Agnes Zender. Existen pocos datos acerca de ella, sabemos que era originaria de Aarau, capital de la región de Aargau, en Suiza. La pequeña Aarau se encontraba prácticamente en medio de Zurich y Basilea. La región de Argau había sido escenario de varias manifestaciones críticas del catolicismo en 1523 y 1524. En 1525 tuvieron lugar acciones de resistencia en contra del pago del diezmo por parte de algunos pobladores. En agosto del mismo año en Zollikon, cerca de Zurich, dos fabricantes de sombreros de Aarau fueron bautizados por Niklaus Guldi de la ciudad de San Gall. Ellos regresaron a Aarau y comenzaron a diseminar el anabautismo.
Un natural de Waldshut, Jakob Gross, que había sido expulsado de aquella ciudad a fines del verano de 1525 por causa de su anabautismo pacifista, toma camino hacia Groningen, donde bautiza a 35 personas en un solo día. Es arrestado por las autoridades y expulsado del distrito el 20 de septiembre. Su próximo destino es la región de Argau, donde continúa enseñando y bautizando. Más adelante aportaremos información sobre cómo Agnes es introducida al anabautismo por Gross.
Por un juicio que tiene lugar el 18 de diciembre de 1525, es que tenemos noticia de que en Aarau son multadas tres personas por haberse reunido en una casa. El documento no dice qué acción contraria a las normas cometieron Hans Senger, Hans Kallenberger y Agnes Zender, pero por los desarrollos posteriores es factible concluir que la razón de haberles impuesto una multa fue por celebrar la Cena del Señor y/o tener estudios bíblicos.
El 19 de febrero de 1526 las autoridades de Aarau deciden expulsar del territorio de Berna a Hans Senger, su esposa e hijo del mismo nombre que él, a Hans Kallenberger y a Agnes Zender. Se les acusa de haber cometido el delito de conmemorar la Cena del Señor en casa de la familia Senger. Hans era, por cierto, hijo del secretario de la ciudad. Rudolf Senger decide usar su prominente puesto a favor de su hijo Hans, y le es concedida una audiencia para el 5 de marzo en Berna.
El hábil secretario de la ciudad de Aarau presenta su alegato a los jueces berneses de manera cuidadosa, de tal forma que si bien acepta que su hijo ha participado en actos como los que llevaron a ser condenado a la expulsión de Aarau, los mismos deben ser entendidos en el contexto privado en que fueron realizados y por necesidad muy concreta. Relata a los jueces la reciente ocasión en que su esposa estuvo muy enferma, tanto que un sacerdote fue llamado para que le impartiera los santos óleos. La misma noche en que el sacerdote ofició lo requerido, pero más tarde, un grupo se reunió en su casa para acompañar a la enferma. Estuvieron, entre otros, la hermana de su esposa junto con su marido, Hans Kallenberg, su hijo Hans, Jakob Gross y Agnes Zender.
A decir de Rudof Senger, en cierto momento su esposa moribunda solicitó al grupo que compartieran la Cena del Señor, a la manera que Cristo lo hizo con sus discípulos, para recordarle al compartir el pan y el vino. Rudolf sostuvo que eso fue lo que hicieron, un simple recordatorio privado, en una casa y no de manera pública. También agregó que su hijo había leído Las Escrituras en la ocasión, pero que ello no era violatorio de las ordenanzas de Berna. Concluyó que la pena de expulsión dada en Aarau era excesiva, porque los congregados en las ceremonias señaladas también eran berneses y querían seguir siéndolo.
La defensa realizada por Rudolf Senger convenció a los jueces, y la sentencia de expulsión quedó anulada. Sin embargo el grupo fue reconvenido sobre tener cuidado en no incurrir en acciones ilícitas. Pronto las características de las reuniones que Rudolf diluyó en su alegato serían reveladas en su contenido real, cuando Jakob Gross fue apresado e hizo un relato distinto de los sucesos.
En el testimonio de Gross la esposa enferma de Rudolf Senger le solicitó que la instruyera sobre cómo tener salvación eterna. Entonces Gross respondió enseñándole a partir de la Biblia que el camino era Jesús. Después, confío Gross, impartió la Cena del Señor a la enferma, Hans Kallenberg, el sacerdote Wolfgang de Heilbronn y Agnes Zender. Dijo que solamente había bautizado a la viuda Agnes Zender. Con la evidencia en las manos, las autoridades de Berna actuaron rápido y decidieron que Agnes debía ser expulsada por cometer el delito del rebautismo.
Con el fin de poder hacer frente al destierro, Agnes Zender toma la decisión de poner a la venta un terreno que había sido propiedad de su marido. Su derecho a vender fue puesto en duda por la familia de su esposo, y el asunto fue llevado a las autoridades de Aarau. Éstas concluyeron que Agnes no podía vender el terreno, que podía retenerlo para ella, o regresárselo a la familia Zender. ¿Pero cómo iba a retenerlo y trabajarlo en su beneficio si pesaba sobre ella la pena de expulsión?
El 19 de marzo de 1526 el nuevo secretario de Aarau, Gabriel Meyer, decretó que los bienes y valores de Agnes le fuesen retenidos, “teniendo en cuenta el rebautismo que ella ha recibido de Jakob [Gross]”. Por tres meses más Agnes Zender permaneció en Aarau, en condiciones difíciles y preparando su salida. El 28 de julio de 1526 la viuda se presentó ante las autoridades de Aarau, y le hicieron saber que tendría que abandonar el territorio de Berna, llevando algunas pocas de sus pertenencias personales. No hay datos de la fecha exacta en que salió para cumplir la orden de expulsión, pero sí la certeza de que lo hizo. Se fue plenamente convencida de que la condenaban por seguir las enseñanzas de Jesús.
La esposa de Rudolf Senger, con quien Agnes Zender y otros compartiera la Cena del Señor y la enseñanza de Las Escrituras la noche en que Agnes fue bautizada por Jakob Gross, sobrevivió un año más. Su deceso ocurrió el 12 de marzo de 1527. Aunque parece que no recibió el bautismo de creyentes, sí se mantuvo independiente de la religión oficial, tanto que no acudió ningún sacerdote a brindarle los últimos auxilios impartidos a los moribundos. No pudo ser sepultada en el campo santo del lugar, sino que debió ser inhumada cerca de un pajar.
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