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Protestante Digital

 
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Junia la apóstol

En el debate concerniente al rol de las mujeres en la iglesia, pocos textos se han vuelto tan prominentes últimamente como Romanos 16:7.

ANDRÉS MESSMER AUTOR Andrés Messmer 09 DE SEPTIEMBRE DE 2017 21:46 h

En el debate concerniente al rol de las mujeres en la iglesia, pocos textos se han vuelto tan prominentes últimamente como Romanos 16:7. Muchos igualitarios reivindican este versículo como ejemplo de una mujer que era apóstol, quien enseñó y tenía autoridad en la Iglesia, y que por lo tanto provee una justificación para que otras mujeres enseñen y ejerzan autoridad en la iglesia hoy en día. Sin embargo, hay por lo menos tres asuntos que se pueden debatir al interpretar este versículo, todos los cuales ponen en duda la anterior interpretación. Estos son: 1) saber si Junia era un hombre (Junias) o una mujer (Junia); 2) si la frase en griego ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις se podría traducir mejor como “bien conocido para” o “prominente entre” los apóstoles; 3) si por ‘apóstoles’ se refiere a un emisario oficial/ evangelista itinerante o se refiere a una posición de autoridad similar a la de otros Apóstoles mencionados en el Nuevo Testamento. Estos tres asuntos nos dejan con ocho posibles interpretaciones:



1. Junias era bien conocida por los emisarios oficiales/evangelistas itinerarios.



2. Junias era bien conocida por los Apóstoles.



3. Junias era una figura prominente entre los emisarios oficiales/evangelistas itinerantes.



4. Junias era una figura prominente entre los Apóstoles.



5. Junia era bien conocida por los emisarios oficiales/evangelistas itinerarios.



6. Junia era bien conocida por los Apóstoles.



7. Junia era una figura prominente entre los emisarios oficiales/evangelistas itinerantes.



8. Junia era una figura prominente entre los Apóstoles.



El lector debería notar de la lista anterior que la única interpretación que se ajusta a la posición igualitaria es la octava (más adelante consideraremos algunas complicaciones más con esta conclusión), con todas estas otras interpretaciones resultando en que este versículo no diga nada con respecto al rol de la mujer en la iglesia. El propósito de este artículo será el de estudiar estos tres asuntos uno por uno, a fin de proveer a los hispanohablantes con un informe actualizado de dónde se sitúa el debate.



 



Posibilidades interpretativas



Esta sección explora tres importantes decisiones interpretativas que deben llevarse a cabo, a saber, el sexo del individuo en cuestión, el significado de la frase ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις, y el significado de la palabra ‘apóstol.’



 



1. ¿Se trata de un hombre o de una mujer?



Este asunto es un poco complicado puesto que tiene que ver con la acentuación del griego (similar a ‘papa’ y ‘papá’). Dado que los acentos en griego no se escribían cuando el Nuevo Testamento se escribió originalmente sino que fueron añadidos después entre los siglos VII y IX, ninguno puede estar seguro de cómo se pronunciaba (o escribía) el nombre originalmente. Tal y como se suele argumentar, si el acento cae en la sílaba penúltima (Ἰουνίαν = Junian) entonces el nombre es femenino (“Junia”), mientras que si recae en la sílaba última (Ἰουνιᾶν = Junian), entonces el nombre es masculino (“Junias”).1 Hasta el siglo XIII, el testimonio universal de la iglesia era que el individuo en cuestión era una mujer, Junia.2 Linda Belleville cita veinte autores de la Iglesia patrística y medieval que dicen que Junia era una mujer: autores griegos: Orígenes, Juan Crisóstomo, Teodoro, Juan de Damasco, Ecumenio, Teofilato; autores latinos: Ambrosio, Jerónimo, Primacio, Sedolio-Escoto, Claudio de Turín, Rabano Mauro, Haymo, Atto de Vercelli, Lanfranc, Bruno de Querfurt, Pedro Abelardo, Gullelmus Abbas, Herveo Burgidolensis, Pedro Lombardo.3 Sin embargo, empezando con cierto Aegido (Giles) de Roma (1245-1316), algunos académicos concluyeron que Junia era en realidad un hombre (Junias), lo cual en última instancia se convirtió en la posición dominante, la cual persistió buenamente hasta el siglo XX.4 Este cambio no se basó en ningún hallazgo histórico o filológico nuevo, sino en el argumento teológico de que una mujer no podría haberse incluido entre los Apóstoles. Sin embargo, empezando en la segunda mitad del siglo XX, y basándose precisamente en investigación histórica y filológica, la balanza comenzó a decantarse una vez más en favor de que Junia era una mujer, y es justo decir que tan sólo una pequeña minoría de académicos hoy en día argumentarían lo contrario.5 Muchos académicos pretenden que Junia era la mujer de Andrónico,6 y que el conector καί (‘y’) entre dos nombres hace que sea una posibilidad real, especialmente dado que cuatro pares de varias relaciones se pueden conectar con ‘y’ en Romanos 16.7 Por lo tanto, tal y como se sitúa el asunto actualmente, parece que la mejor conclusión es que Junia era una mujer y que probablemente era la mujer de Andrónico.8



