Enzinas, escritor de su tiempo

Sabemos por estas Memorias que sus padres eran nobles y ricos, quienes le enviaron a la Universidad de Lovaina entre quienes estaba el protestante Damián de Goes y no se sabe si Luis Vives le tuviera por discípulo o amigo. Menéndez. y Pelayo cree que ya Enzinas estaba muy relacionado con su tío Pedro de Lerma, muy sospechoso de luteranismo y que esta relación y la de su hermano Jaime influyeron en su postura reformada. En Wittenberg parece que había también otros españoles matriculados, que eran protestantes pues nadie podía entrar en aquella universidad que no lo fuera y porque era casi la residencia oficial de Lutero y Melanchton. Menéndez y Pelayo dice que en los registros aparecen Juan Ramírez hispanus, un Fernando de Ínsula Canaria, una ex Fortunatis y un Mateo Adriáno hispanus profesor de lengua hebrea(1) y de medicina matriculado el último en 1520 y los otros en 1538,39 y 41. Personajes todos ellos prácticamente desconocidos.(Menéndez y Pelayo, 2007, pág. 852)

No solo vendría la influencia luterana de su hermano Jaime, su tío Pedro de Lerma y de Wittenberg, sino también de otro tío de Burgos, Diego Ortega, mercader rico y convertido al Evangelio. Esto hacía que la larga sombra inquisitorial siguiese sus pasos y como le decía uno de sus hermanos: “Ten cuidado Francisco, vigila, hay quien preferiría matarte a ti, como traidor a la patria y a la fe, que a cualquier rebelde alemán, por poderoso que sea”. Como escritor dice Menéndez y Pelayo que Enzinas es de los pocos españoles que han sobresalido en el género autobiográfico y que el autor poseía facultades narrativas y dramáticas muy poco comunes y dibuja vigorosamente las situaciones y los caracteres de manera que sus Memorias parecen una novela por su animación. La Antítesis entre Pablo, apóstol de Tarso y el moderno Paulo III pirata Romano en las que satiriza a Pablo III, recoge las primeras cinco primeras sesiones del Concilio y un tratado de Felipe Melanchton en defensa de la Confesión de Augsburgo. Parece que tenía preparado un Herbario español en el que le había ayudado el médico Luis Núñez, la Biblia española que no se atrevió a imprimir su editor Byrcmann y según Boehmer el libro de las Antítesis sería traducción de Francisco Enzinas.

FRANCISCO ENZINAS Y SU TIEMPO
Para José C. Nieto, Francisco de Enzinas es una figura capital, para un entendimiento histórico de la Reforma en España, que aparece en el panorama religioso entre Juan de Valdés y la Reforma de Sevilla con personalidades como Egidio y Constantino Ponce. Sin embargo dirá Nieto que su trayectoria vital pertenece completamente a Europa y no a España, pues salió de España siendo un documentado católico Romano y se convirtió a la Reforma en el extranjero.

A diferencia de Valdés, que huye de España siendo ya heterodoxo, Enzinas no había tenido inquietudes ni precocidad de disidente cuando llega a las universidades europeas. Muerto el joven Enzinas a los treinta y dos años, su trayectoria espiritual parece ligada a la de su tío Pedro de Lerma y aunque tuvo la prudencia de no atreverse a expresar opiniones nuevas y críticas como lo hacían los erasmistas, sin embargo sí había manifestado, desde su paulinismo, la justificación por la fe. Tío y sobrino se entendían, se deleitaban en las conversaciones, se respetaban sus pensamientos y sentían placer en hablar de sus cosas. ¿Cuáles podían ser estas, ya que Enzinas no las quiere mostrar en sus Memorias?

Según entiende Nieto, la conversación con su tío no debía estar muy alejada de los acontecimientos de aquellos días. El 10 de marzo de 1541 Francisco de Enzinas había escrito a su amigo el reformador polaco Lanski, para que le enviase cartas de presentación para Lutero y Melanchton, pues su propósito era ir Wittenberg, pasando primero por París para ver a su tío. Es muy probable que hablasen de este viaje y que su tío le hiciese algunas confidencias que no quiso divulgar. “Pero el empalme de esta cita con el párrafo que le sigue parece indicar algo de lo que hablaron pues a continuación dice: “Creo que estaréis esperando oír las acusaciones que trajeron tan gran infamia a este buen personaje, o las proposiciones de que se vio obligado a retractarse. Yo mismo las he buscado cuidadosamente, pero todavía no he podido saberlo todo de cierto.”

Para Nieto estaba todo relacionado con el luteranismo de Wittenberg, quien le acogió con los brazos abiertos por su conocimiento de la cultura europea y su visión de los acontecimientos sociales y religiosos. Por ejemplo, dirá en sus Memorias que Alfonso de Valdés si hubiese vuelto a España habrían acabado con él, le habrían dado muerte y ni el Emperador hubiese podido hacer nada por salvarle. De Juan de Valdés dirá que su huida a Nápoles “donde ha hecho mucho fruto”, fue producto de la inseguridad que había en España para aquellos que habían aprendido la buena doctrina de su hermano Alfonso de Valdés. No dará más noticias de la obra de Juan de Valdés puesto que la obra exegética y filológica apareció después de la muerte de Enzinas. De Juan de Vergara dirá que fue perseguido por ser seguidor de Erasmo y sus libros.

