Breviario del sosiego/ 30

La benignidad es pieza clave para el corazón cristiano, para el entendimiento y la práctica de un Amor que no es fácil de prodigar, pero que, una vez alcanzado, te baja del vacío por el agua filial de la felicidad.


Poderosa realidad la de una ciudad amurallada donde Teresa de Cepeda inauguró la incandescencia de su fe. Poeta siempre aguardando el prodigio y, a la vez, poeta siempre colmada de primicias: “Ya toda me entregué y di,/ y de tal suerte he trocado,/ que es mi Amado para mí,/ y yo soy para mi Amado”. No desfallecía, a pesar de zancadillas y ninguneos. Para los apedreados escribió estos versos: “Nada te turbe, nada te espante. / Todo se pasa. Dios no se muda. / La paciencia todo lo alcanza. / Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta”.


El que clama tiene anclaje bíblico, pues su voz no está ensillada en otras galaxias. ¡Clama, quéjate de toda injusticia o desastre colectivo! Luego vendrán días de ternura indecible, pero no cuando a diario ajustician la verdad o tontean con el porvenir de muchos.


En Ávila el mediodía del viernes, fallando un premio literario. El pasado reciente del fanatismo étnico era leído en el relato ganador. Todo ocurría dentro del conflicto serbio-albanokosobar, pero bien puede bastar un aletazo para que otra purga brote por cualquier sitio, por cualquier pretexto.


Una luz diferente bajaba del cielo. Otorgaba una plenitud que nadie más despertará en nosotros.


Si hay pobreza material en nuestras vidas, al menos no dejemos que nadie socave nuestras ilusiones.


Lo fundamental es la Palabra. Su deformación lleva al descreimiento en el lenguaje.


El torturador malo deja su lugar al torturador bueno. El cautivo repite que no sabe nada. La capucha, el agua, los golpes… hasta el ahogamiento o hasta que el dolor le doble. Uno y otro han cumplido su labor con desmedido escrúpulo.


No mañana sino ahora delátame tu amor, princesa.


Noticias bien tensadas en la abierta eternidad: ¡ésa es munición que traspasa cualquier blindaje! Pero ninguna monserga enarbolada en lo inseguro; ninguna lágrima fletada al que perdió su identidad; ninguna baratija o vidrio común. Noticias de que estamos bien despiertos: ¡ésa es la munición!...


No aquí, sino en los Estados Unidos se habló primero, y sin hipocrecía, de un comunismo inverso. Pero no se crea que eran jóvenes antiglobalización sino un inversor como Jim Rogers, cofundador de Quantum, uno de los más grandes fondos de alto riesgo: “EE UU es ahora más comunista que China. Pero se trata de un socialismo para ricos. Se está rescatando a los financieros, a los bancos y a la aristocracia de Wall Street, no a la gente humilde que quiere pagar su hipoteca”.