Breviario del sosiego/ 40

(Para dos contrayentes, hermanos en la fe, allá por el Caribe): Sentirlo todo de forma recíproca, emperlados de sudor, esperando cada respuesta de corazón a corazón, en una u otra tierra, sin ayuno del otro, existiendo con Dios todo el tiempo que sea vuestro tiempo aquí. En vuestros dedos el anillo; en vuestras manos dos copas con vino que pude rescatar de las bodas de Caná; en vuestra nueva casa una historia de amor que no se pierda en el camino: Laura y Santiago, yo os afirmo en la Palabra que enseña y en los domingos donde se asentarán seguros, aunque estén de viaje y levanten lisiados. Sean incandescentes vuestras noches y sencillos vuestros días, de tan maravillosos.


Esas antiguas leyes-florero; esos punibles reglamentos, tan mohosos.


Literatura sobre la tela, calado de la mirada del pintor que no es igual a todos, porque siente los Escritos y los transmigra a formas y colores fecundantes.


Un luto carnívoro se desfonda sobre los beligerantes.


Otras brazadas más en las tinieblas. El resplandor está inefablemente lejos. Pero sigues: es cuestión de fe.


Añicos los meteoros que guiaban a las naves ciegas; añicos los ídolos de barro; añicos los patíbulos de los inquisidores…


Urge una reforma del modelo económico europeo y, por ende, del Estado del Bienestar. Pero una reforma donde se equilibren los sacrificios de todos, no sólo de la parte más débil, mientras otros se reparten vergonzantes sumas millonarias.


Existe una sangre que bombea Gracia para eventuales naufragios: en ella desembocamos los que sabemos de la exuberancia de otra vida.


No desdeñes las paces del enfado: entrégate a su partitura cual si fuese el solsticio de la alegría.


Confianza en el que tiene los labios en silencio y habla sólo lo justo.


¿Última suerte con tu sinfín de amuletos? No hay suerte, amigo. Lo que hay es Destino, que, de tanto en tanto, envía arqueros nuevos o granos de mostaza que invaden la tierra.


Trigo incesante uniendo a los contrarios, apartándolos de los senos espiritistas, liberándolos del olor a incienso.


Sea la verdad como un Rayo.


¿Te imponen un gusto, unas muletillas? Sírvete tú mismo, saborea la ingesta y pronuncia tu parecer: sea en un remanso del Jordán o del Tormes.


Indagad: es el remedio.


Hay arrogantes cuerdos que sólo sirven a la locura (materialista, futbolística…).


Elude las sendas que conducen a lugares donde todo son velos, humos de adoración, vanidades irresistibles, fingidas postraciones…


Pobres son aquellos ricos que no escuchan los doce cantos de la sencillez perfecta.


Busca conmoción de cuerpo y alma, y no hartazgo; temblor de la fuente, y no causas soberbias. Busca la bienaventuranza de una caricia…


De nada sirve la venganza si ya te comenzó el Amor.