Nieto pone el énfasis de la peligrosidad de determinadas manifestaciones prorreformistas que habían llevado a muchos a la hoguera y al mismo hermano, Jaime, quemado por 1547. Por contra, quiere hacer ver que no tenía las mismas consecuencias en el humanismo renacentista católico Romano evangélico como el de fray Luis de León o fray Luis de Granada, frente a cualquier disidencia erasmiana, cripto-herética como la de Egidio y Constantino o las abiertamente protestantes. Pero Enzinas trabajó siempre en buena conciencia, esperando ver frutos de su trabajo en España. Sus dos obras más importantes, las Actas de las tres primeras sesiones del Concilio de Trento y La muerte de Juan Díaz escrita en colaboración con Senarcleus, influyeron decisivamente en la espiritualidad y el pensamiento religioso del siglo XVI.

ENZINAS Y EL HOMBRE INTERIOR
Francisco de Socas dedica un capítulo de su ensayo sobre Enzinas a la belleza de su mundo interior en los entresijos de su personalidad. Hombre reflexivo, con vocación determinada y clara, dice Socas que en aquellos turbulentos tiempos “rehúsa ser juguete del azar”. Enzinas tiene un proyecto de vida para si mismo, aunque lo metan las circunstancias a ser un hombre de aventura y acción. Su presente está gobernado por su porvenir, medita sobre el sentido del acontecer. No hay excesos, ni pedantería en su narración biográfica pero hasta un sencillo informe hace de él una pieza literaria enormemente consciente- dirá Socas. Pero, sobre todo, Enzinas quiere mover el mundo con su pluma y con la imprenta multiplicadora de palabras porque siente que “se ha derramado probablemente hasta el día de hoy más sangre cristiana que tinta se gasta en imprimir libros”. Su interioridad embriagada de la Palabra de Dios, nunca fanatizada por la pasión religiosa, fue la fuente de energías que no le dejaron ser un hombre sedentario y rutinario. “La vida interior de los hombres de esta edad de crisis- dirá Socas-, no debió de ser fácil ni serena. Dentro de él debió sentir Enzinas el tirón de fuerzas contrapuestas hasta la desgarradura final.”

Aunque el mundo donde se libraban las batallas de las palabras, como eran París, Lovaina o Wittenberg, era un hervidero de disputas teológicas y en el aire se presentía la modernidad, donde Enzinas encontró la paz de su espíritu fue en Alemania y al lado de Melanchton. En sus Memorias queda constancia de cómo sentía la libertad de aquellas gentes y aquellas tierras. La libertad de conciencia y el respeto por las creencias de todos creaba una comunidad de creyentes como los de la iglesia primitiva. Hombres que no te sometían a control ni encasillaban tus creencias y sentimientos, simplemente se sentían cristianos. No siente los arrobos místicos de su compañero de encierro, Egidio, solo quiere ser cristiano cabal y sobre todo hombre de bien y humilde peón en la batalla de la fe. No quiere ser mártir, aunque una fuerza superior le obligó a estar donde no deseaba como era la entrevista con el Emperador Carlos V. “Un hombre amante de la tranquilidad, habituado a la vida escolar y al poco brillo de los negocios civiles, tuviera ahora por fuerza que meterse en la barahúnda de la corte... donde me parecía retumbar un no sé qué de belicoso, un no sé qué de áspero y contrario a mi crianza” (Memorias cap. 40)

Termina este capítulo Socas diciendo que “un rasgo muy particular del talante de nuestro humanista es que, siendo un perseguido y un desengañado, no incurre en resentimiento y acritud ninguna. Espera contra toda esperanza que el buen natural del emperador desatendiendo los malos consejos de quienes lo rodean. A la larga necesitó para el desengaño estar saturado de evidencias. Intenta hacer ver a sus lectores extranjeros cuanto pueden, conjurados al mismo intento, frailes, teólogos y ese monstruo que es la honra entre los españoles, “gente celosa de sus tradiciones y tan apasionada y terca como irreflexiva”. El perfil de la esfera de la intimidad de Enzinas es principalmente de esperanza contra la desesperanza, que busca la libertad y la encuentra donde hay paz y reflexión.

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1) Mateo Adriano: Introductiones in linguam Hebraicam (1518). Dicen ser judeoconverso y de que siendo un especialista en lengua hebrea, y según un discípulo, se le negaba autoridad en asunto de otros conocimientos; véase Actas del I Congreso Internacional de la Sociedad Española de Historiografía por Mauro Fernández Rodríguez, Francisco García Gondar, Nancy Vázquez Veiga.