Bendita relación la que tengo con mi Padre Celestial.
Él es mi Padre
(Mt.6:9). Y ya es tremendo pensar que yo pueda tener esa relación de parentesco con el Creador del universo. Se me muestra un Dios cercano, que me ama, quiere lo mejor para mí (por eso también me disciplina) y pase lo que pase, siempre seré Su hijo.
Esto es concerniente a Dios el Padre. Pero quiero centrarme ahora en la relación que tengo con Jesucristo, su Hijo. Y encuentro que puedo tener muchos tipos de relación con Él.
1. Salvador/redimido(1 Ti 1:15). Jesucristo murió en la cruz para lavarme de mis pecados. Él tomó mi lugar al hacerse pecado, tomando toda mi maldad y llevando el castigo que yo merecía. Todo para que pueda yo tener relación con el Padre, la cual había perdido; para que no sufra la perdición de una vida eterna sin Él. Me rescató de las garras de la muerte y de las tinieblas. Yo no tuve que hacer nada. Solo creer en Él. Soy salvo, tengo seguridad y estaré eternamente agradecido.
2. Pastor/oveja(Jn.10:14). Yo soy una oveja tonta y obstinada. Tantas veces me alejo del redil por un momento de deleite, por despiste o simplemente por desobediencia. Pero el Pastor, mi buen Pastor, siempre me busca, me recoge y me cura las heridas. A veces tiene que pegarme con su vara, para que aprenda. Pero siempre me lleva a descansar a buenos pastos. De mí una cosa reclama: que escuche su voz y le siga.
3. Hermano mayor/hermano menor(Ro.8:29). Jesucristo es mi hermano. Él, al venir a este mundo, me ha marcado el camino. Me ha dado ejemplo de cómo se comporta un hijo de Dios, de qué espera Dios de sus hijos. Él es paciente; ¿seré yo paciente? Él es tierno y amoroso; ¿seré yo igual? Él es compasivo; ¿seguiré su ejemplo? Aquí ya hay algo más de responsabilidad. En mí hay una admiración: quiero ser como mi hermano mayor.
4. Amo/siervo(Lc.6:46). ¿Quién soy yo para creerme más de lo que soy? ¡He sido comprado por un precio muy grande! Y aun sabiéndolo, ¡cuánto le desobedezco! ¿Osaría un esclavo rebelarse contra su señor? ¿Se atrevería el empleado a decirle a su jefe: "
no te obedezco"? Pero, ¡oh, Señor! ¡Cuántas veces nosotros te desobedecemos! No hacemos caso a tu Palabra. No amamos al prójimo como nos mandaste. ¡Cuántas veces te decimos que "no" y nos convertimos nosotros en el amo, intentando que Tú seas el siervo! Perdónanos, Señor.
5. Rey/súbdito(Ap.19:16). No solo obediencia, sino rendición. Homenaje, pleitesía, adoración. En mí está el reconocer Quién eres Tú. Eres grande, el eterno, lleno de gloria y majestad. A tus pies arrojarán coronas. Sobre Ti cantarán las naciones. Conocerte de esa manera me lleva a reconocer quién soy yo: no soy nada si me comparo contigo. A ti sea la gloria y la devoción. Y mi orgullo sea derribado.
6. Amigo/amigo(Jn.15:15). Más unido aún que un hermano. Es una relación de compañerismo, de camaradería, de confianza. Pero no es gratuita. Se nos demanda que para ser tu amigo, hemos de hacer lo que nos mandas. ¿Por qué? Porque quien hace o dice cosas que desagradan, ofenden o hacen daño a un amigo, difícilmente puede conservar esa amistad. Y Tú eres tan puro, tan santo, te duele tanto el pecado... ¿Cómo puedo ser tu amigo si hago lo que me dé la gana? En Ti está la disposición de ser mi amigo; en mí está el aceptar esa amistad.
7. Novio/novia; Esposo/esposa(2Co.11:2; Ap.19:7). Más allá de la relación de amistad, mucho más profunda, mucho más íntima, es la relación de pareja, de novios, de esposos. ¡Qué conocimiento el uno del otro! No hay secretos, solo unidad. Hay amor, cariño, besos. ¿Qué implica? Implica morir a mis deseos por el favor del otro. Implica renunciar a lo que me gusta para satisfacer a mi amado. Implica confiar en que Él satisfará todas mis necesidades y deseos. Esta relación, hoy de noviazgo, será perfeccionada en el Cielo, donde nosotros, la Iglesia, será desposada con Cristo. Mientras tanto, aquí en la Tierra, ya puedo disfrutar el deleite de lo que será esa unidad sobrenatural en la eternidad. Puedo ya disfrutar una parte de lo que será el gozo eterno. El gozo de estar unido a mi Señor. Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.
Ahora debo preguntarme: ¿He creído en Él y aceptado su salvación? ¿Escucho su voz y le sigo? ¿Quiero seguir su ejemplo y ser como Él? ¿Obedezco lo que Él me manda? ¿Realmente le adoro reconociendo su grandeza y humillándome por mi pequeñez? ¿Estoy dispuesto a corregir mi actitud, mi carácter, para que no haya nada que le desagrade? ¿Estoy enamorado a tal punto de renunciar a mí mismo para ser uno con Él?
Me temo que muchos cristianos no disfrutan la totalidad de su relación con Cristo. Se han quedado solo en el primer punto: Jesús es su Salvador; o quizá en el segundo: también es su Pastor; o puede que hayan llegado al tercero... ¿Qué tipo de relación he alcanzado con mi Cristo? Eso solo lo puedo saber yo. ¿Qué tipo de relación tienes tú con Él? ¿Qué tipo de relación
deseastener? Eso solo lo puedes contestar tú.
Juan Sauce Marín – Dibujante – España
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