 



2. ¿Era Junia ‘bien conocida’ por los apóstoles, o era una figura ‘prominente entre’ los apóstoles?



En los últimos 15-20 años ha habido un debate animado con respecto a la correcta traducción de la expresión griega ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις, la cual se puede traducir como ‘bien conocido por’ o ‘prominente entre’ los apóstoles. El debate se puede resumir de la siguiente manera. En 2001 Michael Burer y Daniel Wallace (el último de los cuales es una de las autoridades líderes en sintáxis del griego bíblico) publicó un artículo (en una de las revistas sobre el Nuevo Testamento más prestigiosas) argumentando que, a la luz de los numerosos ejemplos de escritos extra bíblicos en griego, la frase ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις debería traducirse como ‘bien conocido por’ en vez de ‘prominente entre’ los apóstoles.9 La implicación es que Pablo no estaba diciendo que Junia formase parte del grupo de personas conocido como los ‘apóstoles,’ sino que más bien ellos la conocían bien como una persona fuera de su grupo.



El artículo atrajo una atención significativa y fue respondido directamente por al menos tres expertos en Nuevo Testamento, a saber, Richard Bauckham, Linda Belleville, y Eldon Epp.10 Los análisis de Richard Bauckham y Eldon Epp presentaban una mezcla, en el sentido de que aceptaban como válidos algunos de los argumentos de Burer y Wallace pero rechazaban sus conclusiones en general.11 El análisis de Linda Belleville, sin embargo, fue el más completo y contrario, y su crítica se presentará como el argumento más sólido en contra de la tesis de Burer-Wallace.



En resumidas cuentas, Belleville argumenta todo lo contrario a lo que la tesis de Burer-Wallace afirma como verdadero, en otras palabras, que toda la evidencia provista por los escritos extra bíblicos en griego apuntan en contra de la traducción ‘bien conocido por’ y en favor de la traducción ‘prominente entre.’ Su análisis tiene cuatro aspectos: (1) Léxico: ἐπίσημος es un compuesto de ἐπί (‘sobre’) y σῆμα (‘marca’), y se trata como tal por los principales léxicos griegos; las mejores traducciones, por lo tanto, son aquellas como ‘distinguida,’ ‘notable,’ y ‘prominente entre.’ (2) Gramatical: Belleville reivindica que el uso primario de ἐν + el dativo plural (personal o cualquier otro) es inclusivo (‘dentro’ o ‘entre’) en vez de exclusivo (‘por’/‘para’).12 (3) Una metodología cuestionable y evidencias escasas: Belleville acusa a Burer y Wallace de presuponer una conclusión que no se basa, en realidad, en la evidencia existente, y afirma que “no consiguen ofrecer un ejemplo helenístico bíblico o extra bíblico claro de que la palabra ἐπίσημος ἐν tenga un significado ‘exclusivo’ y que un sustantivo plural signifique ‘bien conocido por.’”13 (4) Datos insuficientes: Belleville argumenta que los doce textos presentados por Burer y Wallace son insuficientes como para llegar a una conclusión genérica con respecto a un uso normativo. Su conclusión es contundente (¡y bien clara!):



