Hoy, como en tiempos bíblicos, la codicia y el saqueo carcomen el corazón del hombre.
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Si alguien de piel extraña se pasea por los parques, cubierto de inauditos atavíos, no lo lastiméis con el desprecio ni tampoco aceleréis vuestro rechazo.
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Reposa sobre el cuerpo amado y luego sé auriga por sus frutales. Entonces el aroma del alba no naufragará ni tendrás mal sueño.
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Ha muerto el teólogo Enrique Miret Magdalena. Lo último que dejó escrito es un artículo titulado
Porque Dios es poesía en la cual se cree. Allí, entre otras cosas, dice: "La religión en la que creo no es cosa de tristes gruñones, sino apertura y ayuda mutua". Sirva esta cita como recuerdo de su tránsito.
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Fórmula del sobreviviente: Huir del tóxico de la falsedad aunque lo muerdan quienes presumen de clemencia.
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La respuesta de la fe es el Amor.
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El horizonte político de una nación democrática se fundamenta en inequívocas prácticas de tolerancia hacia opiniones contrarias a lo que uno pudiera pensar, pero que reflejan pareceres de quienes hacen uso de sus derechos naturales y constitucionales para no estar a contraluz de lo que juzgan evidente. Respeto y libertad dentro de un andamiaje cívico común, que en el ámbito político alcanza su mayor dimensión: los ideales pueden ser contrapuestos, pero unos y otros deben considerarlos y tratar de obtener consensos u oportunas rectificaciones.
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La vida del poeta es a todo o nada, contrastando las infamias, los venenos o los pliegues retóricos que derraman las elites.
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Contén tu lengua, pues deprisa se expresan las murmuraciones.
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¡Abyecta farsa la de quien predica inmensa tolerancia y en su entorno se desvela enajenado, atacando con vidriado ensañamiento a todo aquel cuya palabra jubilosa sirve para derribar murallas! Y aunque te repugne su proceder, tolérale y siente pena por él.
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También es tormento la codicia para quien acapara riqueza tras riqueza.
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¿Somos o queremos ser auténticos? El hombre expresa buenos deseos por su boca, entonando cánticos sagrados, aunque se diga no creyente. Y ansía quietudes y armonías, baladas donde enredar su vida hasta tenerla llena de sosiego, en firme paz conseguida. Así la voluntad pide al alma que aspire a una existencia ajustada a fondos de prudencia, dotada de necesaria calma. Serenidad en el cauce de la vida es búsqueda planteada desde muy atrás.
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La poesía, gracias a Dios, no es una mercancía para uso (o abuso) de las masas que prefieren el frenético vivir desdeñando todo aquello que estiman inútil o falto de valor. Por eso, honestamente, mi poesía está destinada para cuatro o cuarenta personas que a ella se aproximen con la intención de leerla o escucharla. La poesía es revelación de una realidad que humea próxima o distante: el poeta sierra imágenes y las deja totalmente libres para que atraviesen los ojos, los oídos y la imaginación de esos escasos cómplices que emergen por este u otros lugares del mundo. La poesía repara la existencia
, gracias a Dios.
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Si queda algo de ternura en estos tiempos, marcados por la espada insolidaria, invertid en ella a toda costa y pintad sus letras a la entrada de vuestra casa.
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¿Todos los creyentes formamos parte de la familia de Jesús, somos hermanos suyos? Si así es, como afirma la Escritura, ¿qué sentir por el hermano que no me trata como tal?
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