En los lugares donde los sueños se hacen realidad o la realidad es un sueño del pasado; allí donde todo es eterno y el tiempo sólo un recuerdo; donde tal vez no conozcamos, no entendamos, ya que nunca comprendimos el olor de la brisa cálida del mar, o el color puro de su mañana. Allí donde el sur es norte y el norte se ha perdido, donde muchos han dicho ‘¡Locura es! ¡Locura es!’.
Allí se esconden verdades que nos han sido ocultas desde el principio del tiempo; tal vez por nuestro bien, tal vez por nuestra incoherencia hacia la lógica divina, o por hacernos grandes en nuestros sueños y pensamientos; o tal vez por hacernos insignificantes hasta el suicidio. Allí se esconde una verdad de la que muchos somos y seremos testigos, y condenados. No por lo externo del mundo, no por las manos acusadoras y las voces que no saben qué hablar. ¡Por nuestros hechos! ¡Por nuestros hechos! ¡Todos ellos nos acusarán! ¡Todos ellos no nos dejaran mentir!
¡Oh Locura! ¿Por qué vienes otra vez y tratas de engañarme? Me perturbas con tus palabras, tratas de enmudecerme… ¿Por qué no quieres que hable? ¿Por qué me tapas la boca? ¡He visto tantas cosas!
¡Yo no te engaño! Tú te engañas; te sientas, piensas en ti… Miras a tu pasado y lloras; te decepcionas con tu presente; ¡te aterrorizas con tu futuro! Yo no estoy loco, ¡lo estás tú! ¿Por qué pretendes ocultar tu necesidad más profunda con los ruidos de la gente, con el calor inexistente de las palabras lejanas? ¿Por qué escondes en silencio tu dolor cuando estás rodeado de gente? ¿Sabes que a nadie le importas? O tal vez quieres creer que no le importas a nadie…
Tal vez sea verdad. ¿Has sido traicionada por los que te aman? ¿O tal vez pensaste que te amaban? O tal vez no conoces el amor y por eso no sabes por qué te han traicionado… Tal vez fuiste tú la culpable, tal vez fuiste tú…
¿Sabes que hablas mucho y dices poco? Pretendes volverme loco ¿verdad? ¿Por qué lo haces? ¡No lo entiendo! ¿Por qué quieres ocultarme la claridad? Dime lo que necesito escuchar y márchate. No necesito de ti, sólo una respuesta, ¡y descansaré en paz!
¿Por qué me hablas de paz? ¿Acaso la conoces? ¿No es como el amor? Tampoco lo entiendes… No sabes amar… No quieres sufrir, pero no conseguirás paz porque no entiendes la vida. Y no entiendes la vida porque te limitas a verla como si fuera tuya…
Te diré lo que quieres oír. ¡O tú misma ya lo sabes! Sólo pregúntate una cosa: pregúntate si la conoces, si la has visto en la calles, pregúntate si a la belleza la conoces…
No la conozco. Creí haberla visto en alguna parte de este universo. Miré lo que los demás me decían que mirara. Hablaban de ella como si fuera… ¡Pero sólo era una fantasía de hombres imperfectos, ilusionados por verla! ¡Creo que no existe! Creo que jamás existió y es sólo una invención, un deseo desesperado por encontrar la perfección y saber que jamás podré alcanzarla!
Ya veo que no la conoces. Porque si la conocieras sabrías vivir; sabrías callar… No estarías muriendo en la amargura sobre amargura. Encontrarías redención y lo comprenderías. No verías buenas acciones: verías sólo una, tal vez una entrega, o una injusticia… Te indignarías, pero no te quedarías en la derrota de la flor muerta, que siempre quedan los esporas que fantasean con un jardín… ¡Lo verías! En los rostros de los perdidos que encontraron el tesoro de una isla que estaba desierta. Lo verías en el amor que se limita a darse hasta morir, sin nunca esperar recibir… ¡Allí verías belleza!
Lo verías en los hombres que pretenden la paz, que su guerra es no luchar por matar la vida. Que su meta es dar su vida a cambio de los que no merecen una oportunidad. ¿Ves belleza en esto? No es altruismo de un pequeño ser. No te engañes: el altruismo tiene ego. El amor de verdad no se ahoga en la oscuridad, ni en la belleza del que actúa como estúpido, como loco, y no por recibir. ¡Sólo por darse! El que tiene el valor de ser dañado y aun así perdonar y amar. ¿Ves Belleza en esto? O, como muchos otros, te engañas y prefieras cegarte. Te engañas y prefieres morir ciego…
Han pasado siglos y muchos son los hombres derrotados. ¡Y pretendían ser héroes! Buscaron y buscaron, pero jamás se encontraron. Sólo estuvieron dispuestos a admitir su derrota buscando excusas en su imperfección, acusando con el dedo a los imperfectos. No afrontaron con valor su traición. ¡Podrían haber amado a la belleza!
Pero cuando la vieron tan bella, no pudieron soportarla, ni la idea de no poseerla, al saber que no estaba bajo los dominios de los seres de la ignorancia y que no podía ser controlada. ¡Entonces fue! ¡En ese momento fue! ¡La traicionaron! Prefirieron negarla… ocultarla… borrar su huellas del mundo…
¡Te traicionamos belleza! Te redujimos a la banalidad. Te corrompimos hasta hacer de ti la más indecente. No quisimos formar parte de ti. Nuestra insaciabilidad por poseerte, nuestra envidia y nuestro odio crecieron hasta traicionarte… Juntos hubiéramos sido el ser perfecto, pero preferimos nuestro concepto. Y ahora nos ahogamos en nuestra mentira.
¡Oh, pobres! ¡Pobres los seres que cambiaron la belleza y la redujeron al deseo limitado del cuerpo! ¡Pobres los ciegos que viendo no ven nada! Que escuchando, jamás te buscaron… Que sufriendo, apenas recordaron, para aumentar su incapacidad.
¡Adiós belleza! Tal vez te encuentren algunos. ¡Tal vez! Porque alguien te tiene. ¡Ojalá volvamos a verte algún día! Sin que estés rebajada a la basura publicitaria… a la provocación de lo insaciable…
¡Algún día te volveremos a ver! ¿O tú volverás? ¡Tal vez tu volverás!
Alex Hans Añez Landivar - Colaborador en la AEE - Barcelona (España)
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