Bataillon dice que “ya en 1522, el maestro Juan de Oria, que desempeñaba la cátedra de Biblia, había escandalizado a los dominicos de San Esteban con ciertas proposiciones atrevidas, que le valieron, hacia 1525, un proceso inquisitorial en Valladolid. No solo se le privó de su cátedra, sino que se le condenó con prohibición general de enseñar teología o artes liberales y se le encerró en el monasterio de San Pedro de Cardeña, en las inmediaciones de Burgos”(Bataillon, 1995, pág. 157)
Jorge M. Ayala(Ayala Martínez, Zaragoza, pág. 283) nos dice también que “Juan de Oria comenzó a ser conocido en los primeros años del siglo XVI, cuando el Claustro Universitario de Salamanca (2 de octubre de 1508) acuerda que «haya cátedras de nominales de lógica, filosofía natural y teología y de cada una dellas, e que se fagan y no sean perpetuas y se les dé competente salario y se busquen personas famosas que las lean”.
Pero la Universidad de Alcalá se había adelantado a la de Salamanca en la incorporación de la lógica nominal y en la formación del personal preparado en el modus parisiensis que incluía la lógica nominal. Salamanca mantendría la vía tomista y escotista para explicar los problemas teológicos y filosóficos, pero también incluiría la nominalista cuyo principal representante era el acusado de herejía y excomulgado Guillermo Ockham de gran influencia en Lutero a través de Beil. En su obra son más conocidos los libros “De inmortalitate animae”, “Simullae”,“Tractatus enuntiatione”el `Tractatus obligationum (1518) etc.
En la cátedra de Biblia permanecerá desde el curso de 1522 al de 1532, alternando su docencia con la enseñanza de Artes y Teología en el colegio benedictino de San Vicente, lugar donde le apreciaban y le admiraban. Oria fue procesado por 1523 y hasta 1528 no pudo enseñar. Los últimos años de su vida discurrieron entre los monasterios benedictinos de Toro, San Juan de Sahagún y San Pedro de Cardeña y al amparo del inquisidor Manrique que usó de clemencia.
Oria, como profesor de Escritura, recomendaría la lectura directa de la Biblia, como se hacía en la Universidad de Alcalá, y dentro de ella, como lo concebían los erasmistas y después los luteranos.
Como había dicho el Inquisidor Fernando Valdés “las herexias que el maestro Joan de Oria fue acusado y los herrares que vinieron los quales llamavan alumbrados o dexados naturales de Guadalaxara y de otras lugares de reyno de Toledo y de otras partes heran de la simiente destas herexias lutheranas” que nacían por la lectura directa de la Biblia.
Sin embargo
¿cuales fueron los principales errores teológicos de Juan de Oria? Para los que quieren disipar las doctrinas heterodoxas de Oria, dirá que fue un asunto entre escuelas teológicas, la tomista y la nominalista que explicaba un brillante profesor. Pero las cosas eran más profundas y no solo de un visionario como diría Francisco de Victoria. Se trataba el tema candente de la Trinidad del que Oria negaba en parte. Según Ayala(AYALA, 2001, pág. 287) “todos los escritos de Juan de Oria datan del año 1518, y en ellos refleja el aragonés los aspectos más controvertidos que las Facultades de Artes y Teología de Salamanca estaban viviendo en aquellos años: la aplicación de la vía nominal a la filosofía y a la teología, y el problema de la relación alma/entendimiento-cuerpo, una problemática italiana que había encontrado eco en la universidad de Salamanca. Para el filósofo aragonés, las dos problemáticas iban unidas, como se verá en su concepción de la lógica.
Para Ayala, Oria, que usa de la independencia de criterio en una vastedad de conocimientos y que lo expresa con entusiasmo intelectual en todos sus escritos, no da pie para interpretaciones extra teológicas, aún dentro de la nueva mentalidad que él representaba.
Oria no menciona nunca las decisiones de la Iglesia tomadas en el Concilio V de Letrán (1512-17) y aparentemente nada parecía herético. Sin embargo en sus clases de Biblia, donde Dios hablaba directamente al ser humano a través de lectura directa, suponían una ruptura encubierta del magisterio de Roma.
Las afirmaciones de la no existencia del Purgatorio, que sonaban tan mal entonces, máxime si venían de un catedrático de Escritura, pudieron ser el detonante de sus desgracias.(Cuervo, 1914, pág. 507) Para Batallón “parece haber una profunda correspondencia entre la acogida que se le dispensó al nominalismo y la otra novedad que caracteriza la escuela teológica de Alcalá: el estudio directo de la Biblia con ayuda de las lenguas originales de los dos Testamentos. Lea y Longhurst también consideran a Oria de “tendencias” luteranas. (Longhurst, 1969, pág. 41)
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