Como no podía ser de otro modo, R2-D2 y C-3PO
reciben al visitante, a la entrada de la exposición, después de haber pasado por otras ciudades europeas. Nada más cruzar el umbral, se encuentra uno con el maestro Yoda, antes de estremecerse ante un gigantesco Darth Vader. Hasta 245 objetos originales, se reúnen en esta increíble muestra, envueltos en una escenografía que recrea en su eje central una nave espacial. Todo un mundo, un universo de planetas, que vas descubriendo sala a sala, mientras vuelves al mundo de la infancia…
Yo pertenezco a la generación que vio la primera entrega en el cine, coleccionaba los
comics y escuchaba el vinilo de la banda sonora original de John Willliams. Antes de la invención del vídeo, había que obsesionarse mucho por una película, para ir a verla una y otra vez. Mis hijos la revisan ahora con frecuencia en DVD, pero a mí me agobian ya bastante los efectos especiales…
Lucas se propuso una obra ambiciosa. En principio el proyecto constaba de nueve capítulos agrupados en tres trilogías. La primera que hizo es en realidad la cuarta, que siguió hasta la sexta, para empezar en el 99 con la primera, haciendo al final la tercera. Aunque los espectadores pueden ver ahora las seis películas juntas en DVD, los fans continúan desarrollando una fecunda actividad de apropiación y lectura creativa de la saga, a través de sus
fanzines y páginas de
internet, rellenando los huecos y especulando sobre la historia previa al comienzo de cada acción.
HACE MUCHOS AÑOS…
Muchos prefieren la primera trilogía de la serie, pero yo me quedo en realidad con la
primera. Su proyección fue todo un respiro de aire fresco. Su intención era recuperar el espíritu de las matinales de aventuras de nuestra infancia. Su historia nace en un momento en que el cine estaba empezando a tomar un papel extraordinariamente crítico en la sociedad norteamericana, con películas como
Todos los hombres del presidente sobre el escándalo
Watergate, el ataque de
Network a la televisión, o el humor cínico de
Annie Hall…
Cuando aparece
La guerra de las galaxias en 1977, la industria estaba convencida de que sería un completo fracaso. Lucas había tenido ya un discreto éxito con una obra independiente (producida por Coppola),
American Graffiti, en la que recordaba una loca noche de adolescentes en una pequeña ciudad de provincias americana en los años cincuenta. Son las memorias de una fiesta antes de ir a la universidad, que recorren una cinta a ritmo trepidante, evocadas finalmente con la paciente mirada de un largo plano del protagonista, que contempla su vida desde la ventanilla del avión, en la dura resaca de la mañana siguiente. Nada que hiciera sospechar la fantasía de
La guerra de las galaxias. En medio del duro realismo de los setenta,
Star Wars traía la excitación y el espectáculo del cine de otros tiempos.
ÉPICA ESPACIAL
Los siguientes dos episodios,
El imperio contraataca (1980) y
El retorno del Jedi (83), aparecen en medio del optimismo cultural de la era Reagan. Pero Lucas empieza a mostrar mayores ambiciones. Resulta irónico que un director de cine tan visionario, mercader y megalómano como él, haya nacido en un pueblo californiano llamado precisamente Modesto. El impresionante rancho donde ahora vive, cerca de San Francisco, está rodeado de bosques, prados, colinas y lagos. Su casa no tiene nada de espacial, sino que es más bien de estilo victoriano, rodeada de elegantes muebles de madera y
art-déco. Allí vive entre halcones y linces, caballos y vacas, e incluso una llama, junto a sus tres hijos adoptivos, lejos de Hollywood e inmerso en sus lecturas.
Lucas ha basado gran parte de su mitología en la obra de Joseph Campbell y su Héroe de mil caras. Su idea es buscar los rasgos unificadores que dan sentido psicológico a los antiguos mitos y leyendas. Aquí no hay dioses, ni personificaciones de la naturaleza, historias sobre los orígenes, o narraciones culturales que tengan autoridad. Se trata más bien de un romance medieval. Un romance es una historia de caballería, que incluye rescates de princesas, batallas con monstruos, y guerras épicas llenas de imaginación fantástica. Los caballeros de
Star Wars llevan una armadura espacial, luchan con espadas de luz láser, y rescatan a la princesa Leia. Están gobernados por una jerarquía medieval con nobles, príncipes y emperadores.
Desde un origen humilde, el héroe ha de pasar por una serie de rituales que le llevan a la madurez. Luke Skywalker era un granjero al comienzo de la serie, que ha de aprender a ser un caballero Jedi para poder salvar el universo. Para ello debe enfrentarse a la ausencia de su padre, siguiendo la dirección de Owi-wan Kenovi como el rey Arturo con Merlin. Estamos en el espacio, pero allí todavía hay castillos que atacar. Nuestros miedos son otros, pero tenemos la misma confianza supersticiosa en la magia, aunque ahora esté en la ciencia y la tecnología.