Aunque Burer y Wallace argumentan a favor de un entendimiento excluyente de ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις (‘bien conocida por los apóstoles’), todos los comentaristas patrísticos apuntan a un entendimiento inclusivo del término (‘prominente entre los apóstoles’). El hecho simple es que si los hablantes nativos y educados del griego entendieron esta frase como inclusiva y Ἰουνιαν como encontrándose en femenino, el peso de la evidencia reside en que aquellos que argumentan lo contrario. En efecto, el peso de la evidencia no ha resultado aún. Ni si quiera se ha establecido una duda razonable, puesto que todos los paralelos extra bíblicos mencionados apoyan un entendimiento inclusivo. La única base es una predisposición teológica y funcional en contra de nombrar a una mujer entre el conjunto de los apóstoles del primer siglo.14



En 2015, Michael Burer publicó otro artículo respondiendo de manera directa a sus críticos, especialmente a Linda Belleville.15 Su respuesta es la siguiente: (1) Léxico: la objeción de Belleville se basa en léxicos de griego moderno cuyas glosas pueden entenderse en términos inclusivos o excluyentes.16 Por lo tanto, su apelación a los léxicos griegos pierde fuerza. (2) Gramatical: Belleville se centra en ἐν + dativo el cual no siempre conlleva una distinción inclusiva/excluyente (podría ser locativa, etc). El artículo original de Burer y Wallace se centraba en la expresión completa de ἐπίσημος + ἐν + dativo (personal), la cual es una construcción concreta que combina categorías lexicográficas y sintácticas y que por lo tanto debe ser considerado por sí misma. (3) y (4) Una metodología cuestionable y la falta de evidencia: el artículo original de Burer y Wallace incluyó alrededor de una docena de ejemplos que ellos aseguraban que favorecían su interpretación. El artículo en el que Burer respondió a esto incluyó 108 ejemplos adicionales: 71 apoyando la tesis de que ἐπίσημος + genitivo es inclusivo (‘prominente entre’) y 36 apoyando la tesis de que ἐπίσημος + dativo (personal) es excluyente (‘bien conocido por’), haciendo que el número total de textos que consideran que ἐπίσημος + (ἐν +) dativo tenga un significado excluyente sea 50.17



En conclusión, se puede decir que actualmente los expertos en griego más relevante todavía están debatiendo si la frase en griego ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις debería traducirse ‘bien conocida por’ (excluyente) o ‘prominente para’ (inclusivo) los apóstoles. Parece que hay una verdadera discrepancia aquí puesto que por un lado la evidencia patrística parece apoyar la traducción ‘prominente entre’18 mientras que la evidencia extra bíblica en griego parece apoyar la traducción ‘bien conocido para.’19



 



3. ¿Significa ‘apóstol’ un emisario oficial/un evangelista itinerante, o significa una posición de autoridad similar a la de los otros Apóstoles mencionados en el Nuevo Testamento?



El último tema disputado tiene que ver con a qué se refiere Pablo con la palabra ‘apóstol.’ Algunos presuponen que esta palabra debe traer consigo algún rol ministerial similar al de los doce Apóstoles originales, y que por lo tanto se implica que Junia debe haber desempeñado funciones pastorales en las iglesias en las cuales estaba involucrada.20



Esta interpretación, sin embargo, no es necesariamente cierta, puesto que el testimonio del Nuevo Testamento otorga diferentes significados a la palabra ‘apóstol.’ Un análisis de cómo el Nuevo Testamento utiliza esta palabra demostrará este punto. Para empezar, estaban los doce Apóstoles originales (Mc 3:14, pars). Además, hay muchos otros individuos concretos a los que se refiere la Biblia como apóstoles, como Pablo y Bernabé (Hch 13:1-3; 14:4, 14; 1 Cor 9:1-2, 5-6; Gál 1:1, 12), Silvano (1 Tes 2:6-7), Santiago, el hermano del Señor (Gál 1:19), Matías (Hch 1:21-26) y Epafrodito (Fil 2:25).21 Finalmente, hay muchas personas sin nombre a los que se le llama apóstoles, algunos de ellos buenos (1 Cor 9:5; 12:28; 2 Cor 8:23; Ef 3:5; 4:11) y otros malos (2 Cor 11:13). De hecho, el título de apóstol se extiende más allá de los tiempos neotestamentarios y hasta buena parte del siglo II (Did 11:3-6; Herm. Vis. 3.5.1.; Herm. Sim. 9.15.4; 9.16.5; 9.25.2).22



