Tenemos un Dios para todo, pensé instantáneamente. ¡Hay que ver el alcance que tienen ciertas mentes americanas!
Las imágenes mostraban un grupo de mujeres luciendo “body”. Las señoras, ya se sabe, somos más espirituales en eso de la báscula. Si será eficaz la dieta, que una de ellas decía haber perdido 40kgs. Lo que me da a entender que ahora levitará mucho más que antes. Otra perdió 12kgs y mientras las cámaras la grababan, exhibía su cuerpo introduciéndose en la enorme piscina de su enorme jardín sin dietas. ¡Chapeau! Para las féminas que siguen las pautas. Espero y confío que tanta oración no las lleve a la anorexia.
Para que el descubrimiento pase a la posteridad, han editado libros. No sé cuánto cuestan, solo han dicho que incluyen eficaces dietas espirituales. O sea, que si usted se decide a seguirlas, podrá lucir palmito. No volverá a comerse una rosca, siempre y cuando no olvide sus oraciones. Me apunta mi hijo que “no comerse una rosca” tiene otras connotaciones. Me da igual ¿Qué entienden los hijos de hoy en día de hambres y de roscas?
Por mi parte, mentiría si digo que aún cargo con la Navidad sobre mis espaldas, ya que la tengo repartida por todo el cuerpo. Así que también pensé que, a lo mejor, con dos oracioncillas de nada, me la puedo quitar de encima y me ahorro la visita al endocrino, que son doce mil (sigo calculando en pesetas). Del mismo modo se me planteó la siguiente duda: Por ejemplo, si una persona quisiera adelgazar de caderas ¿Tendría que rezar la parte central de la oración? Y si lo que le ilusiona es perder tan solo un poco de la redondez de los muslos y perfilar pantorrillas ¿Rezaría la parte final? Y si lo que desea es eliminar el 50% de sus cuartos traseros ¿Qué tipo de oración tendría que hacer?
También me queda la duda de saber si para adelgazar hay que orar de pie, o de rodillas. Porque ahí puede estar el quick de la cuestión. Todo tiene truco, y las cosas o se hacen bien, o no se hacen. Está claro que para encontrar la solución, tendría que comprarme el libro, y para comprarme el libro, yo tendría que ser la persona con más tiempo libre del mundo, y hasta hoy, mi tiempo, si pudiera calcularse en kilos, valdría su peso en oro.
En fin, que de aquí a poco, le vamos a ir haciendo ascos a todo y nos vamos a volver de cursis...
Aunque esto es muy serio, siempre le salta a una la chispa de sacar provecho a ideas ajenas, y se me ocurre que si yo fuera otra, cuando alguna de las cuatro hienas que tengo viviendo conmigo en casa me pidan algo de comer, a uno le responderé: para ti, tengo un Padrenuestro; al otro le diré: para ti, un Señor mío Jesucristo; al otro le recomendaré un Credo; y a la hiena padre le ofreceré un “Yo me acuso”. Problema de cocina solucionado, ya ven. Todo está en saber aplicar los inventos modernos a la vida cotidiana.
“Orar para quitarse el hambre”. Esas eran las palabras. En aquel momento, se me ocurrió que los autores, o autoras, donde más negocio harían es en el tercer mundo. Allí en vez de orando, se quitan el hambre a tortas, mire usted si serán brutos. Lo que es la ignorancia, pobrecitos. Con lo lista que dicen que es el hambre... habrá que anunciarles las buenas nuevas. Al primer síntoma de apetito, oración que te crió. Así, aparte de tranquilizar nuestras conciencias, nos saldría barato, barato. Además, ellos van a ser los primeros en el reino de los cielos ¿Qué más quieren?
Los inventores de la dieta, intentan hacernos creer que el Omnipotente no tiene otra cosa que hacer que quitarle el hambre a los que tienen comida y por otro lado, se la conserva a los que no tienen. ¡Jesús, Jesús, Jesús! A dónde vamos a llegar.
Cuidado. Que la oración es siempre eficaz en todos los sentidos, lo sabemos. Que algunos listillos quieren meter la grandeza de Dios en una colección de bolsillo, también. Perdonen mis maldades.
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