En unos minutos he de explicar el qué, por qué y para qué de Protestante Digital.
Hace ahora siete años, en el 2003, un reducido grupo de escritores y periodistas evangélicos nos reunimos con la intención de poner en marcha dos proyectos literarios on line, una agencia de prensa, que hoy día funciona con el nombre de “Agencia de Comunicación Protestante” (A.C.Press), y una revista, “Protestante Digital”.
Teníamos más entusiasmo que medios. Soñábamos. Pero ambos proyectos han cristalizado, superando nuestras expectativas. A.C.P. tiene más de 17.000 suscriptores en español, catalán e inglés. “Protestante Digital” ha superado los dos millones de páginas leídas cada mes.
Cuarenta periodistas y escritores, mujeres y hombres, publican semanalmente en “Protestante Digital”. Lo hacen, lo hacemos, sin cobrar un solo euro. Convencidos de que estamos contribuyendo a que los valores de la fe que profesamos ayuden a abrir surcos en otros corazones y broten del alma manantiales de agua viva.
¿Hacía falta en el campo evangélico una revista como Protestante Digital? Nosotros creíamos y seguimos creyendo con más fuerza que antes, que sí.
Primero, como punto de encuentro entre las iglesias evangélicas, organismos e individuos. Las revistas de papel que años atrás fueron de mucha efectividad hoy están en decadencia. Como ocurre en la prensa secular, también entre nosotros la gente se está decantando por Internet, especialmente los jóvenes. Ahora mismo son ellos los más asiduos a nuestras páginas.
Pero nos motivaba otra preocupación, abrirnos al conjunto de la sociedad española. Darnos a conocer y que nos conocieran.
En la lejana fecha de septiembre 1963, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, en una entrevista concedida a la revista estadounidense “América”, incluyó esta frase: “Hemos visto, con el examen objetivo de los hechos, que existe un problema protestante en España”.
Dicho problema era la discriminación que padecíamos, el escaso margen de libertad que se nos concedía, el constante atentado contra nuestros derechos ciudadanos.
No nos sentamos en un rincón secándonos las lágrimas con un pañuelo. Nos levantamos, protestamos, luchamos. Pasaron los días negros y llegó otro brillante. El 28 de abril de 1992 se firmó una serie de Acuerdos entre el Estado español y las tres confesiones religiosas minoritarias: musulmanes, judíos y protestantes.
A partir de entonces acabaron nuestros problemas de más calado con las autoridades. Hoy día tenemos plena cobertura legal en los aspectos esenciales. No sólo eso, el Estados nos tiene en cuenta y nos concede ayuda económica para aspectos sociales y culturales no relacionados con el culto religioso a través de la Fundación Pluralismo y Convivencia.
Pero quienes fundamos “Protestante Digital” fuimos más lejos, vislumbramos otras carencias. Los Acuerdos, que en mucho nos benefician desde lo que es justo, fueron firmados con el Estado, pero no con la sociedad, que sigue ignorando o deformando la presencia protestante en España. Abrimos una puerta, la que conduce a la esfera política y gubernamental, pero permanece cerrada, hasta en un 80 por 100, la puerta que lleva a la sociedad. Es la batalla que tenemos pendiente y lo sabemos. El Estado ha reconocido nuestra presencia en España, pero no los españoles en igual medida. Ganamos la pelea en los despachos ministeriales. Pero no en la calle, con la gente, en el conjunto de la sociedad. Esto no depende de la firma en un documento, depende de una entrega diaria, de un bombardeo informativo, de contar al pueblo español quiénes somos, en qué creemos, lo mucho que podemos aportar tanto en lo espiritual como en lo social.
Con este propósito nació “Protestante Digital”, dirigida por un hombre de ideas y de trabajo sin tregua, el médico y periodista Pedro Tarquis.
Hace cuatro años nos propuso la creación de un Premio que llevara el nombre de Unamuno para reconocer a personas e instituciones ajenas a nuestros círculos que de alguna manera hubieran destacado en promover la realidad histórica y la integración social del protestantismo español a la sociedad española.
¿Por qué Unamuno? El que fuera rector en Salamanca está mundialmente considerado como uno de los más grandes pensadores en la segunda mitad del siglo XIX y primera del siglo XX. En su vida y en su obra siempre mostró una honda preocupación por el hecho religioso. En vida dio muestras de acercamiento a los protestantes españoles.
No se puede hablar de un Unamuno protestante, como hace el jesuita Quintín Pérez, pero sí leía a protestantes alemanes, como lo prueban José María Abella y José Luis López Aranguren, entre otros autores españoles. En España y en las repúblicas de América hispana Unamuno tuvo muchos amigos protestantes. Conocida es su intercesión para salvar la vida al pastor de Salamanca Atiliano Coco Martín, finalmente fusilado por el régimen de Franco el 9 de noviembre de 1936.
Un profesor del Derecho del Trabajo en la Universidad de Salamanca y poeta, Alfredo Pérez Alencart, presente en esta sala, ha escrito recientemente un extraordinario ensayo sobre la correspondencia que mantuvo Unamuno con personalidades protestantes de la América hispana.
Por muy increíble que parezca, hace 45 años que no se publica una biografía de Unamuno. Ahora, este año, ha aparecido la escrita por un matrimonio francés, Colette y Jean-Claude Roboté. Un volumen de 790 páginas en el que los autores confirman los acercamientos de Unamuno al Protestantismo.
Esta es la cuarta edición del Premio Unamuno. El primero, al que asistieron dos nietos de Miguel de Unamuno, fue otorgado a la señora Henar Corbi, creo que también presente aquí.
El segundo fue para los periodistas de EL PAÍS Ana Alfageme y Juan Bedoya (también presente). Con el tercero se distinguió a la escritora y periodista Eva Díaz.
Este de hoy se entrega a otro gran periodista, redactor de EL MUNDO y director de la revista en Internet “Religión Digital”.
Toda vez que la mayoría de los aquí presentes estamos relacionados con el mundo de las letras, quiero cerrar esta presentación con unas palabras del madrileño Pedro Salinas, uno de los mayores poetas en lengua castellana del siglo XX, fallecido en Boston, Estados Unidos, en 1951. Las tomo de su libro LA RESPONSABILIDAD DEL ESCRITOR. Dice: “Al hombre le preocupa la palabra. Le preocupa porque se ha dado cuenta del poder fabuloso, y en cierto modo misterioso, contenido en esas leves celdillas sonoras de la palabra. Porque las palabras, las más grandes y significativas, encierran en si una fuerza de expansión, una potencia irradiadora, de mayor alcance que la fuerza física inclusa en una bomba, en la granada”.
Sigamos, unos y otros, utilizando la palabra como herramienta de nuestro trabajo. Convirtámosla en esa fuerza de expansión a la que alude el poeta para hacer de España un país menos vulgar, más profundo; menos chabacano, más culto; menos crispado, más pacífico; menos intolerante, más abierto a la convivencia -en mutuo respeto- con otras formas de creer o de no creer.
Muchas gracias.
Si quieres comentar o