La conclusión de este análisis sobre la palabra ‘apóstol’ es que, como otros académicos han notado, parece que hay al menos dos tipos de apóstoles, a saber, aquellos que habían visto al Cristo resucitado y que fueron comisionados con un tipo de autoridad especial (Hch 1:21-26; 1 Cor 15:5)23 y aquellos que funcionaban más como emisarios oficiales de una iglesia local, o como evangelistas itinerantes (Hch 13:1-3; 2 Cor 8:23; Fil 2:25; cf. Jn 13:16).24 Quizás el equivalente moderno que más se apega al último caso sea el de una pareja misionera enviada por una iglesia o denominación, aunque existen tantas formas de hacer esto hoy en día que los paralelos no deberían llevarse demasiado lejos. En cualquier caso, cualquier campo ha de resolver cuál es la interpretación de la palabra ‘apóstol,’ y yo creo que se puede hacer una buena argumentación a favor de la opción de un emisario oficial/evangelista itinerante al menos por dos razones.25



En primer lugar, la interpretación autoritaria de la palabra ‘apóstol’ es difícil de aceptar por dos razones. La primera es que es difícil aceptar que el mismo Pablo que le prohibió a las mujeres ejercer autoridad sobre los hombres y enseñar con autoridad en la iglesia (1 Cor 14:34-35; 1 Tim 2:11-14) pudiera también reconocer, de manera pública, a una compañera Apóstol que hiciera estas cosas de manera implícita.26 Es cierto que esto es lo que los igualitarios intentan defender, pero tal defensa no es convincente en mi opinión. La segunda razón es que el argumento de que Romanos 16:7 puede usarse para justificar el pastorado femenino is aparentemente un argumento contemporáneo. Los escritores patrísticos ortodoxos han dejado el testimonio de los argumentos que sus oponentes elaboraban a favor de las mujeres pastoras, y a pesar de las múltiples evidencias que usaron para apoyar su postura—el rol de Eva y de María, varias profetisas en el Antiguo y Nuevo Testamentos, Gál 3:2827—no hay ni rastro de evidencia que haya apelado a Romanos 16:7. Podríamos pensar que si este versículo hablara tan claramente en favor de las mujeres pastoras habría quedado algún rastro en las representaciones ortodoxas de los argumentos que utilizaban los herejes, pero este rastro no se encuentra en ninguna parte.



En segundo lugar, la opción de los emisarios oficiales/evangelistas itinerantes se ajusta bastante bien al contexto de Romanos 16. Priscila y Aquila, otro matrimonio listado en Romanos 16, claramente funcionaban como emisarios oficiales y/o evangelistas itinerantes, habiendo trabajado de diversas maneras en Corinto (Hch 18:1-2) Éfeso (Hch 18:24-26), y nuevamente en Corinto (1 Cor 16:19), Roma (Rom 16:3-5), y una vez más en Éfeso (2 Tim 4:19).28 Si otros individuos en Romanos 16 funcionasen en una función similar (lo cual parece plausible), entonces parece razonable interpretar esta frase “bien conocidos por los apóstoles” como que Andronico y Junia era bien conocidos entre los otros emisarios oficiales y/o evangelistas itinerantes, especialmente aquellos mencionados en Romanos 16. Si este fuera el case, entonces Junia habría acompañado a su marido a Roma—de manera similar como al menos algunas de las mujeres de los Apóstoles viajaban con sus maridos (1 Cor 9.5)—donde ella habría estado significativamente involucrada en el establecimiento de la iglesia al mismo tiempo que permanecían bajo los límites ministeriales provistos por Pablo en otras de sus cartas (1 Cor 11:3-16; 14:34-36; 1 Tim 2:11-15; Tito 2:3-5; etc.).29 Así es como, por cierto, muchas parejas misioneras de hoy en día funcionan, con la mujer activamente involucrada en el ministerio a las mujeres, niños, hospitalidad, consejería, etc.



