Algunos datos sueltos de la vida de Herreros Mora aparecen entre los biógrafos portugueses y como ya hemos señalado también en su Autobiografía llena de incidentes: A Narrative by Dn. Angel Herreros de Mora of His Imprisonment by the "Tribunal of the Faith" and Escape from Spain, publicado en1856.
Según este título Ángel Herreros habría estado encarcelado por el tribunal de la Inquisición, o mejor por las Juntas de Fe que en 1823 al serle denegado el apoyo del “brazo secular” la iglesia española no se resignaría al mero uso del poder espiritual y exigió el restablecimiento de la Inquisición, siendo los obispos los que, al caer el régimen del trienio liberal, estableciesen las mismas reglas y métodos delatores, de secreto y prisión, además de la incautación de bienes típicos del régimen inquisitorial.
Uno de estos datos es que Herreros de Mora estaba casado con una americana llamaba Eloysa y tuvieron un hijo. Que antes de llegar a París y Londres, debió pasar por Gibraltar donde conoce as W.H. Rule de quien recibió ese impulso misionero e ideológico según Robert Moreton, el primer superintendente metodista en Portugal, que decía ser Mora “fruto del trabajo de W.H. Rule”.
Además de Rule, Herreros de Mora señala dos influencias y ayudas más, aunque en su autobiografía parece encontrar el efectivo descanso y sosiego en el misionero metodista:
· La carta era de Dr. Rule y después de su lectura todos los problemas que habíamos pasado fueron olvidados y hasta el piadoso crimen. Mi esposa vino después, y tuvimos una conversación en francés. Nos abrazamos, lloramos, nos reímos, nos olvidamos de todo perdonando a nuestros verdugos. La noticia fue de gran importancia para toda la familia. Los cristianos de toda la religiosa Inglaterra estaban interesados por nosotros.
Era conocido el Dr. Rule por mis amigos en España, por su correspondencia ilustrada. Él era la persona en quien tengo depositada mi esperanza, y también en otros, por enviar información del curso de nuestra labor religiosa en España. El celo por la propagación del Evangelio en mi país, causa que él había tomado como si fuera la suya propia, y su actividad indomable nos dio seguridad de que nuestra situación estaría en conocimiento de algunos de los poderosos defensores del Evangelio de Jesús, algunos de esos hombres que trabajan sin cesar en la propagación y defensa de la verdadera doctrina de Jesús, y ya había dado pruebas reales y positivas de una relación especial para mi querido país, su simpatía no sería en vano.
· Además, el conde de Shaftesbury había estado a la cabeza de los obreros compañeros que felizmente habían realizado esfuerzos para el beneficio religioso de mi país, y es también el presidente de ese cuerpo que ya había logrado, por medios tales como la prudencia sugiere, en la indefensión de las víctimas de Leyes inicuas.
· El nombre de la Honorable Arthur Kinnaird era para mí otra de las mejores garantías. El corazón apacible y generoso de ese miembro digno del Parlamento británico, su apego inquebrantable a la causa de la libertad civil y religiosa, su genuino amor por la doctrina de Jesús, y su piedad cristiana, eran bien conocidos por mí mismo. Estas dos influencias, y la actividad del médico, formaban una especie de tríada evangélica, reforzados por la ferviente oración que mis hermanos ingleses elevaban a Dios por la liberación de las víctimas. Todo esto lo viví con gozosa expectación, con una esperanza sólida y bien fundamentada de que aún debía encontrar un asilo bajo el amparo hospitalario de las leyes de Gran Bretaña.
