Mujer y cerveza

¿Por qué es mejor una cerveza que una mujer? “Porque la cerveza no exige igualdad, no se pone histérica una vez al mes, nunca se pasa de peso ni cambia de opinión, no tiene abogado ni se queja, ni grita, ni llora, ni tiene madre, ni moral”.

Es solo un ejemplo para calentar el ánimo con exquisito talento. Luego pueden seguir leyendo más.

No sé como andarán de machismo los termómetros de Alemania; ni cuantas mujeres permanecieron en la fiesta cervecera después de leer el folleto. Al parecer se ha escrito una carta de protesta con un centenar de firmas. Hay gente centrada. En espíritu, me sumo a ellas.

Lo más triste es que todavía, a muchas personas, este tipo de chistes contra la mujer les producen sensaciones especiales en el estómago. Más que la cerveza. Yo diría que les surten el efecto de un ansiolítico. El vino también tiene sus gracias. Ya sabemos que los que abusan de él llegan a casa sembrados de ocurrencias.

En esta invasión patrocinada por misóginos, a más de uno habría que darle con la botella en los dientes, en broma, claro, y con gracia, por supuesto, con la única intención de que se rían. Y al que no le haga gracia, que busque consuelo en doña cerveza.

Al cachondeo se suma la gente sin pensarlo dos veces. Ríete bien, y no mires de quien. Pero quien ríe el último ríe mejor. Por lo menos riamos lúcidos, y riamos todos.

Lejos de mejorar, la situación contra la mujer empeora a carcajadas limpias. Nuestros hijos lo están viviendo. A propósito ¿tienen los autores hijas?, ya no pregunto si tienen esposas, sino ¿tienen hijas los chistosos? Cuando las miran, las besan, cuando las abrazan, ¿piensan que son botellines de usar y tirar? En fin, habrá que reírse ya que los patrocinadores insisten en que hay que tomárselo a broma. Y se quedan tan a gusto, como quien se mete una rubia entre pecho y espalda.

¡Qué cosas! Las bromas cada vez se inclinan más a hacer daño para hacer gracia. Sin embargo, yo digo que desde que existen las bromas, existe la poca vergüenza. En este caso, yo la siento ajena.

Imagino, sólo imagino, que al terminar la fiesta, a más de una mujer le tocó recoger la basura ante las risotadas de los varones que observaban con las manos en los bolsillos. Algún tesoro esconderán cuando lo guardan tanto. Todo entra dentro del paquete de humor, miren ustedes.

Estoy convencida de que Dios no se ríe. El manual sobre la igualdad que Él creó entre el hombre y la mujer al comienzo de los tiempos, está aún por estrenar. Ese es el reto.

Brindo por ustedes.

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