La idea no estaría del todo mal si no fuera que la empresa privada no existe con fines sociales. Y que tradicionalmente, la preocupación por mejorar el nivel de vida de la población es función propia del Estado. La empresa privada se estructura para ganar dinero. Y ese dinero no tiene el signo del altruismo.
Hay mejoras en las calles, sí. Pero esas mejoras tienen como propósito facilitar las ganancias. También hay mejores caminos, tréboles, supercarreteras y peajes. Pero para que por esos caminos transiten los camiones que transportan la mercadería que les dará mayores ganancias y no para ponerla al alcance del pueblo a precios razonables. Si un camino no sirve a esos propósitos, ahí se queda con sus huecos, sus baches, su polvareda en el verano y su barro en el invierno. Se intensifican las exportaciones pero los grandes en este negocio son capitales privados nacionales y extranjeros a quienes los gobiernos concertacionistas les dan el máximo de facilidades. Con razón el presidente Ricardo Lagos terminó su mandato con un porcentaje de aprobación superior al 70 por ciento. Y la Bachelet, con el 80. Si no fueran tan capitalistas estos socialistas, el nivel de aprobación, que en todas partes lo determinan los medios de comunicación de masas, no habría llegado ni a la mitad.
Y a propósito de medios de comunicación de masas, le auguro a este nuevo gobierno el mayor de los éxitos porque tendrá a su lado toda la prensa chilena. Lo dijo Frei durante la campaña: Piñera tendrá en su mano el poder político, el poder económico y el poder mediático. Las críticas habrá que buscarlas afuera, en la Internet pero adentro, con una empresa como El Mercurio que tiene copado todo el territorio nacional con periódicos que siguen estrictamente las directrices que parten de la casa central en Santiago y con canales de televisión afines que cubren hasta el rincón más apartado del territorio no habrá oposición. Lo bueno se magnificará y lo malo se minimizará; o, al pueblo se le dirá que lo malo es bueno y que no importa que sean flacos porque es mejor que ser gordos pues la gordura afecta la salud. Y todos felices. Bueno, oposición interna sí la habrá:
The Clinic. Y pare de contar. Decía que se construyen impresionantes “moles” (españolización de la palabra
mall) no para dar mayor realce a la ciudad, que se lo dan, sino para facilitar el comercio y hacer más tentadora la oferta de los productos que venden. Y la gente pobre de las barriadas pobres acude corriendo a disfrutar de la belleza de los “moles” sintiéndose codueños de algo que jamás les pertenecerá.
Hace cuarenta años, la gente en Chile compraba al contado muchas de las cosas que necesitaba. Eso se dio fuertemente en el gobierno de la Unidad Popular pese al boicot económico de productores, transportistas y comerciantes. Y cuando alguien quería hacer uso del crédito llegaba a la tienda con un simple papelito conocido como “vale” (vale por una camisa, vale por un par de zapatos, vale por un abrigo, vale por una cocina económica). Lo atendían con respeto y se llevaba lo que necesitaba casi a precio de contado. Pero llegó la empresa privada y la modernidad y de un paraguazo consiguió desterrar el modesto “valecito” reemplazándolo con la imponente y atractiva tarjeta de crédito. Con esta, el consumidor, de la clase social que sea, se siente grande y poderoso aunque la verdad es que ha sido atrapado para pagar cuentas con altísimos intereses por el resto de sus días.
Chile tiene ahora un gerente: Sebastián Piñera. Y eso no lo digo yo. Lo dice la calidad de sus ministros o subgerentes, muchos de los cuales no solo ostentan rancios apellidos sino que figuran entre los más ricos de Chile. (Entre paréntesis: Chile es quizás el país en Latinoamérica con el más alto índice de clasismo.) Y los pobres que eligieron al empresario mayor, se sienten felices. Y esperanzados de que ahora sí que la empresa privada va a olvidarse de hacer dinero para beneficio de sus accionistas y dedicará todos sus esfuerzos a mejorar el nivel de vida de los postergados socialmente. Con Piñera, los nuevos y viejos hospitales van a acoger incluso a los que no tienen con qué pagar. Con Piñera, la educación universitaria va a dejar de ser elitista y tanta universidad privada que ha proliferado como un negocio floreciente y multimillonario va a ajustar los pagos por enseñanza a niveles que todos puedan acceder a ella. Con Piñera, el Colo Colo va a ser campeón en los siguientes cuatro años y la previsión social va a volver a manos del Estado lo mismo que la Educación Pública. Con Piñera habrá un millón de nuevos empleos (aunque ya se están poniendo ciertas condiciones a la promesa de campaña). Con Piñera iba a haber un gobierno de unidad nacional lo cual, este martes 9 quedó demostrado que cero unidad. Los que, a la sombra del efecto Mateo se hacen cada vez más ricos en tanto que los pobres son cada vez más pobres, tendrán que buscar otros horizontes para seguir haciendo de la educación el negocio en que la han convertido.