Uno de los puntos que más ensombrecen la figura de Herreros de Mora y que en algún lugar también he citado, es la fama de aprovechado y pedigüeño. Ángel Romera dice que Herreros de Mora “sableó” a Juan Calderón en Londres a pesar de ser este bastante pobre. Sin embargo los biógrafos portugueses consideran su conducta lo más opuesto a estas prácticas. Cassels dice que conoció a Mora y anotó que el clérigo episcopal “llegó a Lisboa sin dinero y sin protección; no pertenecía a ninguna Sociedad y su visita a Portugal era debida a un irresistible impulso divino”. Pero añade más, “don Ángel nunca pidió auxilio a persona alguna ni para si ni para la congregación que formó”. Parecido testimonio da el capellán anglicano en Lisboa, el canónigo Pope, en carta al obispo Plunket, de Meath:“En 1867, otro ex sacerdoteespañol,Rev.A. H.de Mora, que había sido recibido en la IglesiaEpiscopal de América, vino aquí [Lisboa]. Vino solo –no encomendadopor nuestra Iglesia, o por cualquiersociedad-. Sin embargo, reunió a un número deprotestantesnativosa su alrededor”.
También Cassels informa que cuando Herreros de Mora formó la Iglesia Evangélica Española en Lisboa, tuvo grandes dificultades financieras y tanto él como su congregación sintieron habitualmente y que el fundador de esta Iglesia pasó muchas veces hambre y miseria, viviendo de las colectas dominicales. Explica también Cassels que la congregación todos los meses le pagaban una cuantía suficiente para poder vivir modestamente, pero que este celoso ministro daba casi todo a los pobres de manera que habría muerto de hambre si la Junta de la Iglesia no hubiese sugerido el mandarle a cenar o comer todos los días, habiéndose ofrecido un hermano de nombre Mauricio para servir a su pastor sin salario alguno, lo cual hizo durante algunos años. También Eduardo Moreira afirma que Mora vivió pobre, pero siempre dispuesto a socorrer a otros. Indica en sus recuerdos: "Hemos tenidopor amigo al hijo (...) de su compañero de los últimos años, cuando enviudó: el viejoMauricioGouveia, que hemos vistoen casa yen la iglesia, con una intimidadde tal manera que ambosllegaron a compartir, por necesidades del momento,la misma ropa. Debido a que D.Ángelnopodía sufrir la miseria de los demás, prefiriendo su propia miseria, por lo que dio, dio, dio...”
Con estos testimonios debe quedar claro su carácter tan contrario al de un pedigüeño sableador. La cita concreta la proporciona Mar Vilar[i]:
· “Cuando Usoz, siempre a la defensiva, le previno contra don Ángel Herreros de Mora, otro clérigo disidente del catolicismo y refugiado en Inglaterra, la respuesta del castellano fue hablarle bien en sus cartas del recién llegado, actitud que nunca varió, no obstante haber sido por su carácter abierto y cordial, y por su transparencia y buena fe, una de las víctimas predilectas de los sablazos del un tanto desaprensivo ex-dominico. "La cuenta de lo que Mora estafó a J[uan] C[alderon] -referirá Usoz a Wiffen al ser informado por éste poco después del fallecimiento del antiguo franciscano”- es una prueba mui innegable contra él. Para mí es una estafa grave por no ser rico J[uan] C[alderón]. Porque estafar a una persona como C[alderón], que fue además un bienhechor de Mora, es una acción bien negra y ruin".
Sin ánimo de enmendar unos hechos tan contradictorios, es evidente que el carácter de Ángel Herreros de Mora no demuestra que sus acciones fueran negras y ruines como dice Usoz. O este Mora es otro o el hecho de la cuenta pendiente debe entenderse como un mal entendido.
En 1872 una comisión de señoras de la Iglesia Luterana de Lisboa había reunido fondos para apoyar la iglesia y la escuela anexa que eran conocidas por su pobreza, pues eran todos de clases pobres como pequeños comerciantes, soldados o aguadores según describe Noyes. Es este autor, el Revd. Henry Edward Noyes, nos informa también de que fueron españoles los que mayor impulso dieron a las congregaciones portuguesas, contribuyendo a que el Gobierno de la nación reconociera y sancionara por decreto a la Iglesia Evangélica Española en Lisboa.
