Un grupo pequeño debió salir de Nachig porque los tradicionalistas les obligaban a prestar servicios festivos vinculados al particular catolicismo indígena. Veinte años atrás se desplazaron a las periferias de San Cristóbal de Las Casas, donde rehicieron su vida en condiciones sumamente adversas. Ahí construyeron sus sencillas casas, y edificaron un templo evangélico en el que pudieron congregarse para, sin restricciones, expresar sus creencias y crear una comunidad con sus nuevos referentes identitarios
Por diversos caminos, en la última década, el número de creyentes evangélicos se incrementó en Nachig. Ya no eran dos o tres familias, sino que el crecimiento de confesiones protestantes alcanzó a decenas de personas y su entorno familiar. Esta situación inquietó a las autoridades del poblado. Restringieron los derechos de los conversos, y les presionaron para que cumplieran con obligaciones comunitarias cuyo centro religioso está ligado con el catolicismo construido por los indígenas desde la época Colonial y hasta nuestros días.
De acuerdo al
vocero de los casi 500 desplazados a quienes nos referimos en nuestra anterior entrega, José Sánchez Pérez, integrante de la Iglesia Jesús es el Camino, la hostilidad contra los evangélicos de Nachig tuvo un punto de quiebre el 4 de noviembre de 2008: Ese día varios evangélicos fueron encarcelados por negarse a desarrollar cargos tradicionales, por considerarlos incompatibles con una fe distinta a la que rinde culto a los santos y participa de un alto consumo de bebidas embriagantes.
Pocas semanas después, el 15 de enero de 2009, el liderazgo tradicionalista corta a los evangélicos los servicios de agua y luz por cuatro días. Autoridades del gobierno de Chiapas negocian con el fin de que agua y luz sean restablecidos a los protestantes. Para ello, según los agredidos, funcionarios gubernamentales cubren 100 mil pesos (más o menos seis mil euros) por cuotas atrasadas de los hostilizados en la financiación de fiestas patronales católicas. Los líderes de los evangélicos en Nachig sostienen que el gobierno actuó incorrectamente al pagar la cantidad antes mencionada, que lo conducente era hacer valer las leyes y proteger a quienes se niegan a cooperar en festividades que son ajenas a sus creencias.
De poco valió el pago gubernamental, porque al poco tiempo de nueva cuenta los evangélicos de Nachig volvieron a verse privados de agua, luz y teléfono por dos semanas. De nueva cuenta las autoridades chiapanecas buscan que las partes lleguen a acuerdos.
Los agresores exigen la firma de documentos en los que el grupo disidente se comprometa a guardar las tradiciones del lugar. Los evangélicos responden que están dispuestos a colaborar en el mejoramiento de Nachig, trabajando en la construcción de caminos y mejoramiento de las escuelas, por ejemplo, pero que por conciencia no pueden ni quieren aceptar labores en las que esté en juego su confesión religiosa. Es decir, manifiestan su rechazo a que se les obligue a participar en festividades católicas tradicionalistas.
Los meses pasan y los cristianos evangélicos sobrellevan los hostigamientos en su contra. La vida cotidiana es muy difícil para ellos, y sin embargo además de expresar gran persistencia en su fe, también, para malestar de sus hostigadores, perseveran en la evangelización y se les unen nuevos creyentes en Nachig.
El 13 de diciembre de 2009 la agresión alcanza un nivel hasta ese momento inédito. Un piquete de tradicionalistas rapta al evangélico Mariano Pérez Jiménez y lo conduce a la agencia municipal. Enmascarados se burlan de él, y después con jaloneos y ofensas le rapan el cabello y las cejas. De la acción quedan imágenes que estrujan porque los mismos agresores graban sus acciones con un teléfono celular. Para regodearse en su ataque, comparten la grabación con otros pobladores de Nachig hasta que
una copia llega a manos de los evangélicos. Éstos se transmiten las imágenes y alguno de los jóvenes decide subirlo a You Tube (*).
Adicionalmente a la atrocidad cometida contra Mariano Pérez Jiménez, los anti evangélicos saquean casas, golpean a quienes consideran sus adversarios, queman el templo Príncipe de Paz en Nachig. Como resultado del ataque, Domingo Hernández Ruiz sufre quemaduras que le llevan a ser hospitalizado por tres días.
Todavía hoy pueden observarse las secuelas de las quemaduras en el cuerpo de Domingo Hernández, como lo testimonian las fotografías insertas en este artículo.
Por temor a mayores agresiones, el mismo día de los ataques salen de Nachig 96 familias. Se refugian en Tuxtla, capital chiapaneca. Son alojados en la Iglesia Jesús es el Camino, por el pastor Josué Pérez Pardo.
El 19 de diciembre los refugiados son escoltados por elementos de Seguridad Pública para que retornen a Nachig. Un episodio de mayor alcance en su contra tendría lugar meses después. De ello nos ocuparemos en nuestra próxima colaboración para Protestante Digital.
MULTIMEDIA
Reportaje en video de las
persecuciones contra los evangélicos en Nachig.
Pueden escuchar aquí la entrevista de Diego Acosta Gª al periodista
Óscar Moha sobre la persecución a los evangélicos en México.
| Artículos anteriores de esta serie: | |
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| 1 | | El «caso Nachig» y «Fahrenheit 451» |
(*) El video mencionado está incluido al principio de un reportaje más amplio sobre la persecución en Nachig realizado por Protestante Digital.
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