Breviario del sosiego/ 34

A veces el pasado existe en el presente, porque la realidad sólo se perfila cuando palpitan los deseos del espíritu.


Estos días estoy terminando de cuidar la edición del último trabajo del maestro Alfonso Ortega, uno de los pocos humanistas que quedan en Europa. Se trata de su traducción de El Orador, de Marco Tulio Cicerón. Admirable la capacidad intelectual de este murciano formado en Alemania. A sus ochenta años sigue lleno de proyectos y de asombrosa erudición. Y de está de viaje por Inglaterra…


Ver lo que está arriba, no levantando los ojos sino bajándolos hacia el agua que mejor refleje aquel espacio fascinante.


La infancia es el tiempo donde más se vive porque todo impacta. En ella es donde se madura el código genético de la personalidad.


Al margen de cualquier otra consideración o reticencia, conviene admitir que las catedrales han sido, por largas centurias, la cumbre de la arquitectura europea. Estar dentro de una catedral, como la Santiago de Compostela, tranquiliza e inquieta a la vez. Cuando solitaria se percibe cierta paz propicia para el espíritu, cierto misterio que lo atraviesa todo; cuando repleta de peregrinos y de rituales derivados, lo que se respira es sudor y paganismo, simplemente duda del viaje y lo demás.


El viaje, en literatura, lo es casi todo. Al menos lo es para los grandes libros de la humanidad: la Odisea, el Quijote, el Anábasis… Hasta El cantar de Mío Cid cuenta una travesía, un destierro. Y qué decir de buena parte de los libros bíblicos, empezando por Éxodo.


Marca claramente tus coordenadas éticas, tus reglas de conducta, pues así no recibirás presiones de índoles espurias. El territorio tuyo bien delimitado, porque de otra manera la gente no lo respetará.


La selva es un espacio de fiesta, aunque se agarra a lo inhóspito. Rememoro la floresta de mi infancia, donde las lianas nunca envejecían. Por la intrincada maleza el desorden se alineaba para esplendorosos renacimientos.


¿Quién no tiene parientes perdidos en el tiempo? Tener domicilio fijo es un privilegio que no conocemos aquellos que somos de linaje errante, semillas de migrancias y circunnavegaciones.


El único domicilio fijo que reconozco es la Palabra Castellana.


Un poema puede llevarte a la gloria o la muerte. Y en esta época de desdén es bueno recordarlo. Volverán césares y regímenes que destierren o condenen a muerte por un poema. Prueba irrefutable son Ovidio, Mandelstam, Lorca…


El poeta contradice y resiste, examina y protesta, revisa y se rebela.


Hacer misión sin otra brújula que los ojos del corazón. Lo otro es beber de una copa vacía.


No hay sosiego posible ante las perversiones de demasiados prebostes católicos. Que el fundador de los Legionarios de Cristo abusara hasta de su propio hijo es, sencillamente demoniaco. ¡Cuánta pus en quienes hablan de castidad y/o pureza sexual y demás monsergas magistralmente incumplidas!


Temo al lenguaje-lobo. Lo temo más que a los cuchillos.


Vivir profundo enraizado a la mujer que es la tierra de tu cuerpo. Vivir así porque tu ser tiembla si no estás con ella. Vivir sin declives porque tienes el amor que te jadee. Los sexos no tienen miedo a encontrarse si se saben amparados por lo Eterno, desvestidos porque quieren alcanzarse.


Ten cuidado del oportunista. Tan pronto obtiene lo buscado, calla su lloro o alabanza.


Te crees el elegido, pero no despiertas. ¿Qué hacer, si guardas cenizas de la Gracia en tus bolsillos?


Mujer, en el desierto te daré hasta la última gota de mi cuerpo. Es lo mínimo, esposa, un privilegio mientras estemos aquí.