· Esta iglesia –dice Noyes- se llama española porque el Señor Mora es español, sus sermones son en español y parte del servicio y lecturas son en español. La iglesia, en tanto que abierta a todos, está, de hecho, destinada especialmente para los españoles residentes en Lisboa.(...)Los matrimonios celebrados en esta iglesia fueron reconocidos por la ley, y sus ministros se les permitió tener servicio fúnebre en el cementerio público portugués en Lisboa.El culto se llevaba a cabo en la sala antes menciona dos veces los domingos y jueves por la noche.
· Las escuelas nocturnas y escuelas dominicales se abrieron con una buena asistencia.Una pequeña escuela se organizó también, y el servicio se llevaba a cabo cada domingo en Rio de Mouro, un pueblo doce millas de Lisboa.En este momento el movimiento es considerable, siendo el número de miembros unos quinientos, entre ellos seis sacerdotes
· Las doctrinas enseñadas por los líderes de esta pequeña Iglesia estan en la línea de la Iglesia de Inglaterra. Ellos aceptaron nuestros Treinta y nueve artículos, y una traducción de nuestra liturgia se utilizó en todos sus servicios.Estaban fuertemente ligados a la idea de una iglesia episcopal,
con la sensación de que una reforma nacional sólo podía ser llevada a cabo por la adhesión a la misma de principios como los establecidos por nuestros propios reformadores ingleses.
· Yo no debo concluir sin mencionar que en mayo pasado el Comité de
esta Iglesia en Lisboa, sintiendo la necesidad de una cabeza, y mostrando públicamente que desea seguir nuestra Iglesia no sólo en su doctrina, sino también en su forma de Gobierno, se celebró una reunión y eligió por unanimidad al señor Mora como su obispo electo.Llevaron a cabo la elección, estando muy conscientes de que podrían transcurrir años antes de la consagración real.
· "El señor Mora se está haciendo viejo, y ya era hora de que fuese liberado del trabajo parroquial que continua tanto tiempo y así tener la posibilidad de dedicarse a la enseñanza tranquila y la formación de los demás, a la vez que a predicar las inescrutables riquezas del Evangelio de Cristo.En la petición sincera del señor Pope, el Rev. L. S. Tugwell, a finales de este año (1875), realizó una visita a Portugal a ver por sí mismo la realidad de este movimiento, y en el informe que publicó posteriormente, se dice: "Después de residencia de unos días en Lisboa que estaba más que convencido de la veracidad de la declaración del Sr.Pope en carta a mí, de fecha 27 de octubre 1875. "Después de mucha oración y consideración, se determinó emplear a cuatro sacerdotes reformados portugueses que por mucho tiempo eran conocidos personalmente por el Sr. Pope y sus amigos clérigos misioneros.Tres de ellos fueron nombrados para trabajar en Portugal, y el cuarto, el reverendo Henrique Ribeiro Ferreira
[ii], a Sevilla, para tomar cargo de la Iglesia de la Ascensión en esa ciudad.
El nombramiento deHenriqueRibeiroFerreirade Albuquerquecomo pastorde la Iglesia de la Ascensión,el tercero de lostemplosutilizados porla Iglesia ReformadaEpiscopal enSevilla, (bajolos auspicios del Mr. Bousfield
[iii] para Serrano y bajo los auspicios de Tugwell y Palomares para Noyes), apenas es nombrado por la IEE quizás por el poco tiempo que estuvo en esta ciudad. Este ex -cura católico españolizado es una de las figuras de los primeros tiempos del protestantismo en España y Portugal. Sin embargo parece que el tiempo que Henrique Riberiro estuvo en Sevilla con su esposa fue aproximadamente de un año predicando en esta iglesia.
Sobre el pequeño colegio para niños fundado por Mora aparece documentado desde 1872, además de un par de escuelas nocturnas de adultos. Se desconocen las materias impartidas y solo Augusto Ferreira Torres hace una pequeña referencia que hace su viuda en un libro póstumo de sermones en el que señala que Augusto Ferreira “frecuentó la escuela de Mora, teniendo diez años, entre 1873 y 1876: “Todos los días iba a la escuela que don Ángel tenía y que pertenecía a su congregación y allí aprendía con el Rev. Mora, Latín, Francés y Teología, aunque después de dar las clases infantiles y cuando tenía tiempo disponible ”.
