Pero, como ya he dicho, mi intención, más que nada, es de avisaros, por si aún no os han avisado mis colegas, los profesores, o por si aún no te lo ha dicho alguno de mis otros colegas, que en mi caso lo son también, los economistas que conozcas y que trabajen ejerciendo alguna de las múltiples funciones, en la empresa privada, en donde yo me llevo desenvolviendo desde el primer día que termine la carrera, hace ya más de 17 años. Avisaros de que la crisis, la verdadera crisis, que ahora denominan crisis mundial, crisis económica financiera, o como quieran llegar a llamarla la multitud de doctos analistas económicos, análisis por cierto siempre hechos a posteriori, que es cuando únicamente no se equivocan, o esa crisis que analizan algún que otro profesional del cuento y comunicación que igual se atreve a comentar el ultimo cabreo de un miembro en la casa del gran hermano, como de las previsiones de decrecimiento del PIB para la zona euro.
Esa crisis, querido lector, empieza, existe, nace, se reproduce y nunca muere, ahí fuera, en la calle, desde tu primer trabajo, desde tu primer contacto con la empresa, ahí, es donde empieza todo, y voy a tratar de explicártelo según mi visión y percepción de este mundo tan especial al que, sin querer te inscribes. Y lo haré, a pesar de que en mi experiencia profesional hasta el día de hoy, he tenido la suerte de estar rodeada de buenas empresas, y sobre todo, de personas ejemplares de las que siempre he podido aprender mucho.
Todo empieza con
las primeras entrevistas de trabajo, en los
primeros curriculums que tienes que enviar a tu futura empresa, que quieres que te empiece a dar de comer, en vez de tus padres, a la que tienes que convencer, a la que tienes que mostrar tus puntos positivos, y tratar de ocultar tus puntos débiles, esos si, tendrás que empaparte de las mejores técnicas tanto en la presentación de tus curriculums, que si fueran posible incluir algún tipo de mensaje subliminal que obligue a seleccionarte, lo incluirías.
Tienes que prepararte, y preocuparte de que tu imagen, tus comentarios, tus manos, tus pies, tu voz, y hasta tu familia, sea la políticamente correcta, no hables más de la cuenta, a ver si se van a dar cuenta o llegar a descubrir, que será desde el primer día de trabajo cuando vas a querer volver a tu casa corriendo porque lo que empiezas a hacer realmente no te gusta ni te motiva, pero eso es lo de menos, lo importante es que puedas responderle con un nuevo aprobado a tu padre cuando te pregunte por la entrevista, como si se tratara de la facultad.
Lo importante es que puedas conseguir el trabajo, y después, cuando te hayan dado tu primer alta en la seguridad social, ya habrá tiempo para analizar si es apropiado o no para todo un titulado como tú.
Realmente, como puedes ver, todo está rodeado de hipocresía, e inconsciencia, y excepto el consejo que te hayan podido dar tus familiares y verdaderos amigos el resto de consejos útiles para tu verdadero interés son inexistentes.
Ya empezamos con el caos, la inconsistencia en mis actos y decisiones, ya empiezo a ver crisis.
Tras alguna que otra frustración o experiencia inesperada, llega
tu primer trabajo, y tu primer día se asemeja al primer día que vistes la nieve, solamente sabes el color que tiene la oficina, porque ya te has preocupado de acercarte aunque sea desde fuera, tu segunda casa, o mejor dicho tu primera casa porque enseguida te das cuenta que eso que nos explicaban de las cuarenta horas semanales máximas legales, mejor ni que se den cuenta de que estas informado de ello.
Tu único objetivo, es el de agradar, agradar a tus jefes, y a los jefes de tus jefes,
o sea a casi al sesenta por ciento de la oficina, ¿y con el resto? El resto de compañeros conforme vas conociéndolos te vas dando cuenta de que, mucha gente ha pasado por el trance que estas pasando y que tan solo dura lo que tú quieras que dure, porque en tus manos esta estropearlo todo en un simple error, en un simple acto, o en una simple actitud en la oficina, y empiezan a surgirte dudas de cómo has de comportarte, actuar, cómo y con quien hablar o no hablar, a quien escuchar y lo más importante, que es lo que me conviene hacer.
Nadie me había dicho que una oficina a veces se podía llegar a parecer mas a un corral que a los grupos de trabajo de la que tanto me hablaban en la asignatura de Recursos Humanos.
Y lo que me han encargado ya casi lo controlo en poco tiempo, y me pregunto, para que tanto estudio, me cuestiono si existe un proyecto de carrera sobre mi puesto de trabajo. Términos como motivación, planificación o trabajo en grupo, me resultan tan distantes, que entiendo mi situación más que como una carrera profesional, como una carrera de obstáculos, y el horizonte ni lo veo ni nadie me lo muestra,
aunque, tampoco tengo por qué complicarme la vida, dada la buena vida y falta de implicación y responsabilidad de alguno de los que me acompañan en esta carrera.
La crisis me llama a la puerta y rodea mis pasos para que no tenga por qué querer destacar profesionalmente, no encuentro mucha motivación para el esfuerzo y la disciplina más que la que uno mismo se proponga por razones puramente éticas, morales y de propia lógica que te han tratado de enseñar para tu progreso profesional y personal antes de llegar aquí. Todo lo demás es sumergirte en la crisis, dejarte llevar por ella y empiezas a plantearte ya otros objetivos motivantes fuera de los puramente profesionales.