Con frecuencia, se señala al testimonio de Juan Crisóstomo como evidencia crucial de que Junia era un Apóstol de la misma manera que los Doce, con la implicación de que era pastora, y con la implicación consiguiente de que las mujeres pueden ser pastoras en el día de hoy. El testimonio es el siguiente: “¡Oh! ¡Cuán grande es la devoción de esta mujer, que sea considerada merecedora incluso de la apelación de apóstol!” (Hom. Rom. 31 en v. 7). Por el momento dejaré a un lado la interpretación específica de este pasaje y en su lugar me gustaría dirigir la atención del lector a lo que Crisóstomo dice en la misma homilía en sus comentarios sobre el versículo anterior:



¿En qué sentido dice [Pablo], ‘No permito a la mujer enseñar’? Quiere impedirla que salga al frente públicamente, y esto desde el asiento en el santuario, no de enseñar con palabras. Puesto que si este fuera el caso, ¿cómo es que le dice a la mujer que tiene un marido incrédulo, ‘Sabes tú, o mujer, si salvarás a tu marido?’ ¿O cómo permite que amoneste la mujer a sus hijos, cuando dice, ‘pero se salvará engendrando hijos si permaneciere en la fe, la caridad y la santidad, con sobriedad’? ¿Cómo es que Priscila le instruye incluso a Apolos? Al decir esto, no quería prohibir aquella instrucción privada que fuese de provecho, sino que ante todo el deber de presidir la asamblea pública recaía sobre el maestro.



Juan Crisóstomo demuestra en la misma homilía que tiene una postura muy matizada con respecto al rol de las mujeres en la iglesia, el cual generalmente armoniza con la postura moderna complementaria y que va en contra de la igualitaria. Sea lo que sea que Crisóstomo quisiera decir en sus comentarios con respecto a Junia, no se pueden tomar como si dijeran que él pensaba que Junia pastoreaba una iglesia y que, o que enseñaba con autoridad puesto que en muchos otros lugares (véase el artículo anterior con respecto a los textos de los Padres) él prohíbe a las mujeres ser pastoras y enseñar.



 



Conclusión



Este artículo ha tratado de explicar tres asuntos que se debaten al interpretar Romanos 16:7. Estos son: 1) saber si el individuo era un hombre (Junias) o una mujer (Junia); 2) saber si la frase en griego ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις se podría traducir mejor como ‘bien conocida por’ o ‘prominente entre’ los apósotles; 3) si por ‘apóstoles’ se refiere a un emisario oficial/evangelista itinerante o a la posición de autoridad similar a la de los Apóstoles mencionados en el Nuevo Testamento. En cuanto al género del individuo, se ha concluido tanto por argumentos históricos como por argumentos filológicos que es probable que Junia fuera una mujer. En cuanto a la correcta traducción de la frase en griego ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις, se ha notado que los escolares siguen debatiendo el asunto actualmente, con una aparente contradicción entre el testimonio de los Padres y la evidencia lingüística. En cuanto a la interpretación correcta de la palabra ‘apóstol,’ se ha concluido que se puede hacer una buena argumentación a favor de que Pablo se refería a un emisario oficial y/o evangelista itinerante.30 En otras palabras, volviendo a las opciones interpretativas provistas en la introducción, el número (5) y es posible la número (7) es una buena posibilidad.



 



NOTAS



1# El argumento tal y como se suele pronunciar se puede encontrar en numerosas obras; aquí cito solamente algunas: Peter Lampe, “Ionia/Iunias: Sklavenherkunft im Kreise der vorpaulinischen Apostel (Röm 16 7),” ZNW 76 no 1-2 (1985): 132-134, aquí 132; John Thorley, “Junia, A Woman Apostle,” NovT 38 no 1 (1996): 18-29. Quizás el tratamiento más exhaustivo es el de Eldon Jay Epp, Junia: The First Woman Apostle (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2005), 23-64. Un desafío a la interpretación de la evidencia manuscrita se encuentra en Al Wolters, quien agrumenta que Junia(s) era originalmente un nombre hebreo ( יחוני = yehunni), y que la transliteración y acentuación sería consistente con un nombre masculino (“ΙΟΥΝΙΑΝ [Romans 16:7] and the Hebrew Name Yehunni,” JBL 127 no 2 [2008]: 397-408).