En cuanto a las doctrinas de Herreros de Mora parecían estar dirigidas sobre principios de orden apostólico, aunque en la práctica litúrgica estuviese adherido a la Iglesia anglicana que usaba con libertad. Sin embargo Mora contribuyó a la traducción al portugués del Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra o de la liturgia de la iglesia Episcopal de los Estados Unidos probablemente en traducción castellana. Sobre su doctrina como decía anteriormente Noyes, capellán de la embajada británica:
[iv] “Las doctrinas enseñadas por los líderes de esta pequeña iglesia, la IEE, están en la línea de la Iglesia de Inglaterra que ejemplifican con la aceptación de los “Treinta y nueve artículos” de la Iglesia anglicana.
Diego Cassels describe la figura de Mora como un hombre excéntrico… que tenía muchas faltas… pero que era poderoso en las Sagradas Escrituras y enseñaba a sus congregantes a amar la Biblia. Estaba lleno de fe, de gran piedad y abnegación cristiana. También era acentuada su generosidad en la modestia de sus recursos e imponía una disciplina que le hacían más respetado.
Para otros era un hombre de aspecto venerable, versado en Historia eclesiástica y un teólogo erudito. Mora fue un verdadero reformador, con ciencia, fe y gran coraje. Era un erudito y un creyente que se sacrificaba por el bien de la sociedad –dirán sus biógrafos-.
[i]“
El nacimiento de la Prensa protestante en Lengua Española. El Dr. Juan Calderón y sus revistas londinenses Catolicismo Neto y El Examen Libre (1849-1854)”, en Actas de las Jornadas sobre Prensa y Sociedad en la Murcia Contemporánea.
[ii]La enciclopedia de la Universidad de Lisboa lo define así a Henrique Ribeiro:Orador señaladoque perteneceal catolicismodel siglo XIX y que abrazóla Reforma. Antiguo abad deSilgueiros,Beira Alta, hermano del poeta y políticoThomas Ribeiro que,en el prefacio dela obra, dio prestigio y valor asu carácter.
Se convirtió enespañol,después de algunos añosdela muerte deD. Ángel (Herreros de Mora),ministró en1878 laIglesia ReformadaEspañola.Llevó con él a la Iglesia Evangélica Españolay, posteriormente,mediante la adopción detodos suscreyentes,se unió a laiglesia llamadaLusitana(después de1880),la formación dela comunidadde S.Pedro.Formó partedelComité elegidos en lafinal del año1880 para la formación deun libro de oraciones,la presentación de informesdel "carácter nacional,de la nueva iglesiacatólica yevangélica,"que fue aprobadoen 1884.
Se diceque detrás deMiranda,Melo,Ribeiro, Clark yAdams,sondos grandes figuras dePortugalque tenía unespecial aprecioy simpatía: el obispovaliente y lealde Viseu,Alves Martins, que simpatizabacon los sacerdotesque abandonaron laComunión romana,y el excelentehistoriador AlexandreHerculano.No estaba en el horizonte deEnriqueRibeirofundar una nueva religión,pero sufrióla pérdida de soñar conuna reformacatólica, identificada conla religión protestanteque,con la implementación dela República Portuguesa,violas condiciones creadaspara su desarrollo,a través de lasaccionesde derechoa la libertad deconciencia, de religión y de asociación.Sólose alejó de laescuela romana, cuandofue pastor de laIglesia Presbiteriana, donde murió.
[iii]Contra vientos y mareas. Francisco Serrano Álvarez. Pág., 91
[iv]Church Reform in Spain and Portugal; a Short History of the Reformed Episcopal Churches of Spain and Portugal, from 1868 to the Present Time. Henry Edward Noyes
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