Otro de los aspectos del testimonio cristiano en don Audelino fue su erudición puesta al servicio de la colectividad y especialmente dentro de su denominación de Hermanos.
UNA VIDA CONSAGRADA AL ESTUDIO.
Como todos los niños comenzó coleccionando algunos libros infantiles –señalaba Audelino González a
Diario de León en 1981- pero
la verdadera afición surgió cuando con ocasión de su bautismo por la fe evangélica el pastor que le bautizó le regaló un Nuevo Testamento católico en la versión de P. Scio de San Miguel.
A partir de entonces comenzó a interesarse por estos temas, comprobando, después de la lectura tanto de las Biblias católicas como las de otras confesiones cristianas “que sustancialmente, no existen grandes diferencias entre ellas y que encierran un mundo sugerente para todos aquellos que se quieran acercar a un conocimiento más profundo de sus contenidos”.
Son sus hijas Lydia y Elena quienes mantienen una viva memoria de su padre relatando hasta los más mínimos detalles de una vida consagrada al estudio y al servicio a los demás. “Mi padre y mi madre, dice una de ellas, se conocieron con motivo de una fiesta de Navidad en la que mi madre Abigail Vidal Somoza, leía unas poesías. Mi padre quedó prendado de ella y mantuvieron un noviazgo de siete años hasta que el 28 de abril de 1927 se casaron en el Consistorio leonés por lo civil, en una boda ensombrecida por la tremenda oposición de la familia de Audelino, toda ella muy católica que no aceptan por nada del mundo su conversión al protestantismo, incluso recurrieron a una añagaza como la que el mismo día de su boda un tío de mi padre se presentó para decirle que su madre se estaba muriendo. Audelino convencido de que era sólo una artimaña para interrumpir la boda, como posteriormente se comprobó, siguió la ceremonia con la angustia correspondiente”.
RECONOCIMIENTO PÚBLICO PÓSTUMO
Pero
su reconocimiento también llegó al Diario de León que el 6 de agosto del año 2000 (había fallecido don Audelino en 1984) publicó nada menos que dos páginas y seis fotografías destacando la importancia de este veterinario que además era protestante.
El artículo
lo firmaba Miguel Ángel Nepomuceno[i] y lo titulaba como “El hombre que amaba la Biblia” y entre otras cosas decía:
“Sesenta años son muchos para dedicarlos al estudio de cualquier disciplina y mucho más si, como en el caso que nos ocupa, están dirigidos a difundir la palabra de Dios, al estudio de la Biblia y a reunir en su extensa biblioteca todas las ediciones posibles en cualquier idioma y época del libro de los libros.
Para Audelino González, aquel veterinario leonés, culto y devoto que le gustaba jugar al escondite con la eternidad, significó algo más que un hobby vocacional para el que había nacido, fue el descubrimiento de un mundo nuevo lleno de sugerencias y sabiduría. A lo largo de sus 83 años de vida, de una vida llena de sacrificios –fue encarcelado y depurado por militante activo de la Iglesia Evangélica-, de renuncias y de amor hacia los demás, el predicador del Puente de Villarente curó no sólo almas enfermas sino cuerpos destrozados de animales y de personas que sin su ayuda hubieran fallecido entre grandes sufrimientos. Casado con Abigail Vidal en 1927 con la que tuvo cinco hijos, la boda se celebró en el Consistorio viejo, siendo la primera unión que se celebraba en León por lo civil.
Admirado y querido por aquellos que lo trataron asiduamente como Justino de Azcárate, Miguel de Unamuno, Félix Gordón Ordás o Benito Pérez Galdós que le dedicaron algunas de sus obras más significativas, su fama como veterinario, pero sobre todo como bibliófilo, traspasó las fronteras de su ciudad y provincia para entrar a formar parte de un selecto grupo de coleccionistas de libros específicamente dedicados a una materia como es la Biblia en general y los temas hebreos y judíos en particular, de los que llegó a ser una autoridad mundial, reuniendo en su selecta biblioteca más de 15.000 ejemplares, mil de los cuales eran Biblias editadas en las más variadas lenguas, épocas y escritas por las manos más controvertidas.
Ejemplares únicos de valor incalculable como la famosa Biblia del Oso de 1569; la primera traducción de las Sagradas Escrituras realizadas al castellano por Casidoro de Reyna;
la Biblia de Ferrara de 1533, que es la primera traducción al español llevada a cabo por un judío llamado Abraham Usque, cuya familia procedía de Zamora, o la más apreciada por el ilustre veterinario,
la del padre Petit de 1756, se aprieta aún en su valiosa biblioteca bajo el delicado cuidado de sus dos hijas Lydia y Elena quienes en unión de sus otros hermanos Rodolfo y Alfredo son los que han mantenido vivo ese impresionante legado de sabiduría y fe".
De este mismo artículo de El Diario de León les seguiremos hablando la semana que viene, cerrando así esta serie sobre Audelino González y su familia.
[i]Nosotros hemos tomado los datos del
Diario de León de los textos publicados en Internet en la
Ultima edición por Villarín el Dom Dic 27, 2009 3:21 pm; editado 2 veces.
Variada información sobre don Audelino hay en
“Los cementerios civiles y la heterodoxia española” JoséJiménezLozano. Taurus, 1978 - 273 páginas.
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