Breviario del sosiego/ 32

Ocho siglos pronto cumplirá la Universidad donde inicié un largo viaje. Deseo es que mi antorcha la ilumine al menos unas horas de sus ochocientos años. Sería mi ofrenda por los cinco lustros que me acoge con generosidad extrema.


Si la muerte entona cánticos, tú escribe y escribe hasta el Domingo de Resurrección.


Llueve el silencio por la grieta del aire, cerca de la estela del Reino.


Para Juan Carlos Onetti, la literatura es mentir bien la verdad. Cierto: hay Verdades que la mayoría no entiende en un mundo aparentemente racionalista. Por ejemplo, si ante un auditorio profano yo dijese que alguien es mi Hermano en la Fe, seguro que la mayoría creería que eso es algo epidérmico, como decir que uno es seguidor de un club de fútbol. “¿Y qué?”, me responderían. Pero si digo que ése alguien es mi amigo, ahí surge un respeto mucho mayor. No olvidemos que la verdad Verdadera es subirse a la barca, aunque se anuncie tormenta, aunque te expedienten por ayudar al prójimo. Esas otras verdades, pálidas de tan anémicas, queden para otros más compuestos.


Tú me acompañas hasta este confín, mientras creamos familia. Tú vienes de la selva húmeda, como las frutas de mi sueño. Tú vienes a incendiarme con tu sol, como la ardencia de mis edades. Tú, con tus grandes ojos, sabes ataviarme como a un árbol desnudo. Tú, tus fuegos, tus perfiles…


Contra una ley de claro perfil racial y de hostigamiento a los hispanos del Estado de Arizona, un grupo de activistas de los Derechos Humanos ha comenzado una campaña bajo el rótulo: “Pídeme mis papeles”, y así enseñar títulos de abogado, cartas de los padres, carnet de bibliotecas… y tantos otros papeles que conforman la vida de las personas. La ilegalidad muchas veces –y sin solapamientos- está concentrada en Wall Street y aledaños.


Un tren transita por el fondo de la eternidad, bajo relámpagos como flautas.


Allá en la infancia, los grillos de la selva apareándose sobre exóticas hojas. Pasó el tiempo y yo en mis andanzas, lejos de esos árboles de Adán.


Estas noches cálidas de junio vuelan palomas sobre el cielo estrellado de Compostela. Sobre el cielo, en la Plaza del Obradoiro, platean sus alas.


Pobre es la poesía porque no tiene monedas que ofrecer. Rica es la poesía porque, al oírla, quien va cojeando por la vida, se sostiene un instante en el sólido travesaño de algún verso. Por eso buena parte de la Biblia está impregnada de Poesía, tiene su Temperatura, que es el destello intemporal de lo Sagrado.


En Navaluenga (Ávila) las tropas franquistas ejecutaron a Gabriel Sánchez, allí afincado haciendo obra protestante. Fue a principios de octubre del 36. Su viuda y sus dos hijas tuvieron un primer refugio en Valladolid -hospedados por Mariano San León, notable poeta evangélico-, antes de pasar a Barcelona. De esto y de otras prisiones hablaba el pasado domingo, en Segovia, con el hermano Juan María Galán, quien allí lidera la Asociación Cultural que lleva el nombre de tal creyente asesinado. Pero no faltan voces que, en nuestro propio entorno, parecen querer convertir en ´santo´ a menudo dictador.


La envidia desintegra a todo aquel que se encharca en su bilis.


Rubén Llanos conoce los caminos como nadie, y conduce un coche blanco por la plana Castilla. Es boliviano de Santa Cruz y tiene esposa y tres hijos. ¿Dije que conoce la Biblia como nadie? Pues sí, la conoce, pero no de esa manera hermética o cacofónica, llena de veleidades desde apariencias de humildad: lo suyo es estar preocupándose de los otros, presto al servicio, solícito en atender a otros más favorecidos o desfavorecidos que él, pues no hace distinciones, de acuerdo con el mandato del Evangelio. ¿Dije que está en el paro? Pues sí, pero zurce los momentos delicados con oraciones y acciones, con humor para no desnucarse. Dios torna bienaventurado al que no pide cosas de bronce. Ahora Rubén Llanos conduce un coche blanco por los caminos de Levante, con el Espíritu perfectamente entronizado en su corazón.


¿Pan de nadie el pan que se pierde? Pongamos esclusas al dispendio.


Fundirse en el torso amado, sin previo aviso, despierto siempre…


Cada semilla se posa en una boca que sembrará su realeza en otros oídos, rejuveneciendo el corazón con la savia tributaria de sus raíces. El Evangelio contiene una suprema claridad que no todos quieren saber, porque compromete.


Ningún puente levadizo me apartará de Tu esperanza.


La justicia ajusticiada por tantas injusticias. He ahí los lanzadores de piedras, con sus sangrantes dedos.


No es necesario un manual de bienvenida. Tampoco uno de estampidas. Con la germinación del Amor uno ya no va apagando sus latidos. Y eso se percibe.