Yo, en lo personal, daría mi apoyo a la idea de transformar a Chile de una república en una sociedad anónima si eso significara mandar a todos los políticos para su casa para que se vayan a buscar trabajo y ganarse el pan como el resto de los mortales, incluyendo a aquellos que los eligieron con sus votos. Pero claro, hacer eso en una democracia como la que se ha entronizado en nuestro mundo occidental sería un atentado a la libertad. De modo que habrá que seguir soportando a los Escalona, a los Ominami, a los Auth, a los Longueira, a los Larraín, a los Schaullson, a los Flores, a las Pérez. Y a un Fulvio Rossi, que con su pinta de galán de telenovela acaba de saltar a los primeros planos al ser elegido presidente del Partido Socialista y quien, si sabe sacarle partido a su estampa, puede ser el próximo candidato de la izquierda (?) a la Presidencia de Chile pese a que en una reciente entrevista que le hizo Televisión Nacional se proyectó como un encantado admirador del nuevo gobierno, pensando quizás en lo que pueda conseguir de él o tirando las primeras líneas para dentro de cuatro años. Es posible que se esté empezando a proyectar el nuevo Marco Enriquez-Ominami (conocido también como el Cura de Catapilco 2).
Se ha dicho que muchos de los ministros o sub-gerentes de Piñera tienen intereses millonarios en numerosas empresas tanto dentro como fuera de Chile. Y para mostrar su amor a la patria, han venido diciendo que se desharán de sus acciones para servir mejor al país. Esto, por supuesto, no significa que dejarán de tener control sobre sus fortunas sino que serán otros, fideicomisarios, quienes las administrarán. Es lo que se ha dado en llamar fideicomiso ciego. O
cuchufleta party.
Leyendo algunos de los nombres de los nuevos ministros: Hinzpeter, Fontaine, Larraín, Lavin Infante, Bulnes, Matte, Morandé recordamos algunos de los que fueron ministros del presidente Allende: Zorrilla, Astorga, Cruz, Barraza, Oyarce, Jiménez, Cortés, Suárez. En aquel tiempo, la derecha transformó aquellos nombres en motivo de risa. Y tan bien les fue que al poco tiempo todos en Chile se estaban riendo, incluyendo a los habitantes de las poblaciones más pobres (que siguen siendo tan pobres como lo eran entonces) y cuyos apellidos son tan proletarios como aquéllos.
Será interesante observar cómo conduce el Estado un presidente y sus colaboradores que siempre han creído que los medios de producción y de servicio deben ser manejados por la empresa privada. Y que mientras más pequeño sea el Estado, mejor andará el país. El gobierno militar adquirió cierta fama fuera de Chile por parecer un gobierno solvente y que supo hacer bien las cosas, especialmente las económicas. Sin embargo, pocos se detienen a pensar que lo que le dio esa fama fue que se desentendió de las áreas más importantes de producción y atención social entregándoselas a la empresa privada que sin tardanza las convirtió en un negocio multimillonario. ¡Así, cualquiera!
Para poner término a este artículo, copio lo siguiente de un correo que acabo de recibir: “Desde hace más de una década, nos hemos movilizado para recuperar nuestros territorios ancestrales. Mediante la institucionalidad
wigka de devolución se nos entregaron solo 500 hectáreas. Dicho predio conquistado lo tenemos cultivado y es pradera para nuestros animales, donde viven además muchas de nuestras familias. Tenemos colindante a nuestras tierras al latifundista (omito el nombre) quien luego de celebrar pomposamente el triunfo electoral del multimillonario Piñera ha arremetido contra nuestra gente, negando el uso del agua que también nos pertenece, procediendo a cortar los cursos de agua que ingresan a nuestras tierras y amenazando con dispararnos si nos acercamos. Nos ha dicho textualmente las cosas van a cambiar, indios de… se acabó este desorden y tienen que volver a los montes de donde vienen, además de otros calificativos irreproducibles a la luz de las conquistas de derechos de los pueblos indígenas del mundo. Junto con denunciar estas amenazas hoy nos hemos vuelto a movilizar procediendo al cierre y bloqueo de cada una de las entradas al fundo de este terrateniente a fin de que nos restituya el acceso al agua y se hagan presentes las autoridades del Gobierno que solo amparan los privilegios de los poderosos. Finalmente anunciamos nuestra firme disposición a retomar las movilizaciones generales como pueblo mapuche, ello debido a reiterados incumplimientos y falta de seriedad desde el Gobierno para avanzar en nuestras demandas pendientes…» Firma, Javier Melimán, Werken Mawizache-Tripilwe, Freire, Territorio Wenteche.
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