2# Las únicas dos excepciones posibles son las de Orígenes y Epífanes. El testimonio de Orígenes está dividido dado que en un lugar él dice que Junia era una mujer (Comm. Rom. 16.7) mientras que en otro dice que Junias era un hombre (Comm. Rom. 10.39; cf. 16.21). Las referencias masculinas parecen ser el resultado de una corrupción del texto, que puede trazarse hacia el siglo XII (cf. Linda Belleville, “Ἰουνιαν ἐπίσημοι ἐν τοῖς ἀποστόλοις: A Re-examination of Romans 16.7 in Light of Primary Source Materials,” NTS 51 [2005]: 231-249, aquí 235-236). El testimonio de Epífanes (Index Discipulorum 24.125.18-19) se cuestiona por razón de que se refiere a Prisca (cf. Rom 16.3) como una mujer (cf. Belleville “Ἰουνιαν,” 235).



3# Ἰουνιαν,” 232 n. 1. Joseph Fitzmyer también cita el menólogo del Emperador Basis Porphyrogenitus, del siglo X, en el Festival de los Santos del 17 de mayo, por lo cual toma un total de 21 (Romans [AB 33; New York: Doubleday, 1993], 737-738). Eldon Epps añade a un cierto Hraban de Fulda quien aporta el total de 22, pero no cita ninguna fuente primaria y sólo cita Fitzmyer y Belleville como apoyo (Junia, 32).



4# Para el vistazo histórico, cf. Epp, Junia, 32-39.



5# La objeción más prominente es la de Al Wolters, quien argumenta que el nombre pudo haber venido del nombre Hebreo yehunni (normalmente se considera que “Junia’ es un nombre latino en origen). Sin embargo, deja abierta la cuestión con respecto al género del invididuo en consideración, puesto que, en teoría, tanto los hombres como las mujeres podían llamarse yehunni (“ΙΟΥΝΙΑΝ,” 408). Entre estos el que más destaca, y quienes aún retienen dudas sobre el género de Junia son Wayne Grudem and John Piper, 50 Crucial Questions: An Overview of Central Concerns about Manhood and Womanhood (Wheaton, IL: Crossway, 2016), 58-61 (Question 38).



6# Fitzmyer, Romans, 739; James Dunn, Romans (WBC 38B; Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing, 1998), 894-895; Douglas Moo, The Epistle to the Romans (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1996), 923; Thomas Schreiner, Romans (BECNT; Grand Rapids, MI: Baker Academic, 1998), 795-796.



7# Los cuatro pares conectados por καί son: Aquila y Priscila (claramente marido y mujer), Trifena y Trifosa (dos mujeres), Filólogo y Julia (quizás marido y mujer), Nereo y su hermana (hermanos) (cf. Epp, Junia, 56-57). Otras personas conectadas por καί pero que figuran con frases descriptivas entre medias son Urbano y Estaco (dos hombres), Rufo y su madre (hijo y madre), Timoteo, Lucio, Jasón y Sosípater (parientes de Pablo), y Erasto y Cuarto (dos hombres).



8# Así Dunn, Romans, 894-895; Fitzmyer, Romans, 739; Moo, Romans, 923; Schreiner, Romans, 795-796; Richard Longenecker, The Epistle to the Romans: A Commentary on the Greek Text (NIGTC; Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 2016), 1069.



9# “Was Junia Really an Apostle? A Re-examination of Rom 16.7,” NTS 47 (2001): 76-91. En realidad, el argumento es un poco más complejo. Después de llevar a cabo una búsqueda exhaustiva sobre el uso de ἐπίσημος en la literatura griega (en griego helenístico y clásico, griego bíblico y de los Padres, inscripciones, papiros) concluyeron que la construcción griego ἐπίσημος + genitivo llevaba consigo una fuerza inclusiva (i.e., los miembros forman parte del grupo) mientras que ἐπίσημος + (ἐν +) dativo lleva consigo una fuerza excluyente (i.e., el miembro no forma parte del grupo), y que esto es consistente a lo largo de las frases y tipos de excritura griega con solamente una excepción (Lucianus, Merc. Cond. 28). El año siguiente, Heath Curtis pulibcó un artículo argumentando que Burer y Wallace habían malinterpretado esta excepción, y que en realidad se conformaba al resto de los datos recogidos (“A Female Apostle?: A Note Re-examining the Work of Burer and Wallace Concerning ἐπίσημος with ἐν and the Dative,” ConJ 28 [2002]: 437-440). Esta conexión fue aceptada por Michael Burer en su siguiente artículo sobre el tema (“ἘΠΙΣΗΜΟΙ ἘΝ ΤΟΙΣ ἉΠΟΣΤΟΛΟΙΣ as ‘Well Known to the Apostles’: Further Defense and New Evidence,” JETS 58 no 4 [2015]: 731-755, aquí 743-744).



