El anticatolicismo, siempre reprobado por todos, católicos y no católicos, es considerado por muchos, junto con la pornografía, una de las adicciones más extendidas de la red. Otros la consideran como una de las formas de discriminación religiosa más extendidas del mundo, y la única tolerada en occidente. Otros, por ser como un conjunto de conocimientos y pautas de comportamiento, la consideran como una cultura,
la cultura anticatólica. De ésta última deseo compartir con ustedes en éste sencillo artículo.
Para iniciar, y a modo de ejemplo, cabe destacar que el historiador John Higham describe al anticatolicismo como "
la más lujosa y persistente tradición de agitación paranoica en la historia norteamericana".
La primera nota distintiva de la cultura anticatólica es que no acepta que el catolicismo pueda producir buenos frutos. Para ello jamás hablaría de las cosas buenas que haya hecho o haga. Al contrario, rebuscaría cada día noticias que hablen de sus maldades, las que, de ser necesarias, deberán ser tergiversadas o manipuladas.
De lo que sí hablaría bien es de las buenas obras de otros cristianos o de las personas que pertenecen a otras religiones; incluso hablaría bien de los católicos disidentes, puesto que con ello dejará posicionada la postura que identificará lo malo con el catolicismo y lo bueno con lo no católico. Infundir la idea de que la Iglesia Católica
[i] es responsable de todos o casi todos los males del mundo, tanto en lo político, social, económico o religioso, es una constante en el anticatolicismo.
El terrorismo anticatólico empieza en Internet, porque Internet es ahora también tanto un lugar para agredir como un medio para fomentar odios y discriminación. Las acusaciones gratuitas, la utilización de términos despectivos y no pocas veces groseros, forman parte integrante del rico vocabulario anticatólico en la red. Pululan en ella sitios, por lo general con responsables anónimos, al más puro estilo de las mafias. Se constituyen en banco de datos y centros de distribución de materiales anticatólicos. Es notable observar que a pesar de haberse instalado como cultura y de su gran difusión, son pocos o casi nadie, los que asumen la condición de “
anticatólicos”, tal vez a sabiendas de que dicha cultura, con sus valores, son rechazados y condenados no sólo por los católicos, sino también por una gran parte del protestantismo.
Quizás el comentario más breve, pero importante, sobre anticatolicismo y dinero. Como toda cultura occidental, tiene su aspecto consumista. La venta de materiales y de contenidos anticatólicos representa millones de dólares en dividendos para beneficio de sus cultores.
Pero… ¿no será éste el principio y fin que persigue esta cultura?
Domingo Cáceres González - Profesional Contable - Asunción (Paraguay)
[i]Todas las referencias a la Iglesia Católica son a la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Nota de la Redacción: como dicen las normas de “Tu blog”, esta sección está abierta a personas que no forman parte de la fe evangélica, siempre que su contenido no choque con aspectos esenciales de la identidad cristiana protestante de esta publicación; pero es importante recordar -como siempre hacemos con todos nuestros colaboradores- que el contenido de los artículos no refleja ni tiene que coincidir necesariamente con el punto de vista de la redacción de Protestante Digital.
Si quieres comentar o