El SI implica perdón, reconciliación, un comenzar de nuevo, pero tu querida Colombia no está preparada para el SI. Es desde el NO, desde ese inexplicable y desconcertador NO, que se va trabajar a profundidad el SI de la paz.
Con el título “Esta Colombia inexplicable que me llena de tristeza”, mi amigo, el teólogo colombiano Harold Segura, expresó su decepción ante la victoria del NO en el pasado plebiscito que siguió al acuerdo de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. “No estoy dentro de los votantes que dijeron NO. Yo creí que el acuerdo logrado entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, aunque imperfecto, contenía los arreglos necesarios para que terminara el conflicto armado y soñáramos desde ya con la posibilidad de terminar esta guerra que nos ha carcomido por 52 años”.
Aclaró que su voto por el SI no fue un respaldo partidista al presidente Juan Manuel Santos, sino una apuesta por la reconciliación y la paz, pero los motivos del NO pudieron más que las esperanzas del SI.
La parte más dolorosa para Segura fue ver como muchas iglesias evangélicas y altos dirigentes católicos usaron con clara tendencia ideológica la propuesta de equidad de género de que habla el acuerdo, alegando que el país podría convertirse en una “dictadura de los homosexuales”. Segura se lamentó de que, para un gran sector del cristianismo evangélico, pudieron más estas ambigüedades retóricas que los valores cristianos de la reconciliación, el perdón y la paz. “Hoy, muchos de ellos celebran alborozados el triunfo del NO como si fuera un triunfo de la fe y de la sana doctrina”, deploró.
Reaccioné con algunas palabras para mi amigo y le dije lo siguiente:
“Harold,
Le di seguimiento atento a tu lucha por el SI, y no me extraña lo que sientes ante la victoria de este inconcebible e inexplicable NO. Estoy con el SI, le dí un voto de corazón solidario a ese anhelado y necesario SI, por lo que no puedo entender que más se seis millones de colombianos hayan votado por el NO. Sincera y decididamente estoy con el SI, aunque haya perdido. Pero el NO, y lo entiendo ahora, puede resultar más provechoso que el SI. El SI implica perdón, reconciliación, un comenzar de nuevo, pero tu querida Colombia no está preparada para el SI. Es desde el NO, desde ese inexplicable y desconcertador NO, que se va trabajar a profundidad el SI de la paz.
Piensa solo en las palabras del comandante Timochenko : ‘Las FARC-EP mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro. Al pueblo colombiano que sueña con la paz, que cuente con nosotros. La paz triunfará’. Quizás si hubiera triunfado el SI no tuviéramos estas palabras tan firmes y voluntariosas de este hombre.
Harold, te comprendo, pero la paz para Colombia está más allá de una consulta. Esta consulta y este NO tienen algo que explicarnos. Debemos derivar de este NO un aprendizaje oportuno y sabio, que quizás no nos lo hubiera explicado el SI.
Cuando pienso en el SI, pienso en Lucas 15, en la fiesta que el padre le hizo al hijo que regresó. La fiesta pudo hacer olvidar a un hijo resentido que no se había ido y estaba dentro de la casa, pero que tenía heridas que debían ser curadas. El NO sacó a relucir al hijo resentido al que hay que trabajar para que haya verdadera paz en Colombia.
Te animo a dar gracias al Señor por los resultados y a continuar trabajando juntos a todos tus compatriotas por ese SI del perdón, de la paz y de la reconciliación que está más allá de una consulta que se puede manipular, que se puede direccionar en el sentido más perverso y dañino. Pero recuerda que el testimonio del bien está llamado a conquistar el mal. Esa es nuestra apuesta y nuestra fe. Habrá paz en Colombia más allá de los acuerdos, más allá de las consultas y las triquiñuelas politiqueras.”
¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra (Santiago 1:4).
“Felices los que trabajan en favor de la paz, porque Dios los llamará hijos suyos” (Mateo 5:7 BLP)
Tomás Gómez Bueno - Peridista y escritor - República Dominicana
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