A decir verdad, si se supone la existencia de un documento J o de un documento E – que, dicho sea de paso, jamás se han encontrado – se debe al uso de YHVH, Elohim o YHVH-Elohim.
Esta variedad de nombres ha sido de fácil explicación en el seno del judaísmo desde hace siglos. En fecha tan lejana como el s. XII, Yehudah ha-Leví estudió el significado concreto de esos nombres referidos a un solo Dios. Señaló así que Elohim es siempre un nombre de carácter general que va referido a Su poder, pero no a sus características éticas o a la relación de pacto. Cuando, por el contrario, Dios ha dado testimonio de Si y es conocido a Elohim se añade otro nombre, el de YHVH que hace referencia a su revelación y también a la condición de pacto. De esa manera, YHVH no tiene sentido para todos, porque sólo es apropiado donde hay conciencia de su revelación. Elohim, por el contrario, es idóneo en un sentido general.
Umberto Cassuto, profesor de la Universidad hebrea de Jerusalén y uno de los oponentes más firmes de la Hipótesis Documentaria, incidió de manera especial en este aspecto indicando como Elohim era un nombre común aplicable no sólo al Dios de Israel y cómo YHVH, por el contrario, es un nombre propio.
Al respecto, el distinto empleo de los nombres no deja de ser revelador.
1.- YHVH se usa para expresar el concepto de Dios que tenía Israel, de manera especial su carácter moral, pero Elohim es empleado para una visión más amplia que podía ser aceptada incluso por los sabios de entre los paganos, es decir, el Creador del universo y el que gobierna el cosmos.
2.- YHVH se usa para indicar una relación directa con Dios propia de la fe, pero Elohim se relaciona más con la reflexión sobre cuestiones como el origen del mundo o del ser humano.
3.- YHVH se usa asociado con atributos divinos muy concretos y, en buena medida, exclusivos, pero Elohim se asocia más bien como cualidades no tan claras ni perfiladas.
4.- YHVH se usa para referir el carácter personal de Dios, mientras que Elohim suele estar más relacionado con Su carácter trascendente.
5.- YHVH se usa para referirse a la relación de pacto con Israel o sus antecesores, mientras que Elohim se refiere a contactos que no suelen tener que ver con Israel y
6.- YHVH aparece como el Dios que interviene en la Historia de Israel, mientras que Elohim aparece conectado con una visión universal.
Si reflexionamos en ello, podemos apreciar claros paralelos con la manera en que creyentes y no creyentes se refieren a Dios. Un no-creyente en el sentido bíblico suele referirse a Dios para aceptar o negar su existencia, pero no menciona al Señor (YHVH) porque ésa es una denominación reservada a los que creen y además tienen la pretensión de mantener una relación personal con Dios. Eso mismo encontramos en la Torah y es lógico que así sea.
De manera bien significativa, ese empleo de los nombres divinos es armónico en el resto del Antiguo Testamento. Por ejemplo, los profetas generalmente utilizan YHVH y es lo apropiado porque se refieren al Dios del pacto. Curiosamente, la excepción es Jonás, pero es fácil recordar que Jonás tenía que dirigirse fundamentalmente a unos asirios paganos a los que llamaba al arrepentimiento.
De manera similar, en la poesía bíblica el nombre utilizado de manera preeminente es YHVH, el Dios del Pacto, y las excepciones con uso de Elohim aparecen referidas a ámbitos universales.
En la Torah, el uso de un nombre u otro encaja a la perfección con lo que acabamos de decir. Por ejemplo, ¿qué nombre usa el autor de la Torah para referirse al Dios que creó el mundo y al género humano? Elohim, como era de esperar. ¿Qué nombre utiliza la serpiente y Eva? Elohim, naturalmente. ¿Qué nombre se usa en el capítulo 2 de Génesis cuando Dios se presenta en relación de pacto con Adán y Eva? Lógicamente YHVH, un nombre que no utilizaría Satanás que no se halla en relación de pacto con Él. También es YHVH el que llama a Adán (
3:9), el que lo reprende (
3:13) y el que anuncia el castigo de la serpiente y la redención (
3:14).
En contra de los supuestos que plantea la Hipótesis documentaria, lo que encontramos no es un recosido de documentos, sino a un autor que se comporta con una prodigiosa coherencia a la hora de utilizar los nombres divinos de acuerdo con un significado muy concreto de los mismos. Pero sobre este tema abundaremos en la próxima entrega.
Continuará
Si quieres comentar o