Que este siervo es justo e impecable también queda claramente señalado en el pasaje. Pero su muerte no es el final de su existencia, pues
´cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado… vivirá…´ Muchas interpretaciones se han hecho desde el lado judío sobre la identidad de este personaje: una que el profeta habla de sí mismo o de algún otro personaje bíblico, otra que se refiere a Israel como nación (pero ambas no se sostienen) y otra que es una profecía sobre el Mesías. Los cristianos concordamos con esta última, pero vamos un paso más allá al identificar al Mesías con Jesús.
Durante casi dos mil años ha estado fuera de toda duda que las raíces cristianas se hunden en el Antiguo Testamento… hasta que ha aparecido Israel Knohl para proponer que más bien esas raíces hay que buscarlas en el judaísmo posterior al Antiguo Testamento, prueba de lo cual sería la Piedra de Gabriel. Una piedra que consta de 87 líneas no grabadas, sino escritas con tinta y agrupadas en dos columnas claramente diferenciadas. El contenido pertenece a la literatura apocalíptica, la cual tiene bastantes testimonios entre el material hallado en Qumrán, tal como el Apocalipsis de las Semanas, el Apocalipsis del Pseudo-Moisés, el Apocalipsis Mesiánico, etc. En este caso se trata de una visión conteniendo un mensaje del ángel Gabriel.
Israel Knohl publicó un libro en el año 2000 sosteniendo que la idea de un Mesías sufriente era anterior a Jesús, usando textos rabínicos, literatura apocalíptica temprana y los Rollos del Mar Muerto. Su obsesión era demostrar la conexión del judaísmo tardío con el cristianismo, a fin de negar toda originalidad a este último y hacerlo depender enteramente del primero. Con la Piedra de Gabriel cree tener la prueba irrefutable de esa conexión. El problema es que la piedra está partida y algunas de las líneas son ilegibles y, como cautamente ha dicho Moshe Bar-Asher, presidente de la Academia Israelí de Lengua Hebrea y profesor emérito de hebreo y arameo en la Universidad Hebrea,
´En lugares cruciales del texto hay una falta de texto. Entiendo la propensión de Knohl a encontrar allí claves del periodo pre-cristiano, pero en dos a tres líneas cruciales del texto hay un montón de palabras perdidas.´ Esas palabras perdidas son las que Knohl mismo suple y que redondearían así la frase
´En tres días vivirás; yo, Gabriel, te lo mando.´
Bien, suponiendo, y es mucho suponer, que Knohl haya acertado con la inserción de las palabras desaparecidas del texto, ni siquiera tal cosa demostraría su tesis. Más bien confirmaría que el apóstol Pablo tenía razón cuando habló de ciertas ´fábulas judaicas´(1) a las que no hay que prestar atención, porque ¿No es una fábula afirmar que un ángel, aunque sea Gabriel, tiene el poder de resucitar al mismísimo Mesías? Eso excede la facultad de cualquier ángel. Y de ser así, sería un ángel, es decir una criatura, quien se llevaría la gloria de tan formidable acto. La Piedra de Gabriel, pues, nos abre los ojos a una realidad sobre la que algunos autores del Nuevo Testamento tuvieron que alertar a los primeros cristianos: la angelología exagerada; es decir, la tendencia a sobrevalorar a los ángeles(2).
Si los primeros cristianos tomaron sus ideas de la Piedra de Gabriel, representante del judaísmo tardío, ¿cómo es que subrayan la completa sumisión de todas las potestades angélicas a Jesús(3)? Si en verdad Gabriel resucita al Mesías eso quiere decir que es superior al Mesías, porque el Mesías le debe a él la vida. Pero la enseñanza cristiana va en la dirección opuesta, al afirmar sin rodeos que Jesús es superior a los ángeles(4).
¿De dónde se inventa Knohl la idea de que los cristianos son meros plagiadores del judaísmo tardío? Si eso fuera cierto, en el Nuevo Testamento encontraríamos una línea de angelología que coincidiría con la de la Piedra de Gabriel, pero la que hallamos la contradice totalmente, al poner a todos los ángeles por debajo de Jesús no solo en autoridad sino también en naturaleza(5).
Donde cree haber encontrado Knohl la clave para su tesis es en una frase de la línea 80 de la piedra, donde dice claramente
´L´shloshet yamim´ esto es,
´a los tres días´ y de allí es de donde Jesús habría tomado su idea de resucitar a los tres días de muerto.
Hay dos contestaciones a esta pretensión:- La primera es que Jesús ve en la figura de Jonás ´en el vientre del pez tres días y tres noches´(6), la ilustración de lo que a él le ocurrirá en su muerte(7). Otra vez constatamos que una verdad del Nuevo Testamento está enraizada no en el judaísmo tardío sino en el Antiguo Testamento.
- La segunda es que para que algo sea real hace falta que sea más que una idea. Yo puedo proclamar la idea de que soy Napoleón, pero otra cosa es que lo sea. Si la idea de ´a los tres días´ se queda en eso, en idea, la cuestión de su procedencia es casi banal porque la realidad es que el muerto no se ha levantado. Pero lo definitivo es que Jesús no solo sostuvo la idea de que iba resucitar ´al tercer día´, sino que lo hizo. Éste es el verdadero quid de la cuestión. Y por cierto, sin intervención de Gabriel.
1) Tito 1:14
2) Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10; 22:8,9
3) 1 Pedro 3:22
4) Hebreos 1:5
5) Hebreos 1:6
6) Jonás 1:17
7) Mateo 12:40
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