10# Richard Bauckham, Gospel Women: Studies of the Named Women in the Gospels (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing, 2002), 165-203; Belleville, “Ἰουνιαν,” 242-249; Epp, Junia, 69-78.



11# Epp concluye que de los 13 ejemplos personales utilizados: ocho ejemplos de ἐπίσημος + dativo (no todos tienen ἐν) son excluyentes; ningún ἐπίσημος + genitivo son excluyentes; tres ἐπίσημος + genitivo son inclusivos; dos (más un ejemplo adicional, siendo entonces tres) casos personales que tienen ἐπίσημος + ἐν + dativo son inclusivos. “Sea que la inclusividad se expresa por ἐπίσημος con el genitivo o con ἐν más el dativo es virtualmente, si no literalmente, una disyuntiva a la luz de la evidencia presentada” (Junia, 77).



12# Sería conveniente añadir el argumento, frecuentemente empleado, de Douglas Moo (¡un complementarista!): “Si Pablo hubiera querido decir ‘estimada por’ entonces habríamos esperado que utilizase un dativo simple o ὑπό con el genitivo” (Romans, 923 n. 39). Quizás este no es un argumento convincente, pero al menos es interesante.



13# Ἰουνιαν,” 244.



14# Ἰουνιαν,” 248.



15# ἘΠΙΣΗΜΟΙ,” 731-755.



16# Permíteme añadir aquí que hesiquio de Alejandría, el lexicógrafo griego más importante de la antigüedad para el estudio de la lexicografía del Nuevo Testamento, provee las siguientes glosas para ἐπίσημος (las glosas en español vienen de BDAG): ἐπιφανής (espléndido, glorioso, excepcional), ἔνδοξος (honorable, distinguido, eminente), προφανέστερος (no figura en el BDAG). Todavía tengo que ver estas evidencias analizadas en el debate.



17# Burer reconoce un ejemplo que prueba lo contrario: Oribasius Med, Eclogae medicamentorum, cap. 149 sec. 2 línea 3 (“ἘΠΙΣΗΜΟΙ,” 754).



18# Así Fitzmyer, Romans, 739. Sin embargo, David Huttar desafía esta idea, y argumenta que el testimonio de los Padres está dividido en este asunto (“Did Paul Call Andronicus an Apostle in Romans 16:7?” JETS 52 no 4 [2009]: 747-778, here 760-778.



19# En cuanto al importantísimo testimonio de Crisóstomo, Burer argumenta que sólo porque Crisóstomo, un hablante nativo del griego, dijera que Priscila era un apóstol, no se zanja el asunto. Desde luego, Epífano, otro nativo, dice que Junia (y Priscila) era un hombre. Él concluye, “Si se pudiera dar evidencia suficiente para contradecir esta interpretación, entonces uno podría concluir razonablemente que Crisóstomo malinterpretó el texto griego que estaba leyendo. Yo difía que se nos ha dado la evidencia suficiente para poner en duda la interpretación de Crisóstomo. Quizás algunos no serán persuadidos, pero aún en ese caso debemos mantener la discusión” (“ἘΠΙΣΗΜΟΙ,” 745).



20# Por ejemplo, Aida Besançon Spencer escribe: “Junia (y su compañero Andrónico) serían la contraparte de Pablo en Roma.…Ciertamente la predicación habría formado parte de tal testimonio (Beyond the Curse: Women Called to Ministry [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 1985], 102). De manera similar Ben Witherington III escribe: “La conclusión se deduce después, de que Pablo no tiene ningúna problema con que las mujeres sean maestras (Priscila) o líderes, proclamadoras, o misioneras de las Buenas Noticias” (Paul’s Letter to the Romans: A Socio-Rhetorical Commentary [Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 2004], 390).