UNA NUEVA MITOLOGÍA
La Fuerza de los caballeros de Star Wars es despreciada por los malos de esta historia como una antigua superstición, pero para ellos es un poder sobrenatural. Es una divinidad más impersonal que cristiana. De hecho no sólo tiene un lado bueno, sino también uno malo. Es por eso que a veces se la ha relacionado con el budismo. La idea se le apareció literalmente en sueños, mientras salía de un coma por un accidente de coche que tuvo el año 75.
"La Fuerza intenta despertar a la juventud a un cierto tipo de espiritualidad", dice Lucas en una entrevista con la revista Time. Pero es "más que una creencia en Dios, o en un sistema religioso en particular". Lo que quería es "hacer que los jóvenes se empezaran a hacer preguntas sobre los misterios de la vida". El cree que "no hay nada peor que no tener interés en preguntarse si hay un Dios, o no lo hay". Ya que "tienes que tener una opinión, o estar buscando". El autor de esta saga dice creer en Dios, pero no sabe muy bien quién es. Aunque aborrece "un mundo completamente secular, en que el entretenimiento se convierte en un tipo de experiencia religiosa".
No tenemos que aprobar la teología de
Star Wars para reconocer en ella un hambre de heroísmo y realidad espiritual. Esos romances medievales nacieron al fin y al cabo de una visión cristiana del mundo. Por lo que una vez derrotado el imperio del mal, la serie se concentra en el mal interior, mostrando como el joven Skywalker se vuelve al lado oscuro de la Fuerza, convirtiéndose en Darth Vader.
Las fantasías del espacio dicen más acerca de nosotros mismos, que de la naturaleza del universo. Ese es el mal más importante, al que todos debemos enfrentarnos. La tecnología no puede acabar con él. Tampoco la mitología. De nada sirven para ello, nuestras espadas. Para eso hace falta gracia, no de una fuerza impersonal, sino de un Dios personal, que ha venido a vencer el mal por su muerte y resurrección.
VICTORIA SOBRE EL LADO OSCURO
Hay que ver El retorno del Jedi para entender cómo comprende Lucas la redención. Ya que después de todo, Darth Vader se da cuenta de lo que ha hecho. Anakin reaparece entonces, justo antes de morir, delante su hijo Luke. Al contemplarse así junto a Yoda y Obi-Wan, es como si se hubiera reconciliado con sus maestros y amigos, por lo que está unido a ellos, como si hubiera sido perdonado y viviera en paz, después de su muerte. ¿Da entonces todo igual, al final?, ¿o es que ha sido redimido por el amor?
Algunos ven aquí la artificialidad de la distinción entre el bien y el mal, como si de un principio taoísta se tratara. Por lo que al final no hay ninguna verdad absoluta. Ya que en la visión orientalista que Lucas tiene de la Fuerza, para obtener su poder, uno ha de vaciarse primero, para unirse a Ella después. El bien que buscan los
Jedi y el mal de los
Sith, no son realmente sino dos caras de una misma moneda. “Si no estás conmigo, estás contra mí”, dice Anakin a Obi-Wan en la penúltima batalla. Pero “sólo un
Sith trata con absolutos”, le contesta Obi-Wan. Ese relativismo está en el fondo mismo de la tragedia.
Otros lo ven más bien como una expiación por medio de sus hijos, al encontrar la redención por un amor que va más allá de la muerte.
La Biblia nos muestra sin embargo que hay verdades absolutas, que no podemos cambiar. El poder del lado oscuro es ciertamente tan fuerte que nadie puede resistirse totalmente a él. Todos cayeron, dice Romanos 3: “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (v. 12).
La atracción del mal es tan fuerte que nos mantiene esclavos de la oscuridad hasta que Alguien nos libere.
La Profecía anuncia que Uno vendrá a pagar por todo el mal que hemos hecho. Su triunfo se muestra en la debilidad de una cruz. Su muerte será su victoria. Por ella vence al poder de las tinieblas, para que podamos ser libres, incluso de la tiranía que nos hace esclavos de nosotros mismos.
Por esa redención que ha logrado su sangre, somos trasladados de la potestad de las tinieblas a su reino de luz y amor (
Colosenses 1:13), encontrando perdón por todo el mal que hayamos hecho (
v. 14). Su Espíritu se convierte así en la Fuerza que puede liberarnos, haciéndonos volver a nacer (
Juan 3) por su poder. No hay otra forma de escapar del lado oscuro…
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