Y
la perfección en tu trabajo, no deja de parecerse cada vez mas, a una pared que no sabes si merece la pena subir, porque, ¿Qué organismos o personajes de esta aventura, van a motivarte o a obligar a hacer las cosas como son realmente correctas y profesionalmente honestas?, veamos algunas.
a)
El Estado, aunque cuente con sistemas de control e inspección suficientes para que las cosas se tengan que realizar bien, la verdad es que según qué empresa se presente al Estado en sus multiformes organismos, según quién te defienda ante él, y sobre todo según el poder en su amplio sentido, tenga la empresa, así te va a parecer en mayor o en menor medida conveniente o útil, que te rompas la cabeza en hacer las cosas más correctamente.
Y eso de ir de Robin Hood por la empresa, mas que no convenirte ni favorecerte, quizás hasta puedas llegar a ser una persona en muchos casos molesta para “…ese proyecto empresarial tan bien planificado y de tantos buenos fundamentos..”, según te recuerdan alguna que otra vez. Pero todo este razonamiento de llegar al objetivo cogiendo atajos nunca ha funcionado, no funciona ni funcionará nunca en ningún aspecto de la vida, incluso en el empresarial, pero esto al parecer solo lo dices tu.
b) Otros personajes,
los asesores, la mayoría de ellos,
prefieren sobrevivir y dar buenas noticas y consejos fáciles al gerente o propietario de la empresa, en vez de dar las correctos y legales consejos, aunque sean los realmente difíciles de afrontar, todo ello aun a sabiendas del riesgo que incurre su cliente. En definitiva, estos tampoco contribuyen a que tu trabajo se pueda ir perfeccionando día tras día.
Mejor, por lo tanto, es empezar a plantearte cambiar de ese trabajo, huir de esa crisis cuanto antes, en busca de esa gran empresa que te han enseñado en los ejemplos prácticos de la carrera, modélica y que cumple con todos los principios, y hace las cosas solamente como hay que hacerlas, sin más y caiga quien caiga y cueste lo que cueste.
Nueva empresa, nuevo proyecto, nuevas ilusiones, también nuevas preguntas, nuevas dudas, nuevos razonamientos y al final mismas conclusiones,
la crisis resulta ser la misma, vestida de múltiples formas y a distinta escala, pero empiezas a darte cuenta que
el verdadero culpable de esa crisis, o mejor dicho, el único que puede hacer algo por evitar la crisis, eres tu mismo, en la medida en que aun no te hayas adaptado, aun no te hayas conformado, o no te hayas adoctrinado a esa forma de ver el mundo, o de actuar personalmente en ese mundo que ya te pertenece y que te acabas de dar cuenta que no existe otro posible.
Un mundo que se caracteriza por la irresponsabilidad de sus miembros y la falta de deseo y de intento de perfeccionamiento interior. Ese horizonte puede que aun te quede a años mil, pero nunca has de tirar la toalla para tratar de buscarlo, o al menos, de poner tu rumbo, pero,
ante todo, no debes, como todo el mundo hace, y aunque esté de moda, de apuntarte con los malos aunque sean mayoría, aunque sean estos los que vayan más rápidos, o al menos así se lo crean.
Sí, siempre sé tú mismo, esto queda muy bien decírtelo, pero no renuncies nunca a ir formándote y perfeccionando.
No renuncies nunca a unos principios que sean inamovibles, perfectos y basados en el esfuerzo, la humildad, la transparencia y sobre todo en la congruencia y respeto contigo mismo y con los demás, aunque en los demás no encuentres correspondencia.
Realmente
la crisis, esta crisis, y voy concluyendo, está justificada por una verdadera crisis de valores y virtudes en las personas, y a esos valores que siempre y en todo momento han provocado que muchas civilizaciones y pueblos hayan podido progresar, debemos acercarnos todo lo que nuestras fuerzas y situaciones de cada momento no lo permitan.
Estos valores aunque te puedan resultar pedantes o anticuados, no deben de resultarte así a ti a partir de hoy, si quieres que la crisis no te supere, o no te domine.
Estos son alguno de los valores de los que hablo, te los recuerdo, por si se te habían olvidado,
abnegación, ahorro, autodisciplina, bien común, caridad, coherencia, conciencia ciudadana y familiar, disciplina, educación, familia, fidelidad, generosidad, honestidad, honradez, justicia, prudencia, respeto, responsabilidad, sinceridad, solidaridad, templanza, tolerancia, trabajo, y sobre todo y a pesar de todo voluntad.
Te confieso que en mi caso personal es el propio Creador quien me ayuda a acercarme a estos valores, aunque al día siguiente me aleje de ellos, y aunque seguramente me encuentre muchísimo mas lejos de ellos que tu, que estás leyendo este articulo, pero
sea como fuere, no te alejes de estos principios que seguro te alejaran de la crisis, se llame como se llame y tenga la dimensión que tenga en tu camino.
Una de las peores consecuencias de esta crisis financiera o mundial que estoy apreciando en vivo y en directo en el ejercicio de mi trabajo como responsable financiero, es la
total pérdida de confianza y las ganas de tirar la toalla, del cada vez menor número de pequeños empresarios y autónomos que aún quedan vivos en este país. La mayor parte de ellos, están esperando que finalice todo esta pesadilla para vender lo poco que les quede, y nunca más comenzar otro proyecto, ni invertir ni arriesgarse nunca más y en definitiva jamás volver a crear riqueza, y todo ello porque han sido ellos los primeros desengañados, desconfiados, fracasados, dolidos, se sienten mentidos e ignorados por todos los factores de este mundo, mundo o sistema en el que han confiado y volcado todas sus ilusiones y en el que se han dejado llevar hasta sus últimas consecuencias. Y todo, por encontrase ya esta sociedad tan lejos de esos valores antes mencionados.
Tu puedes ser un grano de arena disonante de tu alrededor, y no apuntarte a la crisis que todo lo inunda, y sólo será entonces, cuando la crisis empiece a perder batallas en ti mismo.
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