ámbito internacional que desembocaría en una indiscutible prosperidad económica.



La Reforma protestante operó un cambio en la vida de la Iglesia y en la manera de pensar. Las iglesias protestantes dejaron de interesarse en costosos edificios y cultos con derroche de riquezas. El énfasis pasó a estar en una relación personal con Dios, en la comunión de los creyentes y la preocupación por el bienestar del prójimo. En esa nueva espiritualidad, no había lugar para una separación entre lo secular y lo espiritual. La fe del creyente afectaba a todas las áreas de la existencia, lo cual incluía el buen uso de los dones y facultades provenientes de Dios para su aplicación en un trabajo productivo.



Esa ética dio lugar a lo que el historiador Herbert Butterfield definió como ‘un intercambio de ideas entre ingleses, franceses y holandeses’. Y ahí es justamente donde tuvo su origen el ‘método científico’ de la ciencia moderna.(4)



Para cualquier estudiante universitario actual, inmerso en una cultura de ganancia a cualquier precio y de soborno y corrupción, la ética protestante puede parecerle una visión distante o historia del pasado. Uno de esos estudiantes me preguntaba con un claro tinte de desesperanza: ‘¿Por dónde empezar a cambiar las cosas?’ Confío en que la Sección 4 de este pequeño tratado sea de ayuda para él y otros muchos con idéntica necesidad.



3.3. La aparición de profesiones autorreguladas



Los estudiantes universitarios están, de hecho, formándose para ser auténticos profesionales. La principal meta de la vida profesional puede ser descrita de tres posibles maneras: (1) el desarrollo y aumento del corpus de conocimiento en base a la investigación; (2) el proveer servicios para beneficio de los sectores público y privado de la sociedad (3) para formar a las siguientes generaciones, transmitiendo el saber conocido hasta ese momento. Los profesionales mantienen al día su cualificación mediante exámenes periódicos, a la vez que actualizan su disciplina mediante la intervención directa en casos de violación de los necesarios códigos de conducta.



En el transcurso del tiempo, las profesiones han ido desglosándose por distintos campos de actividad e interés. Así, por ejemplo, los ingenieros ejercen su actividad en colaboración con los correspondientes campos de especialización: electricidad, obras públicas y aeronáutica. Con el continuo aumento de los riesgos inherentes a los valores sujetos a fluctuación de mercados, la contabilidad pasó a ser considerada una profesión por derecho propio; disciplina absolutamente necesaria para preservar el marco de referencia de la legalidad y para mantenimiento de la confianza pública.



La fuerza dinámica original que dio ímpetu a las profesiones científicas y a la ingeniería a finales del siglo XVI radicó en los nuevos saberes surgidos de la investigación en ‘el libro de las obras de Dios’. Con la Biblia al alcance de la mayoría, el orden instituido por Dios en la Creación pasó a ser de dominio público, y con ello igualmente la obligatoriedad de poner a prueba nuevas maneras de hacerlo operativo. En Inglaterra, el método científico más temprano fue instituido por Francis Bacon, y lo no demostrable mediante prueba fehaciente, como pudiera ser el caso con la teoría de los orígenes, no podía ser considerado ciencia, como tampoco lo eran las teorías de los filósofos griegos.



Este novedoso método científico dio origen a una práctica nueva que pronto adquirió carta de naturaleza entre las profesiones que iban surgiendo. En ese enfoque novel, dos parábolas de Jesús se convirtieron en fuerza motriz de las iglesias protestantes. En los Evangelios, Jesús nos habla de la parábola de los talentos en Mateo 25, donde un amo hace entrega de cinco talentos a uno de sus criados, dos a un segundo y uno sólo a un tercero. Ausente durante un tiempo, a su vuelta descubre que el primero de ellos ha ganado cinco más, el segundo otros dos, mientras que el tercero lo había enterrado por temor sin llegar a negociarlo. El amo alaba, en consecuencia, a los dos primeros, pero al tercero, que no lo había negociado, le increpa, ‘Siervo malo y perezoso’, ordenando acto seguido que le fuera quitado ese talento. En Lucas 19, encontramos una parábola muy similar, que incluso parece reforzar el mensaje de fondo. Y ese mensaje no es ni más ni menos que, sean cuáles sean tus dones y tus talentos, deberás hacer uso de ellos e invertirlos de forma productiva. Ambas parábolas ayudan al creyente a comprender mejor el mundo de la industria y el comercio.



