El tiempo de la canción ha venido

Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
Cnt 2:11-12

La primavera es una de mis épocas preferidas, es una delicada estación en la que todo se viste de un variado colorido y de un delicado aroma que se propaga por entre las calles de este rincón al sur de mi país.

Vivo en un lugar del que me siento enormemente orgullosa, una provincia a orillas del mar y bordeada por una serranía de hermosísimos parajes donde dejar pasar el tiempo, sin prestar atención a las austeras agujas del reloj.

En tiempos pretéritos, cuando era una adolescente con ganas de comerme el mundo, soñaba con viajar a lugares desconocidos, leía con avidez libros que describían exóticos países de ensueño.

Pensaba que cuando fuese mayor destinaría parte de mi vida en conocer países y las gentes que lo habitan.

Económicamente no puedo permitirme el viajar con la asiduidad que quisiera, tampoco me resulta frustrante el no poder hacerlo, pues los años me han ido enseñando a valorar el lugar que hoy por hoy habito, aprendiendo así a defender mis orígenes dándome cuenta del gran privilegio que poseo al vivir en un lugar tan maravilloso.

Es por ello que ya no me seducen tanto los países de exótica cultura pues he comprendido que antes de ataviarme con ropas de aventurera lanzándome a la conquista de nuevos horizontes, he de estimar y conocer mi entorno más cercano.

Y es así como hoy, con ojos de enamorada, observo este lugar que me da asilo, contemplando los rincones soleados de Cádiz, una provincia sencilla y plagada de alegría, un emplazamiento ideal para dejar escapar las horas observando esa bahía de la que partieron grandes conquistadores.

No anhelo vivir en otro lugar, aunque sé que podría hacerlo, ya que mi padre es el creador del mundo y yo, como hija suya, puedo vivir en cualquier espacio de esa gran morada creada por él, Sin embargo, prefiero quedarme donde estoy, seguir conociendo este rincón y las gentes que lo sitian.

Seguir explorando los blancos pueblos de su sierra colmados de aire Andaluz, respirar continuamente las mezclas de una cultura que ha dejado en nosotros aires de mestizaje, colorear mi presente con canciones a ritmo de cante jondo, sazonado con palmas por bulerías.

Ya no soy una adolescente que busca entre libros lugares que visitar, hoy, soy una mujer que se sorprende al contemplar un atardecer en su lugar de origen, un lugar donde huele a azahar a romero, a tomillo y a sal...