De oca en oca

“¿Qué tendrán estos espejos que hacen creer que todo me está divinamente?”, dice sonriente mientras se prueba, “me las quedo”. Acaba de colarse el dios de la opulencia sin que se de cuenta.

Sale con las prendas sobre el brazo y rebusca en el suelo las tres que faltan. Ya no están. Acude nerviosa a los percheros. Logra alcanzar una de ellas antes de que la señora de rojo la descuelgue. La mira con descaro. “Esto es la guerra”, piensa, “no precisamente la de los precios, y voy a ganarla”, sentencia.

Por fin, ve asomar una manga de la blusa que le falta. Corre. ¡Ya es suya! No puede regresar al probador a hacer la cola, volverían a exigirle que entrara solo con tres. Sabe la historia. Se acerca al primer espejo que encuentra. Las paga todas con la intención de recrearse mejor en casa con ellas puestas. Guarda el ticket como oro en paño en el monedero. Sale triunfante por la puerta grande. Ha salvado el día. Echa una mirada al interior y murmura con sorna “Ahí os quedáis, seguid buscando”.

En casa se da cuenta que en periodos de rebajas se vuelve agresiva, egoísta, hasta indecorosa, pero no importa. Está agotada. Sin embargo, continúa con la sonrisa puesta para no enfadar al dios de la apariencia. Suelta las bolsas en el butacón y va directamente a la cocina. Pone a hervir un poco de agua para la infusión. No piensa cenar esta noche, ni mañana, ni pasado.

Una hora después, al salir de la ducha, descansará todo su peso sobre el dios báscula. Las Navidades casi le hacen subir la talla.

Es el tiempo en el que el dios de las rebajas hace su agosto. Dentro de unos días, cuando en el presupuesto mensual haya una fosa, ella acudirá al dios Banco de rodillas para confesarle sus problemas. Hará una oración comprometida si le concede su deseo.

Ha entrado en el nuevo año arrimándose al dios que más calienta. Lleva varios de estos amuletos en la cartera. Los obtiene a través del buzón de casa, de la tele, de la radio, de internet, de la prensa. Todos a usar según el gusto. Llegará a diciembre saltando de dios en dios, como de oca en oca.