21# Se podría argumentar por qué se debería incluir a Timoteo, basándonos en 1 Tes 2:6 pero se podría contra-argumentar que el “nosotros” excluye a Timoteo, basándonos en el contexts; cf. 1 Tes 2:2; 3:1-2. Además, parece que Pablo excluye a Timoteo de ser llamado apóstol en las salutaciones de la carta; cf. 2 Cor 1:1; Col 1:1 (Wayne Grudem, Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine [Grand Rapids, MI: Zondervan, 1994], 909-910).



22# Para los que están haciendo números, además de las muchas personas sin nombre, falsos apóstoles y algunas personas sin nombre del período post-neotestamentario, hay 17 apóstoles nombrados (los Doce [incluyendo a Matías], Bernabé, Pablo, Silvano, Santiago, Epafrodito). El número se incrementa a 18 si incluyésemos a Judas Iscariote, y se incrementaría nuevamenta a 20 si Andrónico y Junia fueran considerados. El número es ligeramente mayor que el que aporta Wayne Grudem, quien establece el “grupo de alguna manera numerado imprecisamente” en que estaba constituido por “al menos quince personas, y quizás dieciséis o incluso algunos más que no están recogidos en el Nuevo Testamento” (Systematic Theology, 910). No tiene en cuenta a ninguna de las personas sin nombre ni a Epafrodito y tiene dudas sobre si incluir a Silvano.



23# Pablo dice que Cristo se apareció a alrededor de 500 personas (1 Cor 15:6). No está totalmente claro cómo esta experiencia afectó a su estatus como pastores y maestros en la Iglesia, pero no parece que eso les elevara al estatus de los doce Apóstoles originales, o de Pablo, Bernabé, etc. Es interesante notar que muchos eruditos de los Padres y de la Edad Media pensaban que Andrónico y que Junia se encontraban entre los 72 misioneros itinerantes comisionados por Jesús en Lc 10:1-20 (Belleville, “Ἰουνιαν,” 236).



24# Fitzmyer, Romans, 739; Moo, Romans, 923-924; Schreiner, Romans, 796-797.



25# La postura de que se trataba de un emisario oficial/evangelista itinerante es quizás la interpretación más común entre los complementarios; véanse los muchos autores citados por Moo (Romans, 923-924). Desde una perspectiva histórica, los representantes más significativos de esta postura son Juan Calvino y J.B. Lightfoot.



26# La solución de Eldon Epp, a saber, de considerar que 1 Cor 14:34-35 es una interpolación y que los libros de Efesios, Colosenses y 1 Timoteo son composiciones post-paulinos, no parece ser una opción para la mayoría de los cristianos (Junia, 15-20, 81).



27# Tertullian, Prescripción, 41.5; Sobre el bautismo 17.4; Epiphanius, Panarion (Contra las herejías), 49.2.1-3; 78.23.2; 79.3.6-4.1.



28# Al menos es posible que ya estuvieran ministrando en Roma antes de llegar a Corinto por primera vez (Hch 18:1-2).



29# Esta es precisamente la postura de Thomas Schreiner, quien escribe, “Como misionera, Junia podría haber dirigido sus esfuerzos hacia otras mujeres.… Hay evidencias de que las mujeres funcionaban como misioneras cristianas tempranas, y que podría ser el caso de que se concentraran especialmente en otras mujeres, dada la naturaleza patriarcal del mundo grecorromano” (Romans, 797). Llegué a esta conclusión antes de leer el comentario de Schreiner.



30# Y aún incluso si uno tuviera que tomar la interpretación igualitaria de este versículo, no justifica para nada que las mujeres sean pastoras hoy en día, dado que el oficio de ‘apóstol’ no era hereditario ni tampoco se pasaba de una persona a otra. Es decir que incluso si Junia pastoreaba una iglesia, y enseñaba, y administraba la Cena del Señor, esto no tendría ninguna repercusión en el debate contemporáneo sobre el rol de la mujer en la Iglesia, de la misma manera que la autoridad ministerial de los Apóstoles no la tendría para los pastores de ahora.


 

 


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A.Messmer
10/09/2017
12:22 h
1
 
Se me olvidó añadir una nota indicando que Daniel Moríñigo tradujo este texto al español. Como lo retoqué después se debe notar que cualquier error ortográfico o gramático es mío.
 



 
 
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