Creo que eso mismo es lo que le está ocurriendo a nuestra sociedad cuando se quiere erigir en rectora de principios morales, estando ella misma desautorizada a causa de haber quebrado algunos de los más elementales. Todos se han quedado boquiabiertos ante el anuncio de la celebración del Día del Orgullo Pedófilo, convocada para el 24 de junio. La mayoría ni siquiera imaginaban que existiera o pudiera existir una cosa así, aunque deberíamos haber estado sobre aviso porque hace dos años un ciudadano holandés ya fue protagonista de una iniciativa que iba en esa dirección, al querer promover la legalización de la pedofilia en su país. Ad van der Berg, que así se llama este sujeto, explicaba entonces sus razonamientos, haciendo una distinción entre pedofilia mala y buena. La mala es la hecha con coacción y violencia, la buena es fruto de la educación sexual y es voluntaria.
Los inspiradores del Día del Orgullo Pedófilo han acuñado un término en lugar de pedofilia, ya que ellos afirman que esta palabra se malinterpreta y es portadora de una carga conceptual negativa. Dicho término es boylove, que en definitiva viene a significar lo mismo que pedofilia pero sin las connotaciones semánticas peyorativas que, con el paso del tiempo, esta palabra ha ido adquiriendo.
En su página web explican que
boylove tiene que ver con el cuidado, tutoría y relaciones amorosas que existen entre millones de niños y adultos, reconociendo que existen, tristemente, algunos adultos que usan y abusan de los niños para sus propios propósitos egoístas, añadiendo que la sociedad y los medios a veces fallan en distinguir entre ambos conceptos. Luego hacen un alegato a favor de su posición, bajo el título
La filosofía del boylove responsable, definiéndola como
´…una relación entre un niño que tiene el deseo de una amistad íntima con un adulto y la de un adulto cuyo amor por ese niño abarca el disfrute de la compañía del niño y un deseo de proporcionarle un entorno formativo y protector. La naturaleza, vitalidad y duración de la relación, así como la extensión de la formación y protección, está determinada por el mutuo consentimiento, teniendo el deseo del niño prioridad. La relación también incluye una definida atracción pedosexual por parte del adulto y puede incluir un deseo de experimentación sexual, exploración, juego y gratificación por parte del niño.´ La declaración filosófica termina con una condena explícita de toda relación sexual que no esté consensuada entre ambas partes, quejándose de ser injustamente tratados bajo la etiqueta de pedófilos, la cual definen como
´…una maliciosa creación de académicos equivocados, religiosos radicales, feministas malignas y políticos prejuiciados.´
¿Qué decir a todo esto? Tal vez aquello de ´¡Qué tiempos estos en los que hay que defender lo evidente!´. Pero ¿cómo hacerlo si otras verdades evidentes han sido destruidas? Porque evidente era que el matrimonio es cosa entre un hombre y una mujer, y sin embargo hasta que no hemos hecho añicos tal evidencia no hemos parado, ridiculizando de paso a quienes sostienen tal concepto. Mas ahora ¿con qué autoridad vamos a negar esta otra evidencia, es decir, que la propuesta de los
boylovers es una aberración? Si hemos buscado todos los argumentos imaginables para torcer el concepto de matrimonio entre hombre y mujer denominándolo ´matrimonio tradicional´ y hasta ´matrimonio católico´, a fin de incluir la noción de matrimonio homosexual ¿no tendrán también derecho los
boylovers a torcer el concepto de relación niño-adulto para que se adapte a sus premisas? ¿Pueden los apologistas del matrimonio homosexual enseñar en la escuela a los niños sus conceptos en los libros de texto y no podrán los partidarios del
boylove hacer algo semejante en sus páginas de Internet? ¿No tendrá cabida su postura entre los ´nuevos modelos de familia´ como la tiene la relación homosexual? ¿Cómo luchar ahora contra esta perversión si hemos dado carta de naturaleza jurídica a la otra?
Muchos que ahora consideran repugnante el Día del Orgullo Pedófilo aplauden el Día del Orgullo Gay. Pero ¿tendrán los gays derecho a celebrar su Día y los pedófilos (en el sentido de boylovers) no? Y ¿no tendrán también derecho ahora los boylovers a crear un calificativo para descalificar a quienes les ataquen? Tal vez el de pedofobia, lo mismo que los gays usan el de homofobia, que tantos réditos les está dando. Llegado el caso, y si no al tiempo, habrá gente en las iglesias que defienda a los
boylovers porque ¿Acaso no demostró Jesucristo tal tendencia al decir
´Dejad a los niños venir a mí´?(1) y ¿no dice la Biblia que
´todas las cosas son puras para los puros´?(2)
Creo que las palabras de Jeremías del texto superior son bien actuales. Dios nos ha engañado. Y nos ha engañado porque nosotros mismos nos hemos empecinado en engañarnos y ahora nos vemos en la contradicción de querer rechazar una aberración tras haber aprobado otra. ¡Qué pronto hemos sido pillados en nuestras propias contradicciones! ¡Cómo hemos sido puestos en evidencia! Así que seamos coherentes y no hipócritas, para lo cual hay que hacer una de estas dos cosas: o rechazar ambas desviaciones o admitir las dos, estando advertidos de que en caso de optar por la segunda opción mañana se presentará a admisión otra nueva perversión y así
ad infinitum. ¡Qué caja de Pandora hemos abierto con lo del matrimonio homosexual!
1) Lucas 18:16
2) Tito 1:15
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