Naturalmente cada cual es libre de expresar sus ideas y mucho más si consideramos que fue el mismo Dios quien le concedió a Satanás la facultad de expresarse no en un sitio cualquiera, como pueda serlo la carrocería de un autobús, sino en su misma presencia, tal como el libro de Job nos enseña(1). Hasta le concedió el beneficio de la duda, cuando el diablo vino acusando a Job de piedad interesada, razón por la cual sometió a duras pruebas a éste para que fuera evidente que su piedad estaba más allá de toda sospecha.
Nada que objetar, pues, al derecho de cada cual a expresarse. Pero examinemos el contenido de esa expresión. La declaración se compone de una proposición, ´Probablemente Dios no existe´, seguida de una conclusión, ´Deja de preocuparte y goza de la vida.´
Hay tres sentencias en esta frase: una en la proposición y dos en la conclusión. Pues bien, tengo tres objeciones a la misma, dirigidas hacia cada una de las partes de las que se compone el eslogan.
- La primera sentencia afirma que ´Probablemente Dios no existe´. Encuentro en ella una falta de definición, al no pronunciarse con rotundidad sobre lo que pretende afirmar. Ese ´probablemente´ deja una puerta abierta a que lo contrario, que Dios existe, sea verdad. En ese sentido a la proposición le falta valentía, no sé si debido a que sus autores no tienen del todo claro lo que quieren trasmitirnos. Porque ¿ese ´probablemente´ debe ser interpretado a la baja o al alza? ¿o en un empate entre probabilidades?
Quiero decir, ¿se trata de una probabilidad entre un millón de que Dios no exista o debemos pensar que hay tantas probabilidades de que exista como de que no? Me pregunto a qué se debe esa ambigüedad. ¿Será que tienen miedo de que su proposición sea falsa? Y si es así, ¿cómo pueden ir a los demás a llevarles un mensaje de una trascendencia tan grande, partiendo de una premisa incierta? Porque el ´probablemente´ es un pleno acierto cuando se dice, por ejemplo, que ´probablemente (Carlberg es) la mejor cerveza del mundo´, ya que eliminarlo de la frase sería una pretensión pedante por parte de los responsables de esa marca de cerveza. De ahí que el ´probablemente´ sea muy adecuado en ese caso. Además, todo lo que está en juego ahí es simplemente la calidad de una cerveza. Pero aquí lo que nos traemos entre manos es una cuestión vital, sobre la que no caben ambigüedades so pena de errar de manera irreparable. Por lo tanto, el anuncio ya comienza de manera débil.
- La segunda sentencia nos anima a que, en vista de que Dios probablemente no existe, dejemos de preocuparnos. Esta conclusión la encuentro contradictoria, porque ¿cómo no voy a preocuparme si el lema no me aclara del todo lo que pretende transmitir? Si se me transmite un mensaje dudoso sobre una cuestión tan relevante ¿cómo no voy a inquietarme? La duda produce turbación y más si es sobre una verdad de tal calado. Si no estoy totalmente seguro de algo, no puedo despreocuparme de ello. Si lo que nos dicen no es confiable del todo ¿cómo nos piden que les creamos y nos quedemos tranquilos? La despreocupación a la que nos invitan sería un acto de irresponsabilidad por nuestra parte, porque sólo se puede descansar verdaderamente en lo que es cierto. Lo incierto genera zozobra. Así que sería razonable pedirles que primero se aclaren ellos mismos y luego, cuando hayan resuelto su incertidumbre, vayan a los demás a decirles que pueden despreocuparse, pero no antes.
- La tercera sentencia, ´y goza de la vida´, la encuentro falsa. Porque da por sentado algo que no concuerda con la experiencia. Hay, ha habido y habrá muchas personas cuyo testimonio radica precisamente en que, gracias a Dios, su vida tiene gozo y alegría, entre otras cosas. Esas personas añadirían algo más: que su vida sin Dios fue un fracaso y una auténtica pesadilla que hacía de su existencia algo insoportable de sobrellevar. Salomón (uno de los hombres más sabios y experimentados que hayan existido) siguió durante un tiempo de su vida la máxima hedonista que los ateos ahora propugnan, llegando a esta demoledora conclusión: ´Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?´ (2) Pero aunque Salomón no lo hubiera dejado escrito, somos muchos los que venimos huyendo de la nefasta filosofía del placer por encima de todo, dados sus desastrosos resultados en nuestra propia vida.
Pero además de falsa, la conclusión es sobremanera egoísta, porque de esa forma la vida no consiste tanto en dar sino en sacar el mayor partido posible de ella. Es decir, de pensar en uno mismo y en el propio deleite, convirtiéndose el yo en el eje alrededor del cual gira todo lo demás, tanto cosas como personas. De manera que ese yo se convierte en un dios. Lo cual nos lleva a una conclusión inexorable: el ateísmo de esta publicidad no es más que un vulgar endiosamiento del ego. Se niega a Dios para suplantarlo por el dios-ego. Nada nuevo bajo el sol.
En definitiva, el lema es timorato, por no decir cobarde, contradictorio, falso y egocéntrico. En resumen, se trata de publicidad engañosa. Una más entre tantas.
1) Job 2:1
2) Eclesiastés 2:1
Si quieres comentar o