Una palabra en la que estoy pensando en este tiempo es la palabra
ambigüedad. Esta significa: “
Calidad de ambiguo”, lo cual nos lleva directamente a buscar la definición de
ambiguo.
Ambiguo
Dicho especialmente del lenguaje: Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión.
Dicho de una persona: Que, con sus palabras o comportamiento, vela o no define claramente sus actitudes u opiniones.
Incierto, dudoso.
Observando detenidamente el tiempo en el que estamos viviendo, no puedo menos que pensar que estamos rodeados de ambigüedades y de gente ambigua.
Si miramos a la clase política, está llena de personajes ambiguos que hablan mucho sin decir absolutamente nada. O que expresan un pensamiento cuando en realidad están queriendo decir lo contrario.
Si miramos al sistema financiero, veremos que intencionalmente usan un vocabulario ambiguo en el cual te hacen creer una cosa cuando en realidad te están diciendo otra.
Pero si miramos la Iglesia, encontramos que muchos de nuestros líderes están escondidos en subterfugios y ambigüedades, o no se pronuncian, o lo hacen con poca claridad y contundencia, dando lugar a más confusiones que aclaraciones.
¿Por qué de este pensamiento?
De muchos es conocida ya la noticia de que la
Iglesia Evangélica Española Metodista-Presbiteriana (IEE), ha participado en un culto y practicado la santa cena con una iglesia inclusiva, un grupo de personas que llamándose cristianos practican o permiten la práctica de la homosexualidad.
Ante esta noticia publicada en la revista: “Protestante Digital”, a día de hoy, ninguno de los líderes nacionales de este país, ni organizaciones, ni denominaciones, ni entidades cristianas, se ha pronunciado públicamente a este respecto.
¿Cómo puedo interpretar este silencio sino como un lenguaje ambiguo? Solo puedo llegar a la conclusión de que, o la Iglesia está muy dormida e inmersa en una ceguera espiritual, o que sin estar de acuerdo, preferimos no pronunciarnos para no molestar ni dañar las relaciones con el Estado o gobiernos autonómicos.
Me temo que aún no hemos entendido la profundidad de las palabras de Jesús cuando dijo:
“No podéis servir a dos señores a la vez”.Y esto es lo que ocurre cuando no somos capaces de decir la verdad por temor a entorpecer los diálogos con el Estado o la Generalitat, por temor a perder ese estatus, ese nivel, ese reconocimiento social de que estamos ahí, ese anhelo de querer ser aceptados como una iglesia histórica.
Al final, siempre que la iglesia intenta ganar un lugar de influencia en la sociedad, comienza a perderlo en lo Celestial. Siempre que la iglesia intenta tener un reconocimiento delante del hombre, pierde su poder y autoridad en las esferas espirituales.
Con esto, no quiero decir que tengamos que comportarnos como algunos grupos fanáticos y de la noche a la mañana echar por tierra todo el terreno ganado en este país. Pero si el coste de estar ahí es perder nuestra libertad de decir la Verdad, estamos cavando una fosa común para la iglesia de la siguiente generación.
Por lo tanto, y
a modo de conclusión, me queda solamente decir que como líder de una Iglesia local, no solamente no estoy de acuerdo con la homosexualidad, sino que con la Biblia en mano, condeno toda forma de pecado, ya sean pecados morales, espirituales o interpersonales. Véase la lista de
Gálatas 5:19-21, dejando en claro que en ningún momento rechazamos a las personas que practican tales cosas (porque en otro tiempo nosotros éramos iguales), sino más bien, queremos mostrarles un más excelente modo de vida, la vida de Jesucristo.
Sin más, y confiando que estas palabras no hayan sonado ambiguas, aprovecho la ocasión para desear a todo el que las lea, que el Señor le bendiga.
Francisco Palomino – Reverendo Iglesia Evangélica del Vallés – Barcelona (España)
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