3.4. Un graduado que se mantuvo firme



Tras graduarse, un joven ingeniero de Asia se incorporó a la fábrica de maquinaria electrónica de su padre. En su entorno, los pagos bajo cuerda a los oficiales eran la norma, y su padre así lo hacía. Al joven, se le planteaba ahí el dilema de tener que escoger entre sus convicciones cristianas y la lealtad debida a su padre. La decisión no era fácil. La conclusión a la que por fin llegó fue que debería tratar de convencer a su padre de que dividiera la empresa en dos partes. Él se encargaría de las exportaciones, eligiendo mercados donde no se practicara el soborno. No mucho después, sus ventas superaron a las de su padre en un 50%.



En países donde la autocracia y la oligarquía es lo habitual, el soborno y la corrupción están al orden del día y los jóvenes recién graduados no pueden esperar ayuda del gobierno. Ante semejante situación, ¿cómo romper ese círculo vicioso?, ¿qué hacer para comerciar de forma justa y ética? La mayoría no va a disponer de la alternativa del joven asiático. Son necesarios, entonces, otros posibles cauces de intervención.



La industria tecnológica ha pasado a ser campo abierto para la inversión y el crecimiento en el área de los negocios. Ahora, es posible crear una compañía en Internet partiendo de cero, con poco capital de salida y sin sede física ni dotación de personal; un gran número de nuevos emprendedores se ha sumado ya a esa opción. Los graduados cristianos en entornos con mayores privilegios económicos tienen más razones que otros para explorar esas vías. El apóstol Pablo instaba a las iglesias más ricas a ayudar a las más pobres, y ese es un principio aplicable igualmente al mundo de los negocios. Si los creyentes se aprovisionaran en exclusiva mediante comerciantes comprometidos con una ética honesta, esos nuevos mercados prosperarían sin duda alguna.



¿Por qué las personas se hacen seguidoras de Cristo? No es, desde luego, por reaccionar positivamente ante una predicación sobre el pecado y la salvación, y la solicitud de perdón. Darse cuenta de la necesidad de un Salvador es parte consustancial de esa búsqueda y su punto final. Ahora bien, ¿cómo se llega a ese punto? Existe la posibilidad de alcanzar un convencimiento a través de razonamientos relativos a la existencia de un Dios benevolente o por la evidencia de un universo reflejo de un diseño inteligente.



Pero, en cambio, suele ocurrir con frecuencia que la persona se siente atraída por el comportamiento ético de los propios creyentes. El testimonio claro de un cristiano que se esfuerza por vivir de acuerdo con la ética del Reino es elocuente en sí mismo, y de forma muy particular en el ámbito de los negocios.



3.5. El potencial para el cambio



Son numerosos los países en los que los graduados cristianos se encuentran en puestos clave, tanto en el sector privado como en el público. Trabajan con denuedo por mantener bien alto el listón de la ética laboral y tienen un conocimiento más directo y profundo de la realidad laboral, con sus presiones y sus exigencias, que muchos pastores y líderes de la iglesia. El crecimiento constante de las organizaciones de estudiantes cristianos a escala mundial se ha traducido en un aumento importante de la proporción de graduados cristianos. Más numerosos que en anteriores generaciones, sus oportunidades también son mayores a la hora de figurar en el panorama internacional y de intercambiar experiencias y opiniones con creyentes de otras partes del mundo.



Siempre habrá un número de líderes de iglesia preparados para tomarle el pulso a la situación con autoridad y conocimientos bien fundamentados. Pero, aún así, serán los profesionales cristianos –médicos, ingenieros, científicos, abogados y empresarios– los que se vean más directamente afectados por el abismo existente entre el código ético cristiano y la actitud pragmática del entorno. Y será precisamente por ello por lo que estén en mejor situación para acometer el cambio.



La lucha contra la corrupción tiene que ser a fondo y con pleno compromiso por parte de la Iglesia en su totalidad, y no puede en modo alguno ser llevada a cabo tan sólo por los que se encuentren inmersos en situaciones o países donde las corruptelas sean la norma y lo habitual. Una declaración conjunta a tal efecto obtendría el reconocimiento y el favor de las gentes bienpensantes que desaprueban de todo corazón tales prácticas deshonestas y que saben perfectamente el modo en que acaban afectando a la integridad de toda sociedad.



Los creyentes estamos llamados a ser la ‘sal de la tierra’, y el principal propósito de la sal es evitar que las cosas se corrompan.



