Para el observador superficial esta clase de pinturas inquietantes se podría clasificar en un todo aparte, pero en realidad
se dividen en tres grandes colecciones encuadradas en tres periodos de su vida. Los
Caprichos sería la primera, realizada después de una grave enfermedad que le llevó al borde de la muerte y tras la cual quedó sordo de por vida. Se trata de una colección de 80 grabados al aguafuerte que publica en 1799. La segunda es los
Desastres de la guerra, en la que como bien dice el título presenta en planchas de metal 82 estampas en las que retrata los actos más salvajes y crueles que el ser humano pueda ejecutar contra el ser humano, teniendo como telón de fondo la Guerra de la Independencia en España. En la tercera, conocida como
Pinturas Negras y realizada en los últimos años de su vida, con el trasfondo de la represión tras el regreso de Fernando VII, Goya expresa en tonos oscuros la lobreguez cada vez más sombría que percibe en el ser humano, hasta el punto de reflejarla mediante escenas abiertamente demoníacas.
Es interesante la evolución pictórica de este hombre, que es también su evolución personal, en la que tras una primera etapa luminosa, no exenta de crítica social, va a terminar sumido en el pesimismo y la desesperación.
La colección de los Caprichos tiene como intención denunciar ‘…los errores y vicios humanos… extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil.’ Una de las constantes es la denuncia del oscurantismo, la hipocresía y el abuso que caracterizan a las fuerzas reaccionarias de España, especialmente la nobleza y el clero. De ahí que en los Caprichos aparezcan los frailes con rostros desfigurados, glotones y ociosos.
Dentro de esta colección destaca el número 43, cuyo título es El sueño de la razón produce monstruos. En el mismo aparece el artista reclinado sobre una mesa, durmiendo, y rodeado por un enjambre de lechuzas y murciélagos que revolotean a sus espaldas. Sentado tras él a su derecha hay un gato. La utilización de esos animales de la noche será una constante en los grabados del pintor y por medio de ellos alude a la superstición, el fanatismo y la ignorancia que se ciernen sobre la razón.
Es sabido que cualquier artista, pintor en este caso, hace unos estudios preparatorios, especie de bocetos, antes de su obra acabada. Y así fue con el grabado de
El sueño de la razón produce monstruos, en cuyo primer estudio el pintor dibujó en el lado izquierdo y sobre la cabeza del artista dormido una luz resplandeciente, que es el símbolo de la Ilustración, luz que tiene el poder de repeler la oscuridad, donde se mueven amenazantes lechuzas y murciélagos. Goya indica su significado en una inscripción debajo del dibujo:
El autor soñando. Su yntento (sic) solo es desterrar bulgaridades (sic) perjudiciales, y perpetuar con esta obra de caprichos, el testimonio solido (sic) de la verdad. Así pues, la Ilustración, aquel gran movimiento filosófico que nació en el siglo XVIII, sería para Goya, como para tantos ilustrados de su tiempo, la luz y la verdad que iluminan al ser humano, frente a las brumas del error.
El sueño de la razón produce monstruos; he ahí la divisa a tener en cuenta. Es decir, que cuando la razón duerme, cuando no se ejerce ni está en vigilia, las fuerzas de oscuridad se aprovechan y tienden a llenarlo todo.
Pero resulta que esa divisa puede tener otro sentido muy diferente al que Goya le diera. La palabra sueño es ambivalente y puede significar no solo el dormir sino también el delirio o la imaginación onírica que sucede mientras dormimos. Con lo cual
la frase, El sueño de la razón produce monstruos, significaría que tales monstruos son resultado de los delirios de la razón humana misma. Es decir, que las fuerzas de oscuridad son el producto de la razón. Lo cual nos lleva a las antípodas de lo que Goya pensaba.
¿Está justificada esta segunda interpretación de la frase?
Si Goya hubiera vivido en nuestro tiempo puede que se quedara estupefacto al comprobar que quienes son hijos directos de aquella luminosa Ilustración, son los promotores de algunas de las peores aberraciones y errores que espantan al sentido común, siendo auténticos insultos a la razón y a la verdad. Mientras que los descendientes directos de aquellas fuerzas de oscuridad que aprisionaron a España, defienden no pocas cosas sensatas y conforme a la razón.
Una frase a la que actualmente los promotores del error echan una y otra vez mano es: Parece razonable. En España es la favorita de algunos dirigentes, que en sus ruedas de prensa y manifestaciones públicas echan mano de la misma como si al comenzar por ella quedara justificado en sí lo que a continuación van a exponer. Aunque es posible que lo que dicen a continuación sea una monstruosidad desde cualquier punto de vista.
Sí, es verdad. El sueño de la razón produce monstruos, pero en un sentido en el que Goya no había pensado.
Si quieres comentar o