Al creyente en solitario le va a ser muy duro impactar en el medio, cual grano de sal aislado. De ahí que los cristianos tengamos un compromiso adquirido con Dios, y con nuestro país, para marcar la diferencia como colectivo profesional y con un mutuo apoyo, que se traduzca en estímulo y apoyo. El autor de la carta a los Hebreos instó a los creyentes a fortalecer sus ‘¡débiles rodillas!’.



En cierta ocasión, conocí a un joven y brillante médico del Asia central que se había negado en rotundo a trabajar en los hospitales de su país de origen. Su dilema era el siguiente: se suponía que la atención hospitalaria era gratuita para todos los ciudadanos, pero las enfermeras, los médicos y el personal auxiliar tenían que ser sobornados por los pacientes para ser atendidos debidamente.



Y él no veía la manera de variar la situación. La incipiente iglesia cristiana nacional, en rápido crecimiento en esos momentos, no estaba dispuesta a poner en peligro su libertad de culto oponiéndose al régimen gubernamental.



La situación estaba enquistada y este joven médico creyente, frustrado como estaba, consideraba emigrar a otro lugar como la única salida. Su caso era típico de todos aquellos que se ven, por razón de su profesión, en el núcleo central de la política y la economía de su país. Se encuentran así confrontados con su deber hacia Cristo y por la situación prevalente en sus respectivas comunidades. Al igual que Isaías, puede que tengan que decir: ‘Vivo entre gentes de labios inmundos… pero…’



En una visita a Kenia, mi esposa fundó un grupo de tecnología de gama baja para beneficio de mujeres campesinas. El proyecto parecía difícil de llevar a la práctica, pero esas mujeres no estaban dispuestas a desalentarse por las muchas excusas y desaprovechar cualquier posible oportunidad para salir de su pobreza. Creían firmemente que el trabajo esforzado y honesto les sacaría de su presente miseria.



En el transcurso de los años, conocer a estudiantes de distintas partes del mundo ha dejado su impronta. Recuerdo un encuentro con estudiantes de distintos países del Este de Europa con ocasión de un seminario sobre la práctica continuada del soborno y la corrupción. La sala estaba completamente abarrotada. El tema parecía, de hecho, un problema que les tenía destrozados.



Una chica en particular lloraba con un desconsuelo absoluto. Había conseguido aprobar los exámenes finales, pero el catedrático correspondiente no estaba dispuesto a recomendarla para ningún puesto a no ser que se le ‘garantizara un favor’. ¿Qué podría hacer ante eso? La única alternativa posible era repetir de nuevo el mismo curso con un profesor distinto. Pero suponía un gasto adicional para su familia, que ya había hecho bastantes sacrificios para que ella pudiera estudiar. Y lo indignante del caso es que, según sus propias palabras, ‘no suelen atreverse a suspenderte en una segunda ocasión’.(5)



Un año más tarde, recuerdo un encuentro de incluso mayores proporciones sobre la misma cuestión. Los estudiantes seguían manifestándose deprimidos. ‘¿Por dónde vamos a empezar?’ La respuesta más fácil (y muy particularmente atrayente para los que dispusieran de los medios necesarios) era emigrar a Occidente. Pero eso en nada ayudaría a su país a prosperar, y más aún teniendo en cuenta su lealtad y su adhesión a la familia que quedaba atrás.



Serían como sal que no actúa en el lugar para el que había sido destinada. Los creyentes que estén en puestos estratégicos de posible ayuda han de esforzarse por encontrar formas alternativas para que los jóvenes puedan dar salida a su potencial en su propio país y estar al servicio de la sociedad a la que pertenecen.



4. ¿QUÉ DIRECCIÓN TOMAR?



Los países ricos con una Iglesia potente dedican grandes esfuerzos y energía a ayudar a esas partes del mundo necesitadas de desarrollo, en países donde la renta per cápita es una décima parte de la de Occidente. La sobrecogedora pobreza de ‘dos tercios del mundo’ es una realidad bien evidente. El corazón se nos encoge a la vista de los hechos y anhelamos poder hacer algo, lo que sea, con tal de paliar tanto sufrimiento. ¿Quién no querría hacerlo? La ayuda es siempre una buena cosa y, desde luego, una responsabilidad a asumir por parte de Occidente. Pero la realidad del caso es que no está siendo así. Y, por definición, va a seguir sin serlo si no se construye en primer término una sólida y honesta infraestructura indígena. Y, eso es algo que sólo va a poder hacerse desde dentro. En términos humanos, la Universidad es la institución con mayor potencial de influencia en cualquier país. Si se renueva el ámbito universitario, la transformación de la sociedad será un hecho. Y mientras los estudiantes se esfuerzan con ese ideal en mente, los ya graduados podrán actuar en un frente más amplio, aplicando esa sal a su práctica profesional.



IFES cuenta con una red mundial de graduados de características verdaderamente excepcionales. Su potencial para equipar a los estudiantes en período de formación, y para establecer puntos de conexión con otros profesionales cristianos de forma global, no está en inferioridad de condiciones respecto a ninguna otra. ¿Cómo aprovechar entonces tan formidable potencial de ámbito internacional?



Las conexiones que puedan establecerse entre distintos países podrían tener el éxito del joven asiático que emprendió ese camino por su cuenta. No sería tarea fácil, justo es reconocerlo, pero estoy absolutamente convencido de que es una alternativa válida.



¿Imaginamos lo que podría conseguirse si los graduados cristianos de países con un grado de corrupción mínimo (es evidente que no hay país que esté por completo libre de esa lacra) abrieran mercados para otros creyentes operando en países con sistemas corruptos, logrando así una paridad entre compradores y vendedores? Coordinarlo sería trabajo a tiempo completo para expertos en comercio internacional. Pero sigo convencido de que es posible.



Hace ya un tiempo, el Secretario General del movimiento IFES en Gran Bretaña (UCCF) reunió a un grupo de graduados en puestos de responsabilidad en el campo de la industria. Su objetivo era examinar la aportación cristiana a la sociedad industrial. IVP me invitó a escribir un libro sobre el tema (A Christian in Industrial Society) como consecuencia de ello. Más  recientemente, la casa editora de IFES en África ha publicado otro libro sobre ese mismo tema (Vision for a Bright Africa and Champions of Change (6). Necesitamos que vayan apareciendo más libros en esa línea, con una visión esperanzada de lo que Cristo puede hacer en el mundo de la industria y de los negocios y la política.



4.1. Redes



Son muchos los graduados cristianos que trabajan en el sector público: en el Gobierno, en la sanidad pública, en la administración, en la educación y otros varios más. Hay incluso quien trabaja en formación política y en los organismos de gestión pública de recursos, todos ellos puestos clave de influencia en el medio, y desde luego con alto riesgo de caer en tentación. Los creyentes que trabajan en el sector público necesitan la oración por parte de las iglesias locales y las asociaciones cristianas. Una red nacional fuerte podría marcar la diferencia en un entorno contaminado por una falta de ética de fondo. De hecho, podría incluso formar parte de una red de profesionales cristianos de cobertura internacional, que sirva para prestarse mutuo apoyo y para examinar de forma conjunta la mejor manera posible de incidir en los respectivos ámbitos.



La fuerza inherente a esas asociaciones es fuente inimaginable de logros. Cualquier posible encuentro internacional de graduados de IFES atraerá a personas de todo posible campo profesional. Encuentros que pueden ser ocasión para que se conozcan profesionales de parecidas metas y necesidades y que bien podrían acabar en fructíferas relaciones comerciales. Profesionales dispuestos a ser sal en el ámbito de las transacciones éticas. Las alianzas  por intereses comunes podrían fraguarse de la forma más natural: en lo concerniente a la industria, en el mundo de la política y lo académico, y ello tanto en el ámbito continental como, asimismo, entre distintos continentes.



No desdeñamos lo que esas redes informales pueden llegar a conseguir a nivel nacional y de forma global. Y ello sin desestimar lo que ya están llevando a cabo tantos graduados de IFES.



4.2. Creación de nuevos sectores privados de negocios



Tal como hemos ido viendo, hay una multitud de oportunidades sin precedente para la creación de nuevos sectores privados de negocios y para el incremento del comercio internacional en una red de cobertura mundial. Los cristianos que monten un nuevo negocio podrían centrarse en los mercados de exportación.



Desde el principio mismo, es importante sentar las bases de una transparencia absoluta en las transacciones y manifestarse decididamente contrario a toda posible forma de soborno y corrupción. Al igual que el joven graduado asiático mencionado, los cristianos deberían tener  negocios tan sólo con personas de probada honestidad.



Concluyo con un ejemplo tomado de la antigua república soviética de Moldavia. En la década posterior a la caída del comunismo, su economía se devaluó en un 70%; la corrupción era endémica y la tasa de desempleo era la norma, con un 80% de la población viviendo por debajo de los índices generales de pobreza. El Gobierno se veía, por ello, privado de los ingresos necesarios mediante tasas e impuestos, y las infraestructuras más básicas estaban al borde del colapso.



Norman Fraser, graduado de UCCF UK, vio la necesidad de resucitar la industria moldava, implantar un modelo normativo de honestidad y crear acto seguido, puestos de trabajo para jóvenes graduados, a la vez que se atendía a las necesidades de fomento de la capacitación laboral del sector más amplio de la población. Como resultado de todo ello, el propio Norman Fraser y tres socios moldavos fundaron, en el año 2000, Brains Direct. Pasados cinco años, la compañía contaba con una plantilla de 200 empleados, todos ellos con sueldos justos y absoluta honestidad en la cotización de impuestos. En el año 2006, Brains Direct se fusionó con IT Consulting, con sede en Londres, y una empresa afín de servicios para crear Endava, conjugando así lo más destacado de Occidente con la fuerza potencial de una nueva Europa emergente. La fusión de capacidades ha dado lugar a un centro de operaciones de alta capacitación, equilibrado en su coste y con puntos de atención en Moldavia, Rumania y el Reino Unido, y con clientes procedentes de todas partes de Europa y asimismo de Estados Unidos.



4.3. Distintas posibilidades para pasar a la acción



En el fondo, pocos estarían dispuestos a negar que una práctica honesta es lo mejor, pero lo cierto es que demanda coraje para depositar en ello toda nuestra fe cuando el éxito, o la mera supervivencia, parece depender de unas ganancias rápidas.



¿Seremos testigos de una nueva generación de Josés y de Danieles? ¿Se producirá una nueva hornada de emprendedores comerciantes en la línea de los hugonotes? ¿Habrá más iniciativas del tipo Brains Direct? Espoleémonos unos a otros en la acometida de nuevas empresas. Las naciones demandan a gritos, y a partes iguales, honestidad y coraje.



Mi oración es que este material sirva de acicate a los recién graduados. Que se dispongan a luchar y trabajar por aquello para lo que están cualificados, con la mira puesta en un trato honesto en el mundo de los negocios. Disponemos en nuestras universidades del talento necesario para tener éxito. Contamos además con la formidable red de contactos de IFES. Que Dios nos ayude entonces a tener presentes las palabras del profeta Miqueas a la hora de tomar decisiones respecto a nuestro futuro profesional, sea en el ámbito público o en la esfera de lo privado. Y que Él prospere la obra de nuestras manos, que bendiga nuestras comunicaciones vía email, que haga que den su fruto las conferencias y los encuentros, y que nos capacite para estar atentos a la llamada a la acción de nuestro capitán, para eterna gloria Suya.



5. PARA UNA REFLEXIÓN PERSONAL Y PUESTA EN PRÁCTICA



A título personal:



- Comprométete a mantener unos elevados niveles de honestidad y ética.



- Comprométete a trabajar de forma honrada, a comerciar de forma justa y a ser transparente en las finanzas.



- Resiste la tentación de caer en el soborno.



- Recuerda que tu comportamiento repercutirá en otros.



En tu comunidad:



- Da tu apoyo a la forma correcta de obrar en los negocios, respaldándolo con tu integridad personal, tu propia honestidad y la confianza que proyectes.



- Haz cuantas preguntas creas necesarias a los políticos y asesores locales; hazles saber que quieres un trato honesto en todas tus transacciones.



En los negocios:



- Muchos de los movimientos que integran IFES cuentan con redes profesionales fundamentadas en bases de fe evangélicas. Si tu país no dispone de esa red para tu profesión, considera la posibilidad de iniciar tú una. Las redes de esa clase pueden dar pie a su vez a subgrupos relativos, por ejemplo, a cuestiones propias del trato honesto en los negocios y en el mercado público internacional. El subgrupo puede planear de manera conjunta una forma de avanzar en la propia esfera de trabajo y ser además una influencia en el ámbito nacional.



- Trabaja en cooperación con profesionales de principios similares que estén a favor de un comercio justo.



- Deja bien claro, a la hora de contratar personal, que estás buscando jóvenes licenciados que se identifiquen con esos mismos valores.



- Recurre a los medios de comunicación para manifestar decididamente tu postura y las razones que la sustentan.



- Anima a los jóvenes recién graduados con idénticos valores a unirse a la asociación, independientemente de que estén trabajando en empresas que no vayan en esa dirección.



En el sector público:



- Ese es el campo más difícil de operaciones para un profesional cristiano, porque está fuera de todo control inmediato, lo cual subraya la necesidad de poder contar con el apoyo en oración de la propia iglesia. No podremos imponer nuestros puntos de vista, pero eso no tiene por qué suponer una retirada; nuestro llamamiento es a un compromiso activo y a aportar una perspectiva cristiana al ámbito laboral por conocer a través de las Escrituras lo que el Creador quiere para el mundo creado por Él. Una red nacional puede ser un puntal inestimable a la hora de prestarse mutuo apoyo./7)



Internacionalmente:



- Haz una búsqueda selectiva de posibles cooperaciones con socios de parecido código ético.



- Participa en las conferencias y encuentros para graduados de IFES u organizaciones cristianas similares. Esa puede ser la ocasión de conocer a otros compañeros de profesión que estén igualmente comprometidos con una ética evangélica. Aprovecha esas oportunidades para mutuo apoyo y para ayudar a los licenciados más jóvenes a identificar las diferencias entre la fe que profesamos y las tendencias imperantes en la sociedad.



 



Artículo de Frederick Catherwood publicado en Básicos de Andamio, www.publicacionesandamio.com (sección editorial de los Grupos Bíblicos Universitarios de España (G.B.U.)



NOTAS



(1.) El profesor Jerry Gana colaboró con el Presidente Olusegun Obasanjo como Ministro para la Información hasta el año 2007. Realizó estudios en la Universidad Ahmadu Bello (ABU) en Zaria, Nigeria, donde se hizo cargo del grupo cristiano de estudiantes Fellowship of Christian Students por espacio de dos años, pasando después a ampliar estudios con vistas a un doctorado en la Universidad de Aberdeen, Escocia, siendo el primer africano en convertirse en Presidente de una Unión Cristiana. El profesor Gana, conocido entre los estudiantes y licenciados como ‘Uncle Jerry’, es Vicepresidente Honorario de IFES. Para más información, consúltese Champions of Change pp. 12-22 (los detalles correspondientes en la nota 6 más adelante) o Shining like Stars de Lindsay Brown (IVP 2006), p. 118-119.



(2.) Consúltese www.transparency.org Esta web contiene información fidedigna e informes bien documentados que pueden descargarse sin coste alguno.



(3.) Véase Mateo 25:14-30 y p.26.



(4.) El método científico hace referencia a un enfoque acordado para (1) la investigación, (2) la adquisición de nuevos conocimientos y para (3) corregir e integrar conocimientos previos. Se basa en evidencia empírica observable, que es mensurable y que está sujeta a principios reconocidos de adquisición de conocimiento.



(5.) En varios países de África y de Latinoamérica, es una práctica común respecto a los estudiantes del sexo masculino exigirles una cantidad de dinero, solicitando favores sexuales de las estudiantes a cambio de aprobados en los exámenes. La corrupción en esas universidades ha alcanzado un nuevo aumento y de hecho está minando el tejido social de los respectivos países. Donde el índice de Sida es elevado, el abuso sexual que sufren las mujeres podría acabar suponiendo una tragedia de magnitud insospechada para muchísimas familias por espacio de varios años. Es, pues, un gran gozo constatar el coraje mostrado por los estudiantes cristianos que se niegan a someterse a esas exigencias.



(6.) Vision for a Bright Africa 1997, IFES-EPSA Region, en asociación con el African Institute for Scientific Research and Development, editor de la serie David Zac Niringiye; Champions of Change 2005 IFES-EPSA Region, editor de la serie Femi B Adeleye.



(7,) La International Christian Medical and Dental Association (ICMDA) cuenta con afiliados internacionales en diversos países que han ido surgiendo de los movimientos IFES. Contacta con ‘about us’ en www.icmda.net para más información respecto a una posible Christian Medical Fellowship o Christian Dental Fellowship en tu propio país. Hay, de hecho, asociaciones similares de cristianos en educación escolar (véase www.christian-teachers.org.uk  para enlaces con asociaciones hermanas en Australia, Europa, India, Liberia y Uganda). La asociación Leadership Ministries (www.clm.org) pone en contacto a los cristianos en enseñanza superior con las respectivas asociaciones hermanas en las Antillas y en Taiwan. Esta red está extendiéndose actualmente a Latinoamérica. La Christian Academic Network en el Reino Unido www.c-a-n.org.uk está estableciendo de forma gradual nuevos contactos asociados